En el mundillo de las empresas tecnológicas emergentes o startups, se habla de la etapa del "Valle de la Muerte". Es ese espacio de tiempo entre la creación del proyecto y el momento en el que se consigue que los ingresos lleguen a superar los gastos. El Valle de la Muerte puede alargarse mucho más de lo que a los emprendedores les gustaría y, de hecho, una mayoría de estas jóvenes compañías nunca llega a superarlo. Ese ha sido uno de los retos reincidentes del nuevo ecosistema de startups de Málaga: trascender el síndrome Robinho y ascender de promesa a realidad.
Este lunes, un grupo de cinco tecnológicas malagueñas se han propuesto demostrar que los casos de éxito de emprendimiento local en el sector no son solo flor de una generación dorada. Las startups Agrow Analytics, HRider, InkUp, Logístiko y Ubora Solar presentarán en el XX Encuentro Tecnológico de EL ESPAÑOL de Málaga (con entradas ya agotadas) algunos de los hitos que ya han alcanzado a lo largo de su aún joven trayectoria. El evento se celebrará en la fábrica de Cervezas Victoria, que también es colaboradora del evento junto con Impact Hub Málaga y Windup, que regalará a las cinco tecnológicas participantes un paquete de formación o una auditoría empresarial.
Los emprendedores participantes en el encuentro representan una realidad empresarial de Málaga, la de una clase media que pide paso y visibilidad: no son tan grandes como Virustotal/Google o Freepik, pero tampoco son proyectos que acaban de comenzar sin más bagaje que una idea ambiciosa e ilusión. A lo largo de distintas conversaciones con este periódico, han expresado en los últimos meses también algunas de sus preocupaciones e inquietudes.
"En la fase presemilla, Málaga está muy bien. Hay business angels y muchas aceleradoras e instituciones que te ayudan. Pero cuando quieres dar el salto al siguiente nivel para posicionarte entre los mejores, hay menos", ha afirmado el CEO de Ubora Solar, Carlos de las Heras. Su compañía se dedica a hacer escalable la instalación de placas fotovoltaicas.
Desde su perspectiva, falta "cohesión en esta fase de empresas medianas" para que este tipo de proyectos tengan más información sobre los actores de referencia: "Cuando un inversor llega a Málaga con un ticket mínimo de 2 millones de euros, no sabe dónde mirar. Aquí se mueve y se oye mucho, pero también hay mucha gente que llega ilusionada por el ecosistema y se les quita un poco porque no ven startups de su edad".
Es el caso de Logístiko, una compañía que ayuda a digitalizar la gestión logística. "Nos encanta el mundo del emprendimiento, y lo que representa la palabra startup como fundamento, pero nuestro enfoque siempre va a ser el de generar una empresa, empleo de calidad y ser sostenibles, sin perder el foco de crecimiento y expansión", ha afirmado el CEO de Logístiko, Alfonso Porras.
Desde su perspectiva, uno de los retos fundamentales para el desarrollo tecnológico de Málaga capital es la falta de oficinas. A la hora de independizarse, los espacios están en zonas "sin buen acceso, donde no quieres trabajar". Habría, desde su perspectiva sobre la pujanza del ecosistema en estos temas, "un contraste entre el eco de los medios y lo que a nosotros nos llega".
En una línae similar se mueve HRider, una empresa de gestión de talento que esta pasada Navidad acaparó titulares por repartir bonus de 10.000 euros entre cada uno de sus 20 empleados por lograr superar holgadamente sus objetivos. "El objetivo no es el crecimiento, sino que el crecimiento es el resultado de que se haya trabajado con auténtica implicación, en equipo y dando lo mejor de cada uno. El objetivo compartido por todos los empleados es lograr una solución tecnológica excelsa y un servicio diferencial", explicaba la product manager de la empresa, Rocío Valenzuela, en ese momento.
En una entrevista previa con EL ESPAÑOL de Málaga, su cofundador Daniel del Río explicaba que no querían correr para que su startup explotara a nivel global: "Ya se verá, estamos aprendiendo". Del Río les definió como "una startup camello": resistente al calor y las circunstancias externas independientemente de no contar con agua, esto es, la financiación.
Entre Málaga y Valencia
A Agrow Analytics, una compañía especializada en la optimización del riego mediante inteligencia artificial, ese vacío para las tecnológicas emergentes que ya han superado sus fases más iniciales les llevó a Valencia. "Sentimos que en Málaga no íbamos a tener una buena aceleradora que nos diese el empujón en cuanto a ventas, un aliado comercial fuerte, este tipo de cosas", ha explicado el cofundador de Agrow, Pablo Crespo: "No hay un programa de referencia para esta fase de las startup".
"En Málaga tenemos una parte de incubación que está creciendo mucho; pero, a nivel interno, cuando una startup pasa esa fase hay un hueco, un vacío que casi solo puede ser rellenado o por un grupo de aceleración muy potente o por una corporación que le interese. Hace falta un motor de cambio similar al de Demium en su fase", argumenta Crespo.
Para él, las grandes multinacionales "tendrían que estar dispuestas a confiar en las startups": "Todo es cuestión de tiempo. Esperemos que estas empresas que han apostado por Málaga se den cuenta, que las primeras beneficiadas son ellas". Y señala a la ciudad del Turia como ejemplo de desarrollo: "A nivel de ecosistema emprendedor, Valencia está más estabilizado. No da la sensación de estar creciendo tanto, pero está más maduro. El de startups de Málaga está creciendo y tiene más proyección, pero si lo miras de tú a tú aquí seguramente está más asentado".
Por la tercera ciudad de España también ha pasado InkUp, un software de digitalización del sector del tatuaje: concretamente, pasaron seis meses en el macroprograma de aceleración de Juan Roig (dueño de Mercadona), Lanzadera. "Nos permitió salir un poco de la caja y entender el ecosistema desde otro punto de vista", afirma el CEO de la startup, Carlos Núñez. Su enfoque es muy proactivo hacia conseguir crear estructura en la ciudad andaluza para proyectos en esta fase de la mano de la comunidad Málaga Tech, de la que forman parte.
"Yo creo que el ecosistema ha ido evolucionando con nosotros. Málaga Tech surgió por eso, para retroalimentar nuestra red y el ecosistema. Tratamos todas las brechas que hemos identificando, incluso hablando con gente en distintos ecosistemas internacionales para ver qué podemos replicar y qué no", argumenta: "Estamos justo en la parte de dar los primeros pasos para comenzar a andar en condiciones y tener una mayor calidad tanto en las startups como en el tipo de la inversión que queremos tener".