Manuel Benavides tiene en su despacho en la Asociación de Vecinos Rebalaje varios poemas escritos por él mismo. Uno de ellos reza:
Aquí tenemos costumbres
las jábegas, las playas y los espetos
nos quitan nuestra identidad.
Si no les gustan cómo viven
los malagueños, que se vayan pa' Sevilla
y que no miren para abajo
así no sentirán envidia.
Junto con Jesús Cazorla, más conocido como Chus, lidera una entidad vecinal que ha propiciado la unión de las seis asociaciones vecinales y culturales para una concentración el pasado 8 de diciembre a la que acudieron unas 300 personas en defensa de la "dignidad" de este popular barrio malagueño. Ambos tienen 59 años, trabajan respectivamente en la construcción y como conserje, y en una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga defienden una reactivación política del barrio.
La asociación
Todo comenzó cuando Benavides, de una dinastía de pescadores residente en Las Protegidas, se rompió un tobillo estuvo un verano casi completo sentado en la puerta de su casa, viendo a sus vecinos. En ese momento, la situación de las casas de esa zona no estaba regularizada y Benavides no paraba de pensar por qué sus vecinos no podía dar por suyas sus casas.
"Decidí que, si quiero hacer algo, tengo que hacerlo yo. Decidí hacer una asociación, busqué gente que ya había participado en asociaciones, gente con más tirón y sabiduría que yo. Yo nunca he pertenecido a partidos políticos ni asociaciones, ni nada. He vivido mi vida con mi familia, a mi bola", explica. Así nació la Asociación de Vecinos Rebalaje hace 12 años, que se ha centrado en solucionar la situación de las casas a pie de playa en El Palo tras la regularización de Las Protegidas en 2010.
Desde su perspectiva, en Málaga se quieren hacer edificios "muy altos" mientras existen "casitas que se están cayendo abajo". "¿Por qué hay casas de lujo para lo que vienen de fuera [los turistas] y los que viven humildes se les niega que hasta pueda arreglar sus casas?", pregunta Benavides.
Su propuesta es convertir esa hilera de casas en Bien de Interés Cultural (BIC) para proteger "un urbanismo hecho por el pueblo" ante el riesgo de "los viejos mueran y los niños malvendan" a especuladores que pudieran convertir las casitas tradicionales de pescadores en productos turísticos más estandáres.
"Te quitan la forma de pescar, te van quitando y te quitan la identidad. Cuando te quitan la identidad, ya no sabes si eres de El Palo. Están desgastando un barrio marengo hasta convertirlo en un barrio guiri de turistas", argumenta Benavides.
Defiende que el barrio es "una perita en dulce", "una joya", algo "muy goloso", por la cercanía con el mar y el encanto que guarda, pero el presidente de Rebalaje resalta que se comprometió con vecinos de la franja costera ya fallecidos a que "nunca abandonaría el barco hasta llevarlo a buen puerto", por lo que seguirá luchando para regularizar las cosas y que no se conviertan en carne de especulación.
"Málaga va a perder lo que le hace diferente. Si somos iguales que los demás, las otras llevan más tiempo y no vas a poder competir. ¡Vende lo que te diferencia de los demás! Pero es lo que quieren cargarse. La esencia de Málaga está en El Palo y, como te cargues eso, te cargas lo que te hace diferente de todas las ciudades turísticas: Alicante, Benidorm...", añade Chus Cazorla, que apunta en una libreta ideas mientras Benavides habla para luego sumarlas a la conversación.
El Ayuntamiento
Cuando comenzó con la Asociación Rebalaje, Manuel Benavides fue en la búsqueda de gente clásica e implicada del barrio "de izquierdas". Asegura que la manera tan directa y sencilla de hablar que tiene hace que la gente crea en él. "¡Mira tú Revilla, la que tiene liada, y lo ven más sencillo que el copón divino!", señala.
