La noche del viernes pasado, 10 de marzo, fue nefasta para el Málaga CF. A eso de las 23:30 horas el club comunicaba a los medios de comunicación dos bajas de última hora que se cayeron casi en las puertas del avión a Las Palmas. Escassi sufría un proceso vírico y N'Diaye, se supo después, un síncope por el que fue ingresado de urgencias en un hospital de Marbella. Lo del senegalés sumió en la preocupación a todos sus compañeros que viajaron con el susto en el cuerpo. Pero a nivel deportivo, estas dos bajas se sumaban a las de Genaro y Luis Muñoz obligaban a Pellicer a rizar el rizo. Pero el de Nules tiró de lo que tenía. Y lo que tenía era Ramón. Para bien y para mal.
Y el de Órgiva respondió con un recital en el centro del campo mientras que le duró la gasolina, moviendo a Las Palmas de un lado a otro durante muchos minutos en su propio campo. No importó que sólo fuera su cuarta titularidad en este curso, la segunda fue en la jornada 11 contra el Lugo.
Ya había avisado Pellicer en la previa, sin conocer todavía las bajas de última hora, que había tenido en mente al '6' para darle alguna titularidad antes, pero no se dieron las circunstancias. Por desgracia, se dieron el sábado y Ramón respondió.
El canterano no termina de consolidarse como el timón del Málaga tal y como prometía cuando Pellicer le dio galones en la temporada 2020-2021. El castellonense es su padre futbolístico y posiblemente quien mejor lo conozca. En la temporada de las 18 fichas, obligado a mirar a la cantera, vio en Ramón a un pilar para la primera plantilla.
Desde esa primera temporada, en la que ya empezó a dar muestras de su irregularidad, con el físico como su principal problema, Ramón ha ido al tran tran entre lesión y lesión, y sus apariciones cada vez han sido más esporádicas.
En ese primer curso a las órdenes de Pellicer el granadino firmó 28 partidos con 21 titularidades con dos goles, uno de ellos inolvidable en Castellón. Al alcance de pocos.
La temporada pasada perdió la continuidad. Aunque parecía un nuevo Ramón a nivel físico, con más trabajo de gimnasio, jugó 26 partidos, 13 como titular. En la transición entre José Alberto y Natxo González fue cuando más continuidad tuvo, jugando seis partidos desde el inicio, casi todos ellos completos. Después con Guede tuvo otro amago de consolidación, pero no logró imponerse en el once cuando más se jugaba el equipo.
Los números son peores este curso. Con el partido de Las Palmas, solo ha participado en 14 encuentros, 4 de ellos como titular. Jugadores como Lago Junior y Delmás, llegados en el mercado de invierno, lo superan en minutos.
Cuando el Málaga CF necesita un milagro para mantener la categoría, ha aparecido Ramón. Será cuestión de cómo le gestione los minutos Pellicer para meterlo en la dinámica del equipo en las once jornadas que restan hasta el final de temporada. Puede ser tarde, o puede ser el timón que desvíe al Titanic del iceberg para llevarlo a tierra firme.