La Antigua Casa del Guardia sabe y huele a vino. El que se sirve en su centenario negocio de la Alameda Principal y el que nace de la bodega y los viñedos escondidos en la zona de Olías, en la Finca El Romerillo. Ahora, superado lo peor de la tempestad de la Covid, la familia Garijo, al frente de la empresa, quiere dar un paso más mirando al futuro.
Tras varios años de espera forzada, Antigua Casa del Guardia retoma el ambicioso proyecto de encontrar al turista con la enología y hacerlo en el mismo espacio donde la cepa se agarra a la tierra y donde la uva llora su zumo. Una pionera iniciativa en la que, incluso, dar la posibilidad al visitante a "apadrinar" una pequeña sección de la finca con la posibilidad de crear su propio caldo.
"La pretensión es que haya varias parcelas para que la gente las apadrine y las desarrolle; que puedan participar en determinadas fases de la vendimia y disfrutar de microvinificaciones de unos 250 litros", explica Cayetano Garijo, gerente de la bodega.
Aunque es ahora cuando empieza a tomar cuerpo el proyecto, sus orígenes hay que encontrarlos en 2016. Ahí es cuando empezaron a darse los primeros pasos que, por lo que explica el responsable de la empresa, podrían estar culminados a finales de 2022.
Para ese momento se espera tener la licencia de obras necesaria para intervenir físicamente sobre un terreno de unos 230.000 metros cuadrados. ¿Y para cuándo podría estar funcionando? "Nos gustaría que a principios o mediados de mayo del año que viene pudiéramos empezar a alojar gente; es cuando el campo está más bonito, cuando la viña es una explosión", describe.
10 bungalós
La iniciativa busca potenciar al máximo el enoturismo, pero hacerlo dando al cliente las máximas comodidades. Es por ello por lo que incluye la construcción e instalación de 10 bungalós de dos habitaciones y salón, con capacidad para unas 40 personas. La previsión es que estén localizados en parcelas de 70 metros cuadrados y dispongan de una superficie de 27 metros.
"Inicialmente íbamos a utilizar unas grandes cubas de vino, pero nos dimos cuenta de que no eran para nada cómodas", informa. Por ello, se ha dado una vuelta al concepto del habitáculo, de manera que satisfaga las necesidades de los futuros visitantes. "A uno le puede gustar mucho el campo pero también quiere tener conexión wifi y tener espacio suficiente", precisa.
Este pequeño desarrollo ha obligado a la promotora a tramitar en los últimos años una actuación urbanística necesaria al tratarse de suelo no urbanizable. Con todos los informes favorables por parte de las diferentes Administraciones públicas, el camino está ya despejado.
Garijo admite que los parabienes estaban sobre la mesa desde hace tiempo. De hecho, el acuerdo del Pleno del Ayuntamiento de Málaga data de junio de 2020. Sin embargo, se optó por la prudencia y pesó una posición conservadora en un momento especialmente crítico por la Covid. "Veíamos que 2020 y 2021 no estaban nada claros y por eso solicitamos una prórroga de once meses, que termina en julio", admite Cayetano.
La situación, por el contrario, es mucho más benévola en la actualidad, en la que la empresa ha cerrado una parte final de 2021 con buenos números, que siguen mejorando en el inicio de 2022. Aunque sin cifras concretas, la previsión es que la creación de esta especie de campamento rural no exija una gran inversión.
"El objetivo es acercar el mundo del viñedo a esos particulares que quieren hacer microvinificaciones y que quieran alojarse en determinados momentos", enfatiza Garijo, quien incide en que la finalidad de este proyecto, que también se abre a todos los que quieran acudir a las instalaciones para participar en catas o degustaciones, no es económico.
De hecho, una de las claves es el reducido impacto de las edificaciones. "Podríamos haber apostado por un desarrollo mucho mayor, pero es que no queremos eso; queremos pequeños grupos, que podamos controlar; disfrutar del patrimonio vinícola que tiene Málaga", defiende.
La parcela cuenta con una antigua bodega, de más de 150 años, y el complejo enológico dispone de varios edificios, uno de los cuales albergará la recepción del campamento; las dependencias al servicio de la bodega…
La superficie dedicada a la actividad de campamento rural será de 9.435 metros cuadrados, de los cuales se interviene sobre 985 metros cuadrados dedicados al área de bungalós. En la zona hay un cultivo de vid de 6.150 metros cuadrados que mantendrá su carácter agrícola compatibilizado con la formación enológica de los usuarios.