Si algo queda del Málaga CF es su fiel afición. Pero los puentes entre el club y la hinchada, después de que la temporada terminara de la peor manera que podía hacerlo, con disturbios en las calles, están totalmente rotos. Por lo que la tarea de la entidad de Martiricos de devolver al equipo cuanto antes -se diga lo que se diga y se pida la paciencia que se pida- al fútbol profesional debe empezar por los cimientos, reconstruyendo las relaciones con los que sostienen el escudo, los aficionados del Málaga, radicales y menos radicales, todos hartos de lo que llevan viviendo las dos últimas temporadas, tal y como escenificaron en el último partido en La Rosaleda

El final del año fue el rosario de la aurora. El equipo en Primera RFEF, jugando en una Rosaleda casi vacía contra otro rival descendido al que tampoco fue capaz de ganar, aunque no sirviera de nada, y después del partido cargas policiales en los alrededores del estadio de la policía contra numerosos aficionados que fueron a la puerta por donde salen los jugadores después de estar casi una hora esperándolos en la grada, no solo en la de animación, a que salieran de nuevo al césped. Hecho que al final no se produjo. 

Después de estos hechos, el club se ha pronunciado con un comunicado condenando cualquier tipo de violencia y también Kike Pérez, director general del club, en una entrevista en Sport Direct, donde se ha mostrado tajante contra lo ocurrido tras el partido del Ibiza. 

El escenario ahora mismo es de fractura total. Y la fuerza del Málaga la temporada que viene pasa porque su principal pilar sea la afición, que vaya a La Rosaleda, que responda a la campaña de abonados de manera positiva para empujar en una categoría completamente desconocida para los blanquiazules y de la que tienen que salir cuanto antes. Hacia arriba, eso sí.

El malestar de los aficionados se palpa en las conversaciones de los malaguistas, desencantados con todo lo que ocurre en el césped o en los despachos. Ahora, la única baza que tienen para agarrarse es esperar a ver cómo empieza a actuar Loren Juarros, el nuevo director deportivo encargado de armar un equipo que pelee por lo máximo esta temporada, porque paciencia para esperar que el modelo que quiere construir basado en la cantera no va a haber. 

Desde el arranque del nuevo curso se querrán resultados que lleven a salir del pozo. No va a haber el tiempo que reclaman tanto Loren como Kike Pérez. La paciencia se le ha agotado a los malaguistas en estos dos años para olvidar.

Por lo que la labor del club es volver a tejer vínculos con la afición. Eso se hace a través de una certera campaña de abonados y acertando también en los que nombres por los que apostará el club para sigan en el nuevo proyecto. 

Kike Pérez ha anunciado que ya se trabaja en esa campaña de abonados, que desde el club se le está consultando a las peñas y a la Grada de Animación para afinar el tiro en la estrategia con los socios. 

Tampoco se puede fallar en la elección de los nombres que continúen la temporada que viene. Hay muchos jugadores señalados por la grada y serán mirados con lupa en cuanto la pelota vuelva a rodar en Martiricos. Un mal comienzo de temporada puede enrarecer pronto el ambiente. 

Lo primero que tendrá que reparar el Málaga CF para recobrar vida será su pulmón, el malaguismo.

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