Para ganar hay que saber sufrir. En este caso, más de lo que pedía el partido. Pero es lo que hizo el Málaga CF para sumar la quinta victoria consecutiva tras ganarle al San Fernando CD Isleño con un tanto de Kevin en la primera mitad, alcanzar los quince puntos y ponerse segundo en la clasificación mientras se tachan fechas del calendario.
El Málaga tuvo varios momentos para cerrar un partido en el que, en ocasiones, le faltó algo de claridad, pero en el que se encontró con un rival que ofrece mejores prestaciones de las que dice la clasificación, y que supo leer el momento en el que hacer sufrir a los blanquiazules. En los últimos instantes pusieron a la grada a comerse las uñas.
Pero se trata de sumar de tres en tres, más en La Rosaleda, que ha asumido su rol de número doce y que acogió a más de veintiún mil personas en sus asientos. Y eso es lo que hizo el Málaga, meter en el zurrón tres puntos más con una forma de conseguirlo que puede servir para las siguientes fechas.
En su línea, Sergio Pellicer volvió a meter novedades en el once malaguista. Entraron Einar Galilea por Juande y Larrubia por Dani Lorenzo, lo opuesto a lo que hizo en Linares en este último caso. Con esto, ganaba desborde ante una defensa cerrada y poderío en las jugadas de estrategia, tanto en ataque como en defensa.
En los prolegómenos sonaba uno de los cánticos más fieles de La Rosaleda. "¡Cómo no te voy a querer, si te he visto yo jugar en Segunda B!". Y la gente se ponía en pie. Después, una orquesta guiada desde la megafonía generaba un ambiente de fiesta en las gradas, que se llenaron nada menos que de 21.622 malaguistas, aproximadamente con un centenar de aficionados del San Fernando.
En la primera parte el Málaga dominó pero sin ordenar mucho las ideas. Se acercaba, pero había imprecisiones. El San Fernando logró templar el empuje blanquiazul durante algunos minutos. Pero los de Pellicer eran superiores a un equipo con mejores prestaciones de lo que dicen sus números.
La primera ocasión le pasó por delante a Dioni a los pocos minutos. La había puesto Gabilondo. Tras un arranque eléctrico del Málaga, el San Fernando templó la pelota, cogió su sitio en el campo y bajó las revoluciones del partido.
En el borde del área, al Málaga se le abre el abanico de opciones y a veces es indescifrable. Eso complica mucho la tarea del rival. Y siempre que se asomaba al balcón había sensación de peligro. Pero no se concretaba el último pase.
La primera clara llegó pasado el cuarto de hora. Roberto lo tenía todo a favor para seguir con la racha después de un fallo grave del San Fernando en la salida de la pelota. Robó Sangalli y el cordobés se quedó solo delante de Fuoli. Podría haberse metido hasta la cocina pero disparó rápido desde el borde del área. Se le fue arriba.
Lo que vino después fue una acción por las que Genaro vive al filo del alambre y la afición duda de él. Se complicó la vida de manera innecesaria y Aquino le robó la cartera para poner en pista a Ángel Sánchez. Galilea se tiró al suelo para con la punta de la bota evitar la tragedia. Había dado un paso adelante el San Fernando.
Fue entonces cuando entre Sangalli, Gabilondo, Larrubia la pelota parecía un ratón. En uno de esos pases el balón le llegó al lateral, que decidió cortar por lo sano, cambio de banda con la pelota volando en línea recta hasta el otro extremo. La paró Víctor García, amagó el centro que se comió de una forma impropia Aquino. Se metió en el área el '14', se sacó un disparo seco que repelió Fuoli. En el aire la cazó Kevin y la mandó a la cazuela. Cuando no está bien, al Málaga también le cae la tostada con la mantequilla hacia arriba. Era el minuto 37.
El gol atemorizó al San Fernando que no sabía cómo salir. El segundo estuvo en una falta casi desde la línea de banda que botó Kevin. La estrelló en el palo largo cuando la comba que iba haciendo la pelota la llevaba camino de la red.
Con el Málaga incansable en la presión, se llegaba al descanso. En los teléfonos móviles de los adolescentes mientras todavía rodaba la pelota se veía la Kings League. Son otros tiempos.
Cuando algunos de los más de 21.622 espectadores se estaban acomodando todavía en sus asientos mientras escuchaban el agradecimiento por megafonía, un fallo de los que te condenan ponía en pista a Aquino para encarar solo a Herrero. Pero cuando armó el fusil otra vez llegó Galilea. Era el empate cantado.
Pasado el susto, el Málaga tomó la iniciativa y tras una buena apertura de Genaro a Víctor García, Luis Ruiz le quitó con el flequillo la pelota a Dioni, que estaba para empujarla. Pero ahí se lesionó Víctor, que se tiró al césped y se tuvo que retirar. Entró Dani Sánchez por él. Que tuvo dos ocasiones de oro nada más entrar. Uno la salvó Fuoli y otra un defensa que se tiró a la desesperada. Estaba desarmado el San Fernando en los primeros minutos.
Del que no era el día era de Roberto. Entre él y Larrubia pelearon una pelota en mitad del campo pegada a la cal que el malagueño se llevó cosida al pie. Se la puso a Roberto para meterla, que chutó al muñeco. Sólo estaba el Málaga en el campo. Aunque enfrente estaba Aquino, que desafió a Nelson Monte y casi mete el empate. No había que fiarse del San Fernando.
Antes del 70' Pellicer movió fichas metiendo a Manu Molina y Dani Lorenzo por Dioni y Larrubia. Más fiabilidad y menos magia. Entonces llegaron algunos momentos de zozobra del Málaga. Una falta de entendimiento entre Einar y Herrero llevó el "¡uy!" de espanto a las gradas. El San Fernando vio que era su momento y lo entendió bien. Aculó al Málaga, que sufría y la grada se ponía nerviosa. Los cambios eran para tener más pelota, pero se perdió.
La única forma que había de espabilar era con trabajo. El que hizo Roberto para fabricarse otra ocasión clarísima de gol. Peleó, robó y se plantó de nuevo delante de Fuoli. Esta vez con la zurda también chutó al muñeco. Volvió a irse ovacionado. No es para menos.
Juanpe y Loren le dieron oxígeno a Roberto y Sangalli, y fueron testigos del divorcio de la grada con Bestard Servera, que enfadó mucho al público con varias decisiones consecutivas. Una de ellas, una posible falta a Loren cuando encaraba solo la portería. Pero en la grada cundía el pánico. El San Fernando maduraba la pelota y el Málaga se aculaba. Los gaditanos la tuvieron. Tuvo que tirar Alfonso Herrero del truco del lesionado para parar el partido ya en el descuento. Estaba ahogado el conjunto de Martiricos. El oxígeno llegaba desde la grada con el himno. Pero otra vez la tuvo el San Fernando. No sabía el Málaga por dónde meterle mano. Tras un intento de matar el partido en el córner, el San Fernando murió con Fuoli en el área del Málaga. Las dudas las despejó Juanpe de un patadón que hizo volar la pelota. Durante el vuelo llegó el final y los tres puntos se quedaron en La Rosaleda. La quinta llegó con mucho sufrimiento. El Málaga es segundo con un partido más que el Ibiza. Mientras, "¡Málaga, te quiero, te vengo a ver!".