Desplazarse a Belgrado no estaba al alcance de todos los bolsillos. Pero Unicaja ofreció a los aficionados ver la Final Four dentro del Martín Carpena a través de una pantalla gigante para vivir la posible fiesta acompañados. Y ha sido una fiesta con todas sus letras.
Más de 4.000 personas se han reunido esta tarde-noche en el pabellón verde para ver la final contra el Lenovo Tenerife y ha habido incluso más tensión que cuando se ve un partido en directo. Había que ganar la final y se consiguió.
Las entradas, que eran gratuitas, volaron rápido. Había ganas de disfrutar. Y desde el primer minuto los aficionados no pararon de cantar el himno del Unicaja, agitar las bufandas, saltar, apretarse fuerte las manos cuando el Tenerife reaccionaba.
El éxtasis llegó al final tras un partido apretado. Más de 4.000 gargantas -seguramente más personas de las que había en el Belgrado Arena que incluso tuvo que cerrar su anillo superior por falta de público- cantaron al unísono el himno creado por Pablo López, se abrazaron y lloraron. Gritaron "Perry MVP" y se emocionaron con las lárimas del base norteamericano. Unicaja tiene otro título en la vitrina y la comunión con la afición se refuerza aún más.