El Málaga CF se viene con la mochila vacía de Melilla con todas las de la ley. Incapaz de crearle peligro a un equipo que lleva en posiciones de descenso todo el curso pierdo por 1-0 una jugada a balón parado defendida de manera horrible. Se distancia todavía más del ascenso directo (aunque Castellón e Ibiza empataron) y deja una imagen muy mala en un campo que no invitaba a jugar al fútbol. Pero al otro fútbol tampoco lo supo hacer y demuestra que en 2024 no sabe enfrentarse a ninguna adversidad.
Siddiki fue el autor del gol local cuando entró como Pedro por su casa en el segundo palo pasado el minuto 70 después de que el Melilla ya hubiera perdonado un par de ocasiones claras en la segunda mitad, donde se echó hacia adelante y superó al Málaga en todo. Los blanquiazules controlaron sin profundidad ni mordiente los primeros cuarenta y cinco minutos. Pero dimitieron tras el descanso. Pellicer no fue capaz de revertir la situación del partido con los cambios ofensivos y el Málaga se viene con muchas dudas.
Sergio Pellicer provocó una mini revolución en el once con varios cambios. Dos novedades en la defensa y dos en ataque. Delante de Alfonso Herrero estuvieron Gabilondo, Nelson, Juande y Víctor García. Los dos últimos volvían a la titularidad. Genaro y Manu Molina formaron el doble pivote con Ferreiro, Dani Lorenzo y Dani Sánchez por delante. Roberto como ‘9’. En el banquillo esperaban hombres como Dioni, Kevin o Larrubia. Había artillería esperando su momento.
Como era previsible, el Málaga llevó el peso del juego, sin fluidez condicionado por las malas condiciones del Álvarez claro. El barro del fútbol de bronce era esto.
A los diez minutos Roberto se llevó el balón a trompicones y cayó dentro del área. Se lo llevaban los demonios pidiendo penalti.
No llegaban los laterales, hacían falta dos o tres toques para mover el balón de un jugador a otro. Era un partido para aprovechar lo poco que se tuviera, y casi lo hace Juande cuando se quedó de palomero tras un balón parado. En la segunda jugada remató de primeras con la zurda y Montoya la mandó a córner. Era casi la media hora y el Málaga controlaba sin colmillo.
Sin más historia y sin noticias del Melilla para Alfonso Herrero llegó al descanso y habría que inventar algo para hincarle el diente al Melilla en la segunda mitad.
Giro de guion en la segunda mitad
Se estiró algo más el Melilla en la segunda parte. La película iba a ser completamente distinta. Pisó más el área del Málaga, con mucha más faena en defensa que en los primeros 45 minutos. De hecho, en los primeros compases se le hizo de noche a José Enrique solo delante de Alfonso Herrero.
Sergio Pellicer buscó más profundidad con la entrada de Larrubia, Kevin y Dioni en el 60’. Retiró a Víctor García, Dani Lorenzo y Ferreiro. Era una mañana complicada para conducir la pelota, pero el partido necesitaba algo distinto. La sensación de peligros, sólo la sensación, llegaba con los balones parados que ponía Manu Molina.
Una aventura de Kevin entre topos y piernas acabó con Genaro disparando muy alto desde el borde del área. El Málaga estaba dejando poco que echarse a la boca. Pero en las mañanas de los detalles fue el Melilla el que se adelantó en el marcador. Siddiki entró sólo como la una en el segundo palo en una falta lateral en el 72’. La posición era dudosa, pero el gol subió al marcador y fue una daga como una catedral para los blanquiazules.
Era otro Melilla al de los primeros 45 minutos. El choque había pasado a jugarse en el campo del Málaga, incapaz de pasar del centro del campo. El empuje local cambió todo el guion del partido. Los cambios solo tuvieron un efecto negativo en el conjunto de Martiricos. Roberto era una isla y un espectador arriba. Entró Avilés por Genaro. Más tarde Juan Hernández por Gabilondo. Agitó el árbol sin orden Pellicer por si cambiaba la historia.
El Melilla supo jugar los últimos minutos. El Málaga entró al trapo y no se jugaba nada. Dioni protestaba todo y el partido se paraba cada dos por tres, con el Málaga muy lejos del área y de generar algo. Fueron pasando los minutos, hasta los siete de descuento, sin ningún arrebato de un equipo que aspira al ascenso y que dimitió del partido en el descanso frente a un rival que lleva en descenso toda la temporada, aunque ha renovado a media plantilla en el mercado de invierno y la dinámica del Melilla ahora sea positiva. Pero no logró hacerle ni cosquillas. En 2024, el Málaga no ha sabido afrontar ninguna dificultad. Sólo se ha impuesto en dos tardes (una de ellas mañana) plácidas, sin oposición del rival. Un Málaga decepcionante.