La luz llegó a Málaga dos días antes del Domingo de Resurrección con la victoria del Málaga CF en Villarreal contra el filial del conjunto amarillo por 0-2 que alimentó las esperanzas del malaguismo de cara a la lucha por el milagro de la permanencia. Pero a medida que ha ido avanzando la jornada, la media sonrisa y el optimismo se ha ido borrando de la afición blanquiazul, que ha ido viendo cómo todos los rivales directos del equipo de Sergio Pellicer han ido sumando puntos que mantienen el objetivo igual de lejos pero con una jornada menos de por medio.
Tras la euforia del triunfo y las buenas sensaciones mostradas en el estadio de La Cerámica, no ha llegado ni una buena noticia para el Málaga CF. Los resultados han ido cayendo como piedras en la tumba que se ha ido cavando el conjunto blanquiazul a lo largo de todo el curso y que está todavía por cerrar, lo que acabará ocurriendo salvo conjunción de todos los astros.
El sábado, en orden cronológico fueron ganando todos los equipos inmersos en la zona baja de la clasificación. Primero el Zaragoza al Granada, un claro aspirante al ascenso directo a Primera División. El siguiente revés, por orden cronológico, llegó en Ibiza, donde el Sporting de Gijón se impuso a los locales, también metidos en el descenso pero más desahuciados todavía que el Málaga. Los asturianos eran los que mantenían la brecha. El mayor jarro de agua fría llegó desde Santander, donde el Racing le ganó a un Albacete que pelea por el playoff por un contundente 4-1.
El Domingo de Resurrección no lo fue para el Málaga, que vio cómo sus rivales no fallaban. Aunque sí llegó una buena noticia desde Cartagena, donde los locales ganaron en Cartagonova y metían al Mirandés en la pomada, con una visita a La Rosaleda pendiente y al que se le ganó en Anduva.
En barrena estaba cayendo el Leganés, al que se le había ganado el goalaverage tras la victoria de hace dos jornadas en Martiricos por 2-0. Pero en el último partido contra la Ponferradina en El Toralín un tanto de Sergio González en el 92 le daba los tres puntos para auparlo hasta los 43 puntos y poner fin a una mala racha de los pepineros, que acumulaban cinco derrotas consecutivas. Cierto es que ese resultado servía al Málaga para recortarle puntos a la Ponferradina, pero no son los leoneses los que marcan la frontera de la permanencia, ya que también están en puestos de descenso.
El mal menor era cerrar la jornada a siete puntos de la plaza que te saca del pozo, que antes de jugar su partido era del Oviedo. Pero los asturianos se plantaron nada menos que en el estadio Gran Canaria para ganarle a Las Palmas e irse también a los 43 puntos.
Conclusión, tras una buena victoria que era un chute de optimismo para la plantilla, el Málaga CF cierra la jornada a la misma distancia de permanencia, ocho puntos y el goalaverage perdido contra el Racing de Santander (33 puntos del Málaga por 41 de los cántabros), pero con tres puntos menos en juego. El Málaga tendría que recortar nueve puntos en siete jornadas para continuar la próxima temporada en el fútbol profesional.
Todo esto, un 9 de abril, justo diez años después de la noche de Dortmund, una de las más negras en la historia del Málaga CF. No es un buen día para el fútbol de la ciudad.