Málaga sería completamente distinta sin el mar Mediterráneo que baña su costa. Un mar que da de comer a la provincia tanto por la pesca como por los millones de turistas que vienen a disfrutar de las playas y que se alojan en hoteles, comen en restaurantes, etcétera. Javier Noriega es el presidente del Clúster Marítimo-Marino de Andalucía, un grupo en el que ya hay 128 empresas de toda la comunidad andaluza y cuyo objetivo es potenciar la economía azul.
¿En qué momento se encuentra la economía azul en Málaga?
La economía azul genera en Málaga 50.000 empleos y son 700 empresas las que se dedican en la provincia a diferentes actividades relacionadas con el mar. Hay que ponerla en valor. Entendemos, por ejemplo, que los negocios de hostelería de la franja marítima dependen del mar. Es así como lo ve Europa y nosotros seguimos los indicadores económicos que marca Europa. Málaga es fuerte en determinados segmentos relacionados con la economía azul y es una oportunidad que desde el clúster marítimo llevamos mucho tiempo reclamando. Tenemos constancia además de que por cada euro que se invierte en el sector marítimo-marino retornan tres. Es, por tanto, un segmento que hay que estimular.
Usted preside el Clúster Marítimo-Marino de Andalucía donde ya hay 128 empresas. ¿Qué iniciativas tienen ahora en marcha?
Tenemos 12 sectores de actividad económica, estamos trabajando en una estrategia regional, vinculada al sector empresarial, y disponemos de un plan de acción de sostenibilidad. Por otra parte, hacemos todo tipo de encuentros de investigación para dar a conocer a las empresas andaluzas a nivel nacional e internacional. Entre ellos organizamos, por ejemplo, Blueminds, que es un encuentro de empresas marítimas de base tecnológica. Tenemos muchas empresas de logística, de transporte, de biotecnología, de arqueología submarina, oceanografía, etcétera.
Tenemos además programas de i+D+I nacionales vinculados a energías, donde analizamos por ejemplo un mapa de viento para saber en qué zonas puede haber energía eólica marina. Estamos impulsando la náutica… Estamos en dos proyectos europeos, la red de Cruceros Costeros y Fluviales de los destinos náuticos sostenibles de España y del proyecto Atlazul, de impulso de la Economía Azul en el Algarve, Andalucía, Galicia y el Alentejo.
Siempre se ha dicho que provincias como Málaga le dan la espalda al mar. ¿Es un segmento económico que sigue olvidado?
Desde que nació el clúster en 2013 tenemos claro que mirar al mar es lo mejor que podemos hacer, con una mirada inteligente, sostenible e integradora. Hemos vivido de espaldas al mar y ya es hora de volver a mirar al mar porque es une eje estratégico que establece Europa. Málaga vive además en un lugar privilegiado al ser la puerta entre el Atlántico y el Mediterráneo. Pasan 140.000 barcos cada año por delante nuestra y tenemos que ver qué papel jugamos y en qué somos competitivos. Hay que mirar al mar también desde la gobernanza de una manera clara. Tenemos puertos náuticos donde los municipios juegan un papel importante en relación con el turismo y con los servicios que se prestan a nivel costero.
Entre sus demandas está la creación de polos azules en los puertos deportivos y de interés general para que se instalen empresas del sector marítimo. ¿En qué consisten?
Pensamos que en Málaga capital hace falta una infraestructura vinculada a la economía azul. Tenemos la oportunidad de que empresas del sector marítimo punteras a nivel tecnológico y de investigación puedan tener un lugar adecuado para poder desarrollar sus productos y servicios.
¿Han hablado ya con alguna administración?
Estamos hablando ya con los gobiernos para asemejarnos a otras regiones europeas que vinculan las empresas, los grupos de investigación de las universidades y las autoridades portuarias. Sabemos que es un modelo que funciona y queremos que se pueda llevar a cabo. Para nosotros es muy importante que se introduzca en la estrategia andaluza de economía azul. Para instalarlos en todos los puertos andaluces.
También habla usted de la necesidad de crear un parque tecnológico específico.
