Deep tech significa, en español, tecnología profunda. Nada de plataformas, apps o márketing: se trata del desarrollo puro y duro de empresas basadas en la investigacion científica. Pero no es sencillo cuadrar esos dos mundos, y muchos todavía ven océanos de distancia entre la academia y el negocio. "Los científicos no entienden que, si no hay transferencia del conocimiento y si no tienen un impacto, no van a financiarlos; y los empresarios no entienden lo que hacen los científicos", afirma el presidente de la asociación ATG Synbio Spain, el almeriense Fran Antequera, en una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga.
Esta comunidad hoy aspira a convertirse en el puente que une esos dos mundos a caballo entre Andalucía y Barcelona, donde este fin de semana celebran su II Congreso Internacional con grandes nombres del sector de la biología sintética a nivel internacional... Pero su origen está en 2020, durante los últimos años de Antequera como estudiante en la Universidad de Málaga. De hecho, su sede está oficialmente situada en el barrio malagueño de El Palo.
La iniciativa surgió, en primer término, como el equipo de la UMA en la competición mundial de biología sintética iGEM. Antequera relata cómo fue pivotando la idea: "Poco a poco, fuimos creando esta asociación que empezó a ser una comunidad de estudiantes de diferentes ramas, sobre todo STEM —ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas—; pero también con gente de arte, márketing y demás. Teníamos un objetivo común: crecer todos juntos desde la curiosidad y la transversalidad".
Pero, antes que nada, ¿qué es la biología sintética? El presidente de ATG Synbio lo define como "básicamente, usar las reglas de la ingeniería en la biología", es decir, "manipular las células o los sistemas vivientes como si fueran piezas de ordenador". El potencial de esta disciplina de reciente aparición es aún incalculable. "El crecimiento implica someterte a la incertidumbre y, si la Universidad no se lo puede permitir, nosotros sí que nos sentimos cómodos atreviéndonos", afirma Fran Antequera.
Tras sus inicios universitarios, han pasado a convertirse en "una asociación de profesionales, que organiza eventos y cuyo objetivo es expandir el emprendimiento STEM". Su objetivo es, de hecho, profesionalizar esa labor para ser lo más útiles posibles: "La mayoría de las asociaciones no funcionan. La gente lo trata como si fuera algo extra y no lo prioriza. Hay una asociaciones que son referentes y actúan como si fueran un organismo público; súper, súper lento. Si no eres efectivo, no va a tener impacto. Ya hay demasiadas asociaciones que no están bien conectadas y, directamente, no están consiguiendo nada", reflexiona.
"Nuestro objetivo es tener impacto. ¿Y cómo se crea? Pues, por ejemplo, conectando diferentes actores como los empresarios, los inversores, los estudiantes y las academias investigadoras", continúa: "Somos una red, un ecosistema que conecta los diferentes puntos". Su plantamiento pasa por "tender puentes" y, además, "acompañar a los diferentes actores a que cumplan sus objetivos".
ATG cuenta en su equipo con profesionales provenientes de Extremadura, Madrid, Almería, Málaga o Barcelona; pero es justamente en esta última ciudad donde celebran este sábado y domingo su gran cita anual, el II International Congress in Synthetic Biology, Steam Entrepeneurship and Social Innovation.
"El año pasado hicimos un evento en Málaga, en mayo, y hubo más ponentes que asistentes", recuerda Fran Antequera, que cuenta que se han propuesto dar un salto en esta ocasión. "Hemos llamado a los mejores del mundo, vienen inversores, bastantes startups... Creo que nos hemos quedado con un cartel muy completo", plantea, tras lo que repasa las distintas actividades: "Otro valor diferencial, que yo no sé exactamente por qué, es que hay mucha gente que no tiene cariño. Hay gente que viene, aunque sea en domingo, simplemente por empujar, aunque su objetivo profesional no esté tan alineado con el congreso. Lo hacen porque realmente están comprometidos con nuestra visión".
Todavía les queda, eso sí, mucho trabajo por delante de pedagogía: "Hay mucha gente que está en la academia y está frustrada, pero son parte del problema porque siguen viendo a la empresa como el enemigo", opina Antequera, que señala que les ha resultado "mucho más fácil encontrar a empresas o inversores que nos apoyen que a científicos". "La mayoría de científicos, en palabras textuales, no tienen tiempo para esto. Están en sí mismas, en su investigación y en sobrevivir. Es un rol un poco más pasivo, mientras la empresa es muchísimo más pragmática. Son otras reglas", analiza.
Su análisis es que faltan laboratorios independientes de la Universidad, programas de aceleración en biología sintética efectivos, y financiación. Especialmente, en Andalucía, donde le resulta "muy difícil" encontrar startups con una base de investigación científica clara: "En Almería o Málaga todavía se habla de bioemprendimiento o biología sintética, y no te entienden. Y a lo mejor ellos lo están haciendo, pero no lo llaman así. Supongo que ellos tienen que asomar un poco a nuestro lenguaje y nosotros lo tenemos que adaptar a ellos sin perder la esencia".
Fran Antequera concluye esta entrevista, por tanto, con un llamamiento: "Si a alguna persona de biotecnología u otra disciplina STEM le resuena esta entrevista con él, que nos hable. Al fin y al cabo, un ecosistema es más fuerte cuando más fuerte sea la red que la compone".