En un lunes postelectoral en el que los malaguistas llenaban la tienda del Málaga en busca de las últimas camisetas de la temporada que hoy ponían en descuento, y tras casi un día de silencio sepulcral en redes, el Málaga C.F ha dado señales de vida reconociendo que el sábado, cuando el conjunto blanquiazul quedó 1-1 contra el Ibiza en La Rosaleda, fue "uno de los días más aciagos de nuestra historia", en referencia a los actos vandálicos que sucedieron a posteriori y durante el encuentro.
"El doloroso desenlace de la temporada, con un descenso consumado, ha sido desgarrador para la Entidad y sus aficionados. Las muestras de desaprobación y enfado son lógicas y respetables. Cuando un sentimiento es tan puro, es natural que se manifieste la contrariedad, siempre con respeto y de forma pacífica", han explicado en un comunicado.
La entidad ha condenado las muestras de violencia, tanto verbales y como físicas y ha hecho hincapié en "su repulsa ante el acoso, amenazas y actos vandálicos acontecidos durante y tras el encuentro entre el Málaga CF y la UD Ibiza", que matizan que son iniciativas propiciadas "por un número reducido de personas que no representan en absoluto la mayoría de nuestra afición". No generalizan. De hecho, enfatizan en que las acciones no son representativas de su gran afición, que con gestos como el de esta mañana en la tienda, demuestra que no abandona el barco ni en los peores momentos.
"El Club entiende el malestar generado por los resultados deportivos, pero no consentirá que la imposición del terror mediante amenazas, algunas de ellas muy graves, sea el camino para el nuevo proyecto. La Ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte es muy clara al respecto, así como normativa específica tanto de LaLiga como de la Real Federación Española de Fútbol", han zanjado, dejando claro que "la permisividad en este tipo de escenarios es una imprudencia" y que ellos "no incurrirán" en ella.