En los años 60, José Espadas Platero empezó a ganarse la vida como frutero en un humilde establecimiento de calle San Juan. Después, un empresario de Barcelona le propuso la idea de cambiar el negocio por un asador de pollos, algo que en la Ciudad Condal estaba teniendo bastante éxito, y accedió. En 1963 colgó el cartel de Pollos San Juan y medio siglo después siguen despachando con la misma ilusión los pollos más ricos del centro de Málaga (esta vez en calle Herrería del Rey, 9).
"Se embarcó en esta aventura y le fue muy bien. Llegó a tener ocho mataderos propios, uno de ellos en Carmona (Sevilla), y varios comercios. Había colas gigantes para comprar pollos. Fue el primer asador en Málaga y el segundo en Andalucía", cuenta orgulloso su nieto y actual dueño, José Carlos Lacambra, en una charla con EL ESPAÑOL de Málaga que tiene lugar en el distinguido local de calle Herrería del Rey.
Lacambra recuerda estar con él en una de las cámaras frigoríficas que tenían. "Éramos proveedores de otros comercios y teníamos un puesto en el Mercado de Atarazanas donde ahora está la carnicería Asensio", recuerda orgulloso. Al fallecer su fundador, el negocio pasa a su mujer y de ella a sus hijos. "Salvador, Rosa, Blanca y mi madre Pilar. Cuando se va mi abuelo hay problemas y vamos a menos. Hasta que una de mis tías se hace cargo del negocio y empieza a innovar", subraya.
El comercio señero ofrecía solamente pollos asados hasta que llegó la primera reinvención hace 15 años. Una de las hijas del fundador abrió otro local en calle Agujeros donde vendían comidas caseras. "Con el pollo que sobraba hacía croquetas y ensaladas buenísimas. Fuimos uno de los primeros en llevar comidas caseras a las casas de los malagueños", reconoce José Carlos.
Al principio fue duro porque no se vendía mucho. Los ciudadanos españoles no estaban tan acostumbrados a pedir a domicilio ni a comprar comisas caseras preparadas como hoy día. Ahora, Pollos San Juan tiene una amplia gama de comidas caseras que ofrecen en económicos menús, otro invento que gusta muchos entre sus clientes.
Desde callos, ensaladas de todo tipo (pasta, verdura, etc.), camperos de pollo, porra antequerana, gazpacho, pollo ajillo y hasta quinoa con brócoli. También han intentado hacer algo más exótico, como sushi y poqué, y de momento a la gente de fuera le está llamando la atención. "Abarcamos varios tipos de cocina", recalca.
Semana Santa, bocadillo y refresco
El bocata de pollo asado está entre los productos nuevos que están triunfando ahora. "Se vendían unos seis bocatas al día cuando lo pusimos y ahora despachamos más de 30. Empezamos una Semana Santa de 2015. Aquí por la zona era muy típico eso de comprarte un bocadillo y una lata e irte a ver los tronos. Se venden muchísimos", destaca el dueño que no duda en señalar que el producto estrella es el riquísimo pollo asado que hace.
Pollos San Juan son expertos en el arte de reinventarse. Hace siete años implantaron los repartos a la playa (ya tenían a domicilio). De la playa El Candado hasta Sacaba uno puede recibir uno de sus deliciosos pollos, bocatas o menús. "Este verano no ha habido tantos pedidos con el tema de la pandemia. Antes de ella teníamos unos diez diarios mínimo y más en fin de semana", asegura.
-¿Cuántos pollos venden al día?
-Más de cien. Estamos muy contentos.
La pandemia
La pequeña familia de Pollos San Juan ha vivido su crisis más grande a raíz de la crisis mundial sanitaria. "Había mucha desinformación. No sabíamos si podíamos abrir o no. Sólo vendíamos a domicilio y no podíamos atender a aquí personalmente, que es el 90% de la venta diario. Hemos estado a punto de cerrar. Lo hemos pasado regular", reconoce Lacambra a EL ESPAÑOL de Málaga.
No llegaron a cerrar, pero se les redujo el campo de venta. Hicieron un ERTE. "Ahora estamos casi todos. Queda un trabajador en ERTE y todos los demás ya han vuelto a la plantilla. Estamos alcanzando la normalidad. No sabemos cómo van a ser los siguientes medios. Hemos ido superando las adversidades. Estamos mejor que en el inicio de la pandemia", relata.
Los trabajadores de la pollería han visto como el centro ha cambiado en el último medio siglo. Incluso cuatro personas de su confianza les han ofrecido franquiciar el negocio en vista del triunfo de algunas de ellas en la zona. "Pero nosotros ahora mismo no lo vemos. Queremos ir día a día, paso a paso, y salir de esta crisis gorda. Tener la plantilla completa y abrir por las tardes", admite.
-¿Qué perdería el centro si cierra vuestro local?
-Las multinacionales tienen más poderío económico que un negocio de aquí. Nosotros vivimos al día. Que nosotros hayamos sobrevivido, que podamos cumplir más de 50 años, habla mucho del nombre y de las personas que lo llevan. Hay un equipazo tremendo. Son 40 años innovando. Hay público de fuera y de Málaga que nos conoce de toda la vida, desde hace tres generaciones al menos.
El alquiler, un problema
Uno de los principales problemas de los comercios en el centro de la ciudad en el elevado precio del alquiler a raíz del auge de los pisos turísticos y la proliferación masiva de multinacionales y franquicias. "Nos atrasaron el alquiler. Pagamos menos y la diferencia la ingresamos ahora. El sitio que tenemos es privilegiado. Es parte del éxito del negocio. Nos gustaría que se regulara el alquiler para comercios y cualquier persona. En otros países de Europa funciona", señala el dueño.
Lacambra que cree que "no se puede subir de buenas a primeras el 50% la cuota de alquiler". "Algunos negocios lo han podido asumir y otros se han marchado. De pagar menos de 1.000 euros a 4.000 euros es inasumible", reprocha.
Al día siguiente, este medio regresa a Pollos San Juan para hacer fotos durante una extenuante jornada de trabajo que empieza a las 10:00 de la mañana. Mariano Aguilar, el encargado y el único en plantilla desde hace 40 años, recibe a EL ESPAÑOL de Málaga con una amplia sonrisa detrás de la mascarilla.
Algunos de sus trabajadores cuentan anécdotas como que un hombre se llevó pollo para Madrid. "No sabemos si le dejaron entrar con eso al aeropuerto", sueltan entre risas. Un matrimonio mayor que venía hasta la pandemia volvió este verano cuando al fin estuvieron vacunados. Incluso hay gente de Rincón de la Victoria y de Marbella que se desplaza hasta aquí para hacerse con un delicioso pollo asado.