Ocurre en grandes corporaciones, en startups, en multinacionales, en compañías más tradicionales que quieren agarrar la ola de la digitalización. En todas ellas, faltan trabajadores. Ingenieros de datos, programadores en Python, especialistas de machine learning e inteligencia artificial; desarrolladores backend, frontend y full stack... Los actores del ecosistema tecnológico de Málaga pelean por cada nuevo profesional en estos campos que sale al mercado.
¿Estamos ante una auténtica batalla por el talento? "Confirmo la hipótesis. Es totalmente así. Hay más puestos de trabajo que profesionales. Es una situación que pasa en cualquier ciudad de España; pero en Málaga puede ser hasta ligeramente más acusado, que sea una tendencia un poco superior", afirma en una entrevista con este periódico el CEO de Binaia, Álvaro Pérez.
Su compañía, de origen riojano, está especializado en la captación y generación de talento tecnológico y ha cumplido un año en la capital de la Costa del Sol, donde llegaron atraídos por las llegadas de grandes empresas y cuenta con tres decenas de empleados. "Ya no es solo que personas que antes tenían que irse a otras ciudades ya puedan trabajar en su ciudad, sino que Málaga ya ha dado un paso más para convertirse en un lugar donde mucha gente de fuera quiere ir para desarrollar su trabajo", continúa: "Hay un montón de grandes marcas que ya están en Málaga y muchas más que quieren ir para posicionarse. Tenía mucho sentido que nosotros estuviéramos allí".
De hecho, Binaia nació como una empresa nueva dentro del grupo de la consultora tecnológica Bosonit, que ya tenía presencia por toda España, cuando esta se dio cuenta de que había "un problema a nivel mercado con el tema de los salarios y las dificultades para conseguir a gente que vayan a la oficina o tenga la experiencia específica para determinado proyecto", explica Pérez: "Binaia se configura como una empresa aparte que le soluciona esto a Bosonit, a otras empresas del grupo e incluso a clientes finales"
"¿Cuál es la solución que nosotros pusimos? Un modelo de generación de talento. Si no hay suficientes profesionales, vamos a crearlos", señala el CEO de Binaia. Así, ellos se dedican a formar a personas que no estén especializadas pero sí cuenten con "una mínima base tecnológica", ya a sea universitaria o no: "Nosotros nos ocupamos que aprenda la profesión a través de un modelo formativo, un sistema de profesores y demás".
Sus principales itinerarios formativos pasan por el desarrollo de software, la ingeniería de datos, el DevOps & Cloud y la ciberseguridad; siendo los dos primeros verticales en los que más profesionales fichan y generan. En la Costa del Sol, sus principales clientes son fundamentalmente grandes bancos; pero también tienen presencia en el sector de los seguros, de portales inmobiliarios, el industrial, automovilístico, farmacéutico, de energía... Una muestra más de que la demanda de talento tecnológico trasciende en mucho a su propio sector, y que ha hecho que Binaia caiga de pie en el ecosistema.
"La sede de Málaga ha sido un caso de éxito muy rápido. Uno de los mayores retos que tienes cuando abres una nueva oficina es cómo se va a configurar y si se va a generar el ambiente necesario para que no haya un problema de rotación, la gente esté comprometida y demás", reflexiona Álvaro Pérez: "La parte más importante es esa. Al ser un sector y estar Bosonit en una situación muy positiva, con el desarrollo comercial hemos tenido menos dificultades".
Ahora bien, los desafíos también se dan a la hora de encontrar y generar ese talento. Según detalla el CEO de Bosonit, encuentran una mayor dificultad general para encontrar perfiles de ciencia de datos o data science y de DevOps & Cloud: "Creo que es el mayor reto que hay en absolutamente todas las consultoras, porque hay muy pocos profesionales especializados en esto y, sobre todo, muy pocos sénior. No hay mucha gente con varios años de experiencia en estas áreas, y los clientes sí los requieren".
No obstante, también hay un perfil que no encuentran con tanta facilidad específicamente en Málaga: el bilingüe. "Muchas personas que vienen a la Costa del Sol pueden dominar el inglés pero quizás no el castellano, y a algunos perfiles que ya están en Málaga quizás les falta dominar el inglés: pueden tener ciertos conocimientos, pero a veces no son lo suficientemente altos como para desarrollar un trabajo en el que tengan una comunicación constante y diaria con un cliente que únicamente trabaja en inglés. Cuando hemos tenido un requerimiento de este tipo, hemos sentido más dificultades", defiende.
"Esa parte intentamos solucionarla con el modelo de generación de talento. Normalmente, se centra en la tecnología, pero además se puede dar una formación adicional en inglés. Así, una persona que sí se vaya acercando a un B2, que tenga cierto nivel aunque oxidado, lo pule con nosotros para que su primer cliente pueda ser en inglés", plantea Pérez.
Ahora, su desafío es ir más allá de la hiperespecialización y están desarrollando también itinerarios formativos de recualificación o cualificación desde cero; es decir, para personas que se puedan formar en disciplinas tecnológicas personas que ni siquiera tengan una base previa de conocimiento ni teórico del sector o la disciplina, sino que a lo mejor trabajaban en otros campos.
"El reto que ahora tenemos es incorporar a personas que quieran dedicarse al sector tecnológico, pero que por circunstancias no haya tenido la oportunidad", enumera: "Alguien que estudiara una carrera que no tenía que ver con la tecnología pero le pueda llamar la atención el análisis de datos, una persona que no tuviera la capacidad económica de cursar unos estudios superiores pero le gustaría la programación..."
Todos los puntos de partida pueden ser buenos para darle la vuelta al desequilibrio entre la oferta y la demanda del talento, con las ventajas que eso además supone para el propio trabajador. "Queremos encontrar sectores con más profesionales que puestos de trabajo y hacer una reconversión para que ellos cubran la necesidad, y así aprovechen lo que es disfrutar de trabajar en el sector tecnológico: a nivel económico, de calidad de vida, de conciliación... e incluso de satisfacción personal", sentencia Álvaro Pérez.