Del corazón de la ciudad, al aeropuerto Internacional Pablo Ruiz Picasso de Málaga se trasladó la fiesta del malaguismo, que vivió su eclosión pasadas las cinco de la mañana cuando aterrizó el avión que llevó a la plantilla del Málaga CF desde Tarragona a la capital de la Costa del Sol tras conseguir una ascenso inexlplicable, con un empate a dos goles conquistado al final de la prórroga gracias a un gol de Antoñito Cordero, héroe blanquiazul ya para los restos.
La afición blanquiazul derramó su pasión por cualquier rincón del aeropuerto más de dos horas antes de la llegada del chárter del malaguismo, poniendo en sus gargantas todo el repertorio de canciones con los que los malaguistas animan a su equipo cada domingo.
La locura se extendió tanto dentro de la terminal de llegadas del aeropuerto como en las puertas, y al autobús blanquiazul le costó un rato abandonar el aeródromo malagueó. Fueron miles y miles de aficionados los que no quisieron perderse la bienvenida al nuevo equipo de Segunda División.