Algo más de una hora antes del Córdoba vs. Málaga CF, en los alrededores del Nuevo Arcángel unos cuantos niños con camisetas de ambos equipos jugaban al fútbol con una botella en un césped. Una niña de tres años, con el 6 y el nombre de Elena en la espalda de su camiseta del Córdoba caía y un niño rubio como el sol, dos añitos, le daba la mano para ayudarla a levantarse. Ese ambiente se vivió durante toda la tarde en Córdoba, fraternidad y hermanamiento, no sólo entre niños. A la hora de la verdad, el Málaga CF fue un holograma sobre el césped del estadio cordobesista. Superado de cabo a rabo, en otro capítulo en el que Iván Ania se lleva al huerto a Pellicer sin que el de Nules fuese capaz de dar con la tecla en noventa minutos. Salvó un punto (0-0) porque el deporte profesional se alimenta de dinámicas y al Córdoba ahora mismo la fortuna le está dando la espalda. Hizo méritos para quedarse los tres puntos, pero sólo se quedó uno.
La presión en todo el campo del Córdoba y una forma muy clara de atacar, entrando con triangulaciones rápidas por las bandas y sabiendo salir de la mala, malísima presión de los blanquiazules, no fue suficiente para doblarle el puño a un Málaga que no tiró a puerta, que de momento sigue sumando, no pierde en su regreso a Segunda y ya cuenta seis puntos menos para los 50.
No sorprendió Pellicer y sacó el once previsto, prácticamente con lo que tenía, dando continuidad a Puga en el lateral derecho y a Dioni en ataque. Sentó a Sangalli con respecto al partido del Albacete para meter en la medular a Luismi -muy mal partido el suyo, sobre todo con balón- junto a Manu Molina, una pareja que está llamada a acumular muchos minutos a lo largo de la temporada si la salud se lo permite. Yanis redebutaba con el Málaga, situado en la izquierda.
Con el Nuevo Arcángel prácticamente lleno, con muchos malaguistas mezclados entre los asientos de las gradas blanquiverdes y Zinedine Zidane en el palco para ver a su hijo, el duelo arrancó con un susto para Herrero que tuvo que rectificar sobre la marcha un centro de Álex Sala que se colaba en la portería malaguista. Pero no duda nunca el toledano, de rojo en la ribera del Guadalquivir la noche del sábado. De dorado, tercera equipación, sus compañeros. No se hallaba el Málaga en los primeros minutos, le costaba mucho tener la pelota ante la presión en todo el campo de los de Iván Ania, que rondaban el área con muchos jugadores.
Al cuarto de hora llegó el primer revés. Dioni había recibido una falta clamorosa en el centro del campo y en la contra del Córdoba, Nelson Monte, algo torpe, dejó la pierna y vio amarilla. Algo que suele condicionar el desarrollo de los partidos con Pellicer, que siempre evita tener centrales con tarjeta en el campo. Jacobo mandó alta la falta al borde del área. Arriba Dioni era un oasis peleando los balones largos, porque no había otra forma de avanzar posiciones.
Hasta los 25 minutos no pisó el Málaga el área de Carlos Marín, pero la pelota se le quedó atrás a Cordero en la que podía haber sido una ocasión muy clara. Pero ya se había salido de la cueva, y sobre todo el equipo de Pellicer estaba vivo tras la presión local. Que no cejaba. Carracedo tuvo la segunda clara del Córdoba en el 37' frente a un Málaga que no sacaba la cabeza más allá de un acercamiento. Nadie se hacía con la pelota. Sólo Puga confiaba en ella. Y así en el 42 se lanzó contra dos rivales al borde del área del Córdoba para poner un centro chut demasiado pasado. Sigue aportando el granadino en ataque, que de momento le ha ganado la partida a Gabilondo. Pero era un espejismo, estaba ahora el Málaga sufriendo de lo lindo atrás. Se metía el Córdoba hasta la cocina sin concretar ocasiones contra Herrero. Puga era el que más agua sacaba.
El Málaga sale dormido del vestuario
Si hubo bronca en el descanso no se notó. Tres seguidas del Córdoba nada más salir de la caseta. En la primera se acabó señalando fuera de juego después del milagro de Herrero. Seguido el toledano se empleó a fondo para enviar un disparo de Jacobo a córner. Y después Antonio Casas la mandó arriba justo delante de la portería. Del vestuario había salido un esperpento de equipo. Baturina, Sangalli y Ochoa le dieron el relevo a Dioni, Dani Lorenzo y Yanis -mal estreno, acorde con el equipo- en el 55'. Ochoa se iba a la derecha y Cordero a la izquierda.
Sangalli dio algo de piernas al Málaga, pero se le hicieron un nudo al borde del área cuando tenía solo a su lado a Cordero. El Córdoba seguía atacando por todos los frentes, con decisión, metiendo balones en el árera de Herrero, donde siempre llegaba con muchos efectivos. En el 69' Nelson salvaba otra del Córdoba llevándose un balonazo. La jugada había arrancado en los pies de Carlos Marín, en una presión horrible del Málaga, como casi todo el partido. Sangalli fue al portero, Cordero a Lapeña -central- y Carracedo recibía solo en la derecha para arrancar el ataque. Así siguió llegando el Córdoba con Pellicer desbordado. Primero llamó a Haitam y deshizo el cambio, acto seguido requirió de Izan Merino y lo mismo, y finalmente Gabilondo entró por Puga. Todo en un minuto. Mientras, en el Córdoba entraba Genaro, que terminaba de firmar su redención con la hinchada malaguista, que le dedicó una calurosa ovación y coreó el nombre del de Gerena.
Entre llegada y llegada del Córdoba, Dani Sánchez se echaba al suelo lesionado. Murillo le daba aire para aguantar el arreón final de los locales, que no llegó. Pero Einar se puso la capa en el descuento para desviar sin saber cómo un cabezazo de Theo Zidane. Ahí terminó de caer la noche, una noche horrible del Málaga, desbordado una vez más Pellicer por Iván Ania. Pero resistió y sigue sin perder. El Córdoba sin ganar. No tardará.