Ruta para descubrir (y valorar) el acueducto de San Telmo en Málaga
El pasado hidráulico de la provincia nos pone en guardia sobre la necesidad de proteger más que nunca el patrimonio.
5 febrero, 2022 05:16Noticias relacionadas
Es un hecho, que a nadie se le escapa, que el arte urbano lleva décadas dando excusas a una horda de energúmenos oligofrénicos para que vayan dejando su firma epiléptica en cualquier recoveco público donde tengan espacio para mover sus botes de pintura en espray. Son muy poco los artistas como Banksy y Dreucol de este mundo, y muchos los gamberros que deberían pagar bien caras las multas por degradar el entorno con sus absurdos pintarrajeos que no interesan a nadie.
Y a pesar de que vivimos en sociedad, como bien sabe George Costanza, no hay elemento arquitectónico que se libre de esta lacra: ya sea tu portal, un banco de la plaza, cualquier señal o hasta la mismísima catedral de Málaga. Es por eso por lo que no extraña que el acueducto de San Telmo a su paso por Ciudad Jardín esté hecho unos zorros, con grafitis por todas partes.
Aunque no hay más culpables que los desalmados que se dedican a guarrear lo que es de todos, representantes del PSOE malagueño han puesto esta semana el foco sobre esta situación y nosotros no subimos al carro para dar a conocer una infraestructura que en el siglo XVIII se convirtió en una de las obras de ingeniería hidráulica más importante de España, poniendo a la capital de Málaga a la vanguardia de la nación.
Un Bien de Interés Cultural que apreciar
Será porque en Málaga otra cosa no, pero patrimonio tenemos a espuertas, en ocasiones parece que se da por sentado y no se piensa en la necesidad de valorarlo y cuidarlo. No obstante, en el caso del acueducto de San Telmo sí se es muy consciente de su importancia. De hecho, hoy en día está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) porque, como hemos escrito, se la considera una de las infraestructuras más importantes del XVIII en el país, cuyo objetivo era conducir el agua a las alcubillas instaladas en diferentes puntos de la capital y hacerle la vida más fácil a los ciudadanos.
Entre las fuentes ornamentales que se nutrían de este caz destacan la fuente de Capuchinos, en el cruce de las calles Santa María Micaela y Luque con las alamedas del Patrocinio y Capuchinos, y las fuentes de la calle los Cristos, la de Olletas y la Tempus Fugit, situada frente a la entrada del Cementerio de San Miguel.
Una monumental infraestructura cuyo levantamiento se realizó entre octubre de 1782 y septiembre de 1784, en un periodo en el que la población de Málaga estaba en pleno crecimiento gracias al auge comercial que vivía en aquel entonces. Impulsado por el obispo de la época, José Molina Lario y Navarro, el acueducto fue diseñado por el arquitecto Martín de Aldehuela.
A De Aldehuela se le deben agradecer otras icónicas edificaciones como la antigua Casa del Consulado en la plaza de la Constitución, actual sede de la Sociedad Económica de Amigos del País, la un tanto olvidada Casa Barroca de Atarazanas y, sobre todo, el Puente Nuevo, el monumento más emblemático de Ronda.
Su recorrido, de cerca de once kilómetros de longitud, se extiende por las afueras de la ciudad, desde donde se interna para llegar al distrito de Ciudad Jardín, siendo su función original la de transportar agua desde el río Guadalmedina. A lo largo de su trazado la corriente discurría por varias arcas, 33 puentes y 30 acueductos que marcan hitos para realizar una ruta que nos llevará a descubrir esta señera infraestructura.
El agua como vertebrador histórico y turístico
La transformación de los monumentos prácticos en construcciones sin mayor utilidad que la de ser testigos del pasado y representar un atractivo turístico es signo de progreso. Por eso, usar el acueducto de San Telmo para explorar la provincia es un pretexto tan bueno como otro cualquiera y nos permitirá poner en perspectiva el presente.
La ruta que nos ofrece esta obra es un poco más corta que su trazado original: se reduce a siete kilómetros por un camino sencillo de tramos repletos de historia que nos llevarán unas tres horas completar sin mayores complicaciones. El itinerario parte desde la muy famosa Venta El Túnel y sigue el descenso que conduce al lecho del río, tomando contacto con espacios de gran belleza originados por el último tramo del Guadalmedina, antes de llegar a la Venta Las Pitas y pasando por debajo de la carretera de las Pedrizas.
El paisaje está repleto de vida: olivares, almendros y algarrobos, así como una interesante variedad de especies botánicas relacionadas con el agua, como son las adelfas, los cañaverales y los juncos. Además, podemos encontrarnos con una gran diversidad de aves como gorriones, jilgueros, mirlos y algún que otro cernícalo (esperemos que no de esos que ya hemos comentado, de los que van pintando en los monumentos, sino de los de verdad).
Un camino fluvial que se ramifica
A lo largo de este paseo nos toparemos con vestigios muy interesantes como los Molinos de San Telmo, que se empleaban para hacer correr el agua por el cauce de la construcción, atravesando los puentes del arroyo Hondo o el de arroyo Quintana, de las Barrancas, el de los Cinco Ojos, el de arroyo Melero y el del Aceitero, y puentes como el de Humaina, de los Ciegos, de La Apartá, La Majadilla, El Ahorcado y El Pastelero… Numerosos hitos que se complementan con arquetas o alcubillas repartidas por doquier.
Pero sigamos: la ruta, una vez se encuentra cerca del lecho, continúa hasta encontrarse con el Molino del Inca. Dejaremos atrás una pequeña presa que desvía el agua situada junto a un algarrobo de grandes proporciones que indica el punto exacto.
Un poco más adelante, el acueducto de San Telmo se introduce bajo las Pedrizas, desapareciendo de la vista. Nosotros caminaremos quinientos metros hasta llegar a un molino en ruinas que está marcados por unos grandes eucaliptos.
A partir de aquí el trazado baja otra vez hacia el río, hasta el viaducto que pasa sobre el arroyo de Humaina, complicándose un poco, pero ya sabemos que las cosas que merecen la pena exigen algo de esfuerzo, aunque sea mínimo.
Tras toparnos con el puente de Humaina se sigue hasta la barriada de los Molinos de San Telmo, cercano al sanatorio de San Juan de Dios, atravesando el arroyo Hondo y la Hacienda San José, lo que introducía el flujo caudal en la ronda Este de Málaga, esto es, la parte alta de la barriada de Ciudad Jardín, donde termina esta interesante ruta senderista.
Ya que estamos, podemos completar el asunto con una visita a la arcada final del acueducto de San Temo, en la confluencia de las calles Refino, Carrera de Capuchinos y Postigos, y desde donde partían las tuberías hacia las distintas fuentes e industrias de la capital malagueña.