El autobús del Málaga CF ha vuelto a llegar en volandas aupado por su afición al estadio de La Rosaleda antes de la ida de la final del playoff de ascenso contra el Nàstic de Tarragona, pero esta vez el decorado fue bien distinto por el amplio dispositivo de seguridad desplegado por la Policía Nacional que sólo ha permitido a los malaguistas colocarse en un lateral de la Avenida de La Palmilla.
Como estaba previsto, desde las 18:15 horas no cabía un alfiler en la recta de Tribuna a la espera de la llegada de la plantilla del Málaga, que esta vez no fue absorbida por la masa blanquiazul.
En esta ocasión había efectivos de la sección de Caballería de la Policía Nacional velando por el perímetro que se había dispuesto para la llegada del autobús. Por tanto, con el camino despejado, la duración ha sido mucho menor que el pasado sábado, cuando al autobús le costó varios minutos llegar a la puerta de entrada al estadio.
Bengalas, botes de humo, bufandas al viento, todo el repertorio de la Grada de Animación y miles de malaguistas esperando a los suyos ha vuelto a ser la escena vivida en los aledaños de La Rosaleda, aunque con algunos matices. La pasión, la misma.
Durante la espera, se han cantado los dos primeros goles de la Selección Española, que a la misma hora debutaba en Berlín contra Croacia en su primer partido de la Eurocopa 2024. El tercero llegó cuando el autobús de los blanquiazules recorría la avenida de La Palmilla.
En esta ocasión, ha habido un par de malaguistas que no se han querido perder el recibimiento desde fuera. Haitam y Moussa, ambos lesionados y fuera de la convocatoria, estaban viendo la llegada de sus compañeros desde el interior del estadio, en el balcón de la zona de Tribuna que da a la zona por donde llegaba el equipo. El director general del club, Kike Pérez, como hace siete días, tampoco se lo ha querido perder.