Imagen del diseño previsto para el parque fluvial del Guadalmedina.

Imagen del diseño previsto para el parque fluvial del Guadalmedina.

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Así es el parque fluvial con el que Málaga da el primer paso para recuperar el Guadalmedina

El proyecto permitirá ir caminando desde el puente de Armiñán hasta El Limonero. Se plantarán 5.200 plantas autóctonas. Costará 7,6 millones y estará para finales de 2023.

14 enero, 2022 13:56
Málaga

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Málaga abre definitivamente la puerta a la recuperación del río Guadalmedina como espacio ciudadano. Después de décadas en las que el Ayuntamiento de la ciudad ha buscado el modo de intervenir sobre la traza urbana, considerada históricamente como una cicatriz, el acuerdo alcanzado con la Junta de Andalucía permite, al menos, sentar las bases de una primera operación de regeneración. 

El valor simbólico y económico de esta primera fase de la operación es, no obstante, de un calado mucho menor a lo que se pretende para el río. El protocolo ahora materializado afecta exclusivamente a la parte alta del cauce, la que discurre entre la presa de El Limonero y el puente de Armiñán, lo que suponen unos 5,1 kilómetros.

Sobre la misma, se llevarán a cabo importantes actuaciones de regeneración, incluyendo un paseo fluvial en las márgenes y actuaciones en los Montes, mejorando la labor de reforestación de la zona. En su conjunto, la inversión programada es de 7,6 millones, siendo el plazo estimado de año y medio.

Del presupuesto general, la mayor parte, 5 millones, se la lleva la intervención prevista en los Montes, donde se va a acometer una importante intervención de reforestación. En concreto, la misma tiene una dimensión de 350 campos de fútbol e incluye la plantación de 105.000 árboles y la creación de 27 kilómetros de caminos.

Pero el gran protagonista de la propuesta es la creación de un paseo fluvial mediante el que cualquier ciudadano podrá ir caminando desde el puente de Armiñán hasta El Limonero.

En este tramo de algo más de 5 kilómetros se plantarán 5.200 plantas autóctonas, se retirarán 150.000 metros cuadrados de especies invasoras y 3.500 toneladas de residuos. Incluso, el alcalde, Francisco de la Torre, ha hablado de la idea de que gracias a la regulación de la presa pueda haber un flujo de agua natural en el río.

Esta pieza de la operación incluye una aportación de 2,6 millones de la Junta, que serán completados por 1,8 millones del Ayuntamiento, para la instalación del alumbrado y del sistema de riego para la nueva vegetación. También se prevé una nueva conexión del paseo de la margen izquierda con el Jardín Botánico. El protocolo prevé la conservación y el mantenimiento por parte del Consistorio con un coste aproximado de 300.000 euros anuales.

"Es un día histórico", ha remarcado el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, quien ha puesto el acento en que ahora sí es realidad la actuación sobre el río. "Queremos que los malagueños sientan este proyecto como algo suyo, era la asignatura pendiente más importante que tenía por resolver la ciudad", ha insistido en un acto que ha contado con una importante representación institucional de la Junta y del Consistorio.

Sin solución para el puente-plaza

Lo que tendrá aún que esperar es el punto más crítico del encauzamiento, correspondiente a la parte intermedia del trazado y donde el alcalde, Francisco de la Torre, quiere ejecutar una plaza-puente de unos 500 metros de longitud para unir las dos márgenes. 

El impacto de la intervención hace que a día de hoy siga sin existir un acuerdo concluyente y claro entre el Consistorio y la Consejería de Sostenibilidad respecto a la posibilidad cierta de ejecutar esa especie de embovedado parcial que desde hace años demanda el regidor. 

Una intervención de un calado económico considerable. Hay que recordar que el Ayuntamiento lo incluyó en el listado de operaciones a financiar con fondos Next Generation, situando el valor de la misma por encima de los 78 millones de euros.

El principal condicionante que pesa sobre la misma es la necesidad de garantizar en todo momento una capacidad de desagüe en el río de 600 metros cúbicos por segundo. Una premisa que hace inviable cerrar el cauce sin previamente adoptar medidas que permitan reducir el agua que acaba en el encauzamiento.