Málaga es la provincia española con más viviendas turísticas, superando las 35.000. En varias zonas del centro de Málaga capital, representan incluso el 40% del total de inmuebles. Lo ha publicado el Instituto Nacional de Estadística esta semana y solo hay que darse un paseo por la ciudad o por cualquiera de los grandes municipios de la Costa del Sol para ver un reguero continuo de personas con maletas abriendo candados en las puertas de los edificios.
El número de detractores de las viviendas turísticas ha ido creciendo con el paso de los años. Empezaron siendo los vecinos de las comunidades donde había algún piso de uso turístico, que se quejaban del ruido de los inquilinos -muchos de ellos jóvenes de fiesta- y de la inseguridad que generaba al resto de propietarios el continuo entrar y salir de personas totalmente desconocidas.
Ahora son todos aquellos que intentan alquilar un piso por larga temporada a un precio razonable y que no encuentran porque una buena parte de la escasa oferta existente es turística. Eso sí, es llamativo que muchos de los ciudadanos que no querrían vivir junto a una vivienda turística ni en pintura buscan este tipo de alojamiento cuando son ellos los turistas.
A la administración le pilló, como suele pasar, totalmente en fuera de juego y hubo momentos de alegalidad que se intentaron paliar creando un registro de viviendas turísticas y haciendo algunos cambios normativos que dieran más poder a las comunidades de vecinos.
Con la pandemia todo se frenó, pero una vez superado afortunadamente el Covid el turismo está otra vez en récord. Y las viviendas turísticas vuelven a subir como la espuma, al menos en provincias como Málaga, ya que en otros lugares de España sí se les está poniendo coto. En Barcelona, por ejemplo, hay ahora un 37% menos que hace dos años.
Primero fueron particulares que vieron que alquilar una segunda residencia o la casa de la abuela que se había quedado vacía era un negocio redondo. Cada semana inquilinos nuevos y dinero fresco, muchas veces cobrando por adelantado a través de las plataformas de reservas evitando la morosidad de los alquileres de larga temporada. Otras veces, cobrando en mano y sin declararlo.
Después vinieron los grandes inversores y las empresas, que veían que comprando y alquilando inmuebles obtenían rentabilidades muy superiores a las de otros activos. Y una ciudad como Málaga es un valor seguro a menos que se acabe el sol o que la provincia muera de éxito y ya nadie quiera venir, como vaticinan algunos.
¿Son las viviendas turísticas un demonio que dificulta la convivencia entre vecinos y expulsa a los residentes de toda la vida del centro de las ciudades e incluso ya de algunos barrios no tan céntricos o son un nuevo modelo turístico generador de riqueza?
La respuesta lógicamente varía en función de a quién se le pregunte. Los vecinos del centro histórico de Málaga, por ejemplo, están hartos de las viviendas turísticas y del despliegue hostelero que ha supuesto la masiva llegada de turistas, con los consiguientes problemas de ruido y masificación.
Los políticos, que están en plena campaña electoral, tienen visiones distintas, aunque se está hablando de crear una tasa. El PSOE dice que si gana cobrará 6 euros por persona y día. "Esas viviendas eran antes hogares y estaban habitadas por familias, que han sido expulsadas y sustituidas por turistas", afirma el candidato socialista Daniel Pérez.
En la Junta de Andalucía, su delegada territorial de Turismo, Cultura y Deporte en Málaga, Gemma del Corral, participó ayer en la inauguración del congreso nacional de viviendas turísticas Vitur -que se desarrolla en Málaga hasta mañana- y aseguró que habrá una regulación autonómica "inminente con un decreto que busca el consenso, la calidad, la profesionalización y la seguridad jurídica". Es curioso que la Junta, que en un principio no apoyaba al sector de las viviendas turísticas impulsada por el lobby hotelero, ahora sea el principal patrocinador de este congreso.
Las vueltas de la vida. Pero una cosa está clara. Las viviendas turísticas ya ofrecen más plazas que los hoteles y sería de necios negar la evidencia. En España, las viviendas turísticas mueven 40.000 millones de euros y acaparan el 32% de la oferta turística total y más del 50% de las camas en las zonas costeras.
"No somos unos cuantos que alquilamos apartamentos, sino que el público demanda nuestros servicios y nos valora", afirma Miguel Ángel Sotillos, presidente de la Federación Española de Viviendas Turísticas (Fevitur). En el sector están cansados de que se les demonice y piden respeto porque, además, entienden que son grandes generadores de riqueza para las ciudades y que gracias a las viviendas turísticas se han rehabilitado y han cobrado vida muchos centros históricos.
"¿Cómo era el centro de Málaga hace 15 años? ¿Cuántos edificios estaban cerrados o incluso en ruinas? Ahora están llenos y dice la gente que no puede vivir ahí porque se utilizan para alquiler turístico. Hace 15 años lo podían haber comprado, como ha hecho ahora alguien para ponerlos en valor. Se nos acusa al sector de que expulsamos a los residentes del centro. Los residentes son los mismos y no hay más porque alguien se les ha adelantado, pero han tenido toda una vida para comprar esa vivienda. Pero el barrio no era el mismo, no tenía esa vida, ni esas viviendas arregladas. Han esperado a que otro haga la inversión y ahora exigen que el que la ha comprado y renovado la alquile a un precio no muy alto en arrendamiento de larga temporada. Eso son los mundos de Yupi. Hemos puesto la ciudad y el centro en valor y regado en dinero a toda la ciudad de Málaga, por lo que creo que lo estamos haciendo bien", dice Sotillos.
Tanto el presidente nacional del sector como el andaluz, Carlos Pérez-Lanzac, consideran que se les castiga de una forma injusta. "Málaga está haciendo una gestión del éxito y es un reto. Hemos hecho una inversión brutal como malagueños para atraer turistas y lo que tenemos que hacer ahora es buscar un modelo de equilibrio que pueda ser sostenible para todos", detalla Pérez-Lanzac, quien insiste en la idea de que las viviendas turísticas han impulsado a la ciudad.
"No podemos negar ni olvidar los beneficios y la inversión de familias malagueñas y de inversores que han puesto sus ahorros en estas viviendas. Se han rehabilitado edificios y tenemos un parque residencial como jamás ha tenido Málaga", recalca el presidente de la patronal andaluza. "Abogamos por la legalidad, por el descanso de los vecinos, nos preocupamos de que el centro de las ciudades sea habitable y de que el turista dé dinero a la ciudad, somos un sector que sumamos en lugar de restar y un mercado que se autorregula", añade Sotillos, quien no es partidario de poner una tasa para evitar barreras a los visitantes.
Las posturas son totalmente dispares y habrá que llegar a un consenso que cada vez parece más complicado. El fenómeno, además, no se produce lógicamente solo en Málaga sino en todo el mundo. Y en muchas ciudades europeas sí hay ya una tasa a turistas, tanto a los que se alojan en hoteles como en viviendas turísticas.