Hacía mucho tiempo que el Unicaja de Málaga no hilaba dos derrotas consecutivas. Pese a que lo intentaron desde el inicio, los cajistas no pudieron contra el Valencia Bàsket (76-82). El Unicaja ha firmado un partido en el que, por desgracia, las carencias del equipo se hicieron ver más que nunca ante un Valencia más reforzado que en la temporada anterior, muchísimo más físico y templado y aprovechando la pintura mejor que su rival.
Después de la derrota en Zaragoza, donde nos endosaron 100 puntos, se esperaba el reseteo en casa, pero no ha sido así. Pese a haber dominado en casi tres cuartos --el segundo fue más igual--, las prisas, los fallos de concentración y la ansiedad se hicieron con prácticamente toda la plantilla e incluso con todo el estadio a partir del último cuarto, pues el ambiente del Carpena fue cayendo en cuanto el Valencia empezó a despegar.
El juego interior del Unicaja está en la UCI: los datos lo dicen. Se abusó de los tiros desde el exterior sin demasiado acierto (nueve de 28 intentos) y da mucha rabia, porque el Unicaja empezó el partido muy bien, captando rebotes y con más intensidad que el Valencia, lo que incomodó a Mumbrú, que paró el partido con un 14-6 en contra.
El Valencia ha reinado en los rebotes, con un desaparecido Sima en la recuperación de la bola. Tampoco han estado en su mejor noche el normalmente brillante Thomas, Kalinoski y Carter. El propio Ibón Navarro reconocía en la rueda de prensa posterior al partido que había notado a los dos últimos especialmente cabizbajos. Carter apenas ha acumulado en pista once minutos.
A ello hay que sumarle la vuelta de los pívots, con todo lo que ello conlleva, lógicamente. Han de volver poco a poco a su forma habitual. Kravish volvió a la cancha en este partido algo perdido --son sus primeros minutos en la temporada-- y no terminó de acertar, lo que le generó rabia y desesperación cuando Ibón lo sentó en el banquillo. El Carpena aplaudió su vuelta y hay fe y confianza en que vuelva a 'enchufarse' pronto.
La estrella del partido fue Perry, aunque esta noticia, normalmente, no es positiva para el conjunto cajista. El americano anotó una veintena de puntos --tuvo mucha puntería anotando triples desde la lejanía, algo a lo que no acostumbra-- y el equipo abusó mucho de su juego. Cuando las cosas no salían corriendo, la pelota llegaba a sus manos y daba la sensación de que el resto se encomendaba a lo que haya ahí arriba para que Perry inventara la jugada maestra. En algunos momentos del final del encuentro, se le vio incapaz de encontrar al resto de sus compañeros, que le observaban prácticamente inmóviles.
Tres minutos tardaron en anotar los cajistas en el último cuarto. Dos tiros libres de Djedovic, que trató de hacer lo que pudo bajo el aro, y un triple de Perry llegaron a colocar al Unicaja a una canasta de los toronjas, pero después comenzó el festival valenciano con un Ojeleye que no dejaba pasar ni una (19 puntos y 27 de valoración) y que sentenció al Unicaja a más de un minuto del final con un 69-78.
Da la sensación que el plan de Ibón va a evolucionar en las próximas jornadas, esto es solo el comienzo. Hay que confiar en los vigentes campeones de la Copa del Rey, un equipo que mata por los colores verde y morado. La iboneta se ha calado dos días, pero esperamos que no se averíe.