Proponemos un Parque Tecnológico Marítimo-Marino. Andalucía necesita un parque tecnológico en el que las empresas del ámbito marítimo-marino puedan realizar ensayos, desarrollar el I+D+i y atraer inversión. Las infraestructuras nos hacen mejores, más competitivos, son diferenciadoras. Hay territorios que ya se benefician de instalaciones de esta naturaleza tales como Canarias, con su Plataforma Oceánica (PLOCAN) o el País Vasco con el centro Tecnalia. Una vez creado, habría que establecer alianzas con ellos, en la línea en la que vienen trabajando desde 2016 ambos espacios, tras firmar un convenio para facilitar el desarrollo de actividades en el medio marino y marítimo, oceánico y profundo en relación con la ciencia (I+D+i), la tecnología, la formación, el emprendimiento, el desarrollo empresarial y la difusión del conocimiento.
Estamos viendo casos, por ejemplo, como el de una empresa malagueña que ha hecho un prototipo con energía eólica flotante muy importante a nivel nacional y europeo en una materia estratégica. Necesitaba probar sus equipos y se han tenido que ir a Canarias a hacerlo.
¿Han hablado ya con la Junta de Andalucía para ello?
No, estamos todavía en fase de planificación. Pero sabemos que la Consejería es muy sensible hacia este nuevo segmento y es pionera en España junto con Galicia en atender los asuntos del mar. La Junta de Andalucía por fin lo ha visto y celebramos que exista la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul. Hay que apostar por la alianza entre administración, empresa y universidad porque nos hace ser competitivos. Estamos en un lugar estratégico además porque el 80% de las especies del Mediterráneo están frente a las costas de Málaga, en el mar de Alborán. Es un lugar con una biodiversidad muy importante en el mundo. Eso permite investigar en asuntos tan bonitos como la biomedicina o la biotecnología donde están buscando principios activos para la cura de enfermedades.
¿Va la innovación en la economía azul ligada a aspectos como ese?
Sí, las empresas que están en nuestro clúster tienen una media de 15 ó 20 años, tienen músculo y la innovación forma parte de ella. Para nosotros es algo natural.
¿Qué le parece la clausura del Aula del Mar, que era una referencia del mundo marino en Málaga?
La noticia que tengo es que está reconvirtiéndose en una fundación. La labor que ha hecho en el ámbito de la divulgación entre los jóvenes malagueños es muy relevante. Para nosotros lo que han hecho es un servicio público y a escala europea se aplauden mucho las tareas ligadas a la concienciación sobre el valor del mar. Creo que su trabajo ha sido muy importante y no podemos olvidarlo.
Precisamente en el puerto de Málaga hay grandes proyectos. Uno de ellos es el 'Puerto Banús' de Málaga con 506 amarres, zona comercial, etcétera. ¿Lo ve necesario?
Hemos participado en ese proyecto porque desde hace años llevamos hablando desde el clúster de la importancia que tienen los megayates y la náutica de recreo. Mi opinión es que hay que estimularlo y protegerlo. Málaga es líder en turismo azul y hay que desarrollarlo porque eso va a generar otra fisonomía de la ciudad que va a enriquecerla más. La interacción del puerto con la ciudad es uno de los principales vectores de crecimiento. Lo ha sido el PTA, el aeropuerto y lo es la interacción puerto-ciudad.
Son los mismos promotores del hotel del puerto. ¿Le gusta ese proyecto?
Creo que de eso deben hablar más los urbanistas y los arquitectos que son los que saben más del tema.
Megayates, viviendas de lujo… ¿se está creando una nueva Málaga para ricos?
El tema de la náutica lo vínculo al tema de las familias. Para mí es un error muy grande que se vincule a los yates exclusivamente con el lujo. Hay que potenciar el disfrute del mar desde la barca, en familia, pero en ese segmento también tienen cabida los turistas de alto poder adquisitivo que quieran venir a Málaga y que generan mucho empleo. ¿Qué problema hay? Hay que pensar en todo el segmento de náutica. Que los chavales tengan escuelas municipales de vela y potenciar la locomotora, por ejemplo, de los megayates. Un megayate tiene un millón y medio de euros de presupuesto anual y una media de 40 trabajadores. Muchos de ellos tienen que ser malagueños.
Usted estuvo muy volcado en el estudio de pecios hundidos en el mar. ¿Se ha abandonado la posibilidad de sacarles rédito?
El patrimonio cultural submarino es una tendencia en materia de turismo, pero hay que investigar para localizar los yacimientos y luego protegerlos. Ahí nos queda una gran labor por hacer para poder contar nuestra historia marítima.