Claudia tiene ocho años y es de Málaga. Hace "aproximadamente un mes", explica Manuel Pérez, su padre, desarrolló una sintomatología que podría derivar en un cuadro de epilepsia, pero los médicos lo descartaron. Tras varias pruebas que trataban de descifrar qué ocurría, una resonancia reveló que la pequeña sufría un tumor en el tálamo, una parte profunda del cerebro de muy difícil acceso.
El equipo de radiología del hospital materno-infantil de Málaga, donde Claudia ha estado ingresada, comunicó a Manuel que se trataba de un tipo de enfermedad que no se puede operar por la compleja localización en la que se encuentra: "Se le puede hacer más mal que bien", expone. El mundo se le cayó encima.
"Empecé a llamar a gente para tratar de conocer qué tipo de tratamiento era el mejor", reconoce Manuel desesperado. Ahí comenzó una travesía en la que a la pequeña Claudia, la menor de dos hermanos, le practicaron varias pruebas y le realizaron una biopsia para definir un diagnóstico.
Finalmente, los médicos, a los que la familia de Claudia se muestra "eternamente agradecidos" por el trato que le han prestado, concluyeron que la única vía para ayudar a la menor es un tratamiento basado en una "radioterapia de protones", explica Manuel. La Protonterapia, como se conoce esta técnica científicamente, "es el tratamiento ideal para tumores sólidos localizados cerca de los órganos críticos del cuerpo", explican desde la Clínica Universidad de Navarra. De hecho, de acuerdo con la Sociedad Española de Oncología Radioterápica -SEOR-, el caso de Claudia se incluye dentro de los recomendados para esta práctica.
Sin embargo, sólo hay dos máquinas en España que pueden realizar este tratamiento con protones y que podrían ayudar a erradicar el tumor que Claudia subre en el cerebro. La Clínica Quirón Salud de Madrid y la Clínica Universitaria de Navarra, con sede también en la capital, son los dos únicos destinos posibles en los esta malagueña podría recibir tratamiento.
Sin embargo, este diagnóstico incluye un largo proceso burocrático que oscila entre las seis y las ocho semanas; aunque, debido a la gravedad del caso, la familia Pérez había logrado reducirlo a un par de semanas: "La situación estaba muy avanzada, no podemos perder ni un segundo", asevera Manuel. Su hija lo necesita.
Por ello acudieron a las redes sociales, "donde hay mucha basura, pero también gente maravillosa", destaca. Manuel relata que ayer mismo estaban "destrozados", pero ha ocurrido "el milagro de la Navidad".
Gracias a la rapidez con la que se viralizó el caso de Claudia por plataformas digitales debido a la solidaridad de los malagueños, la Junta de Andalucía se ha puesto en contacto con su familia para comunicarles que "la semana que viene" deben recibir una llamada de las una de las dos clínicas de Madrid en las que Claudia puede empezar su tratamiento. Sin duda, para Manuel, ese es "el mejor regalo posible".