Benavides cree que el movimiento de unión asociativa en el barrio tiene potencial para formar una plataforma política en el futuro que saque un concejal o dos en el Ayuntamiento de Málaga y condicionara las votaciones para lograr inversiones para la barriada. Como Teruel Existe en el Congreso de los Diputados, pero de El Palo y en la Casona del Parque.
"Se podría hacer una plataforma donde pudiéramos sacar un concejal, que perfectamente lo sacaríamos. Pero ya empezaríamos a meter política ahí y cada vez creo menos en los políticos", reflexiona Benavides, que luego matiza que él no tiene ambición de liderar esa hipotética plataforma política.
Antes de todo eso, define, el primer paso es la unión de las asociaciones vecinales y culturales de la barriada, que supondría "la semilla". "Es una cosa que aquí se lleva pensando tiempo, pero da susto que alguien diga: Vamos a hacerlo. Primero, tenemos que convencer", plantea.
"El Palo es un gigante dormido. Se trata de que nos respeten y, para que nos respeten allí [en el Ayuntamiento], es con representación política, por desgracia", defiende el presidente de Rebalaje. "Necesitamos que se nos escuche en el Ayuntamiento. Se hablará con el tiempo", planea.
Para Chus Cazorla, si en una concentración organizada en dos semanas se ha conseguido reunir a 300 personas, se puede trabajar durante cuatro años puerta por puerta para conseguir un concejal.
"Nuestro sueño es unir siempre. Quitamos nuestro logo, nos da lo mismo que otros se lleven los laureles mientras consigamos las cosas que planteamos. A lo mejor, de esa unión podría salir un proyecto común. Tampoco es que no lo hayamos planteado en serio", reconoce Cazorla.
Su predicción es que podría pasar como Teruel Existe, que sacaran un concejal y, "al verlo, todos los barrios quisieran hacer lo mismo". Pero para eso todavía quedaría un largo trecho.
"El paleño es paleño. Si tú vendes la unión, que se está trabajando humildemente y ves que los que verdaderamente te están ayudando son los tuyos, es muy fácil darles tu voto", sentencia Manuel Benavides, que recuerda un dicho: "Más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena".
La unión
Antes de que se produzca cualquier movimiento político, su objetivo es afianzar la unidad de las seis asociaciones vecinales y culturales durante los próximos meses. En un inicio, Rebalaje se centraba únicamente en su causa; pero, ante la tardanza para conseguir culminar la regularización de la franja costera, se dieron cuenta de que no podían hacer la guerra solos por su cuenta.
En un inicio, tenían "muy claro" que iban a por esos dos puntos de las casas de Las Protegidas y la playa y no querían distraerse "por nada", ni que les compensaran con alguna otra reclamación a cambio de que cejaran en su empeño.
"Igual pecamos de soberbios y creer que somos muy guay, pero después la realidad te pone los pies en el suelo. Te sientes mejor cuando trabajas por los problemas de los demás y te sientes bien pagado cuando trabajan por los tuyos. Eso se llama comunidad y es lo justo", reflexiona Benavides.
Para esa primera concentración, se sumaron la Asociación Cultural El Palo; la Asociación Ecomuseo Astilleros Nereo, la Asociación de Vecinos de los Baños del Carmen; la Asociación Torre de las Palomas, y Asociación de Vecinos Zona Popular. No todas esas entidades comparten la aspiración a una plataforma política, pero sí problemas comunes a solucionar. "Hemos abierto el abanico; tú me ayudas, yo te ayudo. Hemos pensado que la unión hace la fuerza", resume Benavides.
Entre las nuevas causas que han sumado, por tanto, están la renovación del paseo marítimo o la instalación de una gasolinera en la zona de La Pelusa, que define como "un atropello, que te pongan en la puerta de tu casa 70.000 litros de combustible".
"Lo que queremos es unir al barrio y que nos respeten en Málaga. Ellos no entenderían Málaga sin El Palo", dice el presidente de Rebalaje: "Si tú estás solo, te abrimos los brazos. Queremos luchar por tus problemas también y que se te escuche. Cuando somos más, el sonido es más fuerte".