La familia Aluz no sabía que el 13 de junio de 2021 les cambiaría la vida por completo. Fue el día en el que vieron por última vez a Juan Carlos Aluz, un malagueño de 60 años. Ya llevan un año sin él y el dolor es cada vez más grande, aunque tratan de vivir la vida teniéndolo siempre en el recuerdo.
Juan Carlos Aluz salió de casa de su madre, con la que convivía, en la zona de Portada Alta (Málaga). Eran las 14.45 h y se dirigía a casa de su mujer para ver a su nieto, en Gamarra, como solía hacer cada día. Pese a lo cariñoso que es, ese día se despidió con un simple adiós y la familia lo notó un tanto apagado.
Cuando llegó, al ver que su nieto no estaba en la casa, decidió irse a dar un paseo tras beber un poco de agua. Su mujer le pidió que no fuese y volviera a casa de su madre, por el calor que hacía. Sin embargo, hizo caso omiso y se marchó a caminar.
Sobre las 19.00 h comenzaron a saltar las alarmas, la madre de Carlos llamó a su hija para preguntarle si se encontraba con Carlos, ya que le parecía muy extraño que aún no hubiese vuelto. Carlos no solía pasar mucho tiempo en la calle, tan solo un par de horas. Desde ese momento, la familia no sabe nada de su paradero,
A las 1.30 h acudieron a comisaría para denunciar la desaparición, puesto que tuvieron que esperar 12 horas desde que le perdieron la pista. Y fue a esa misma hora cuando el teléfono de Juan Carlos dejaba de dar tono.
Un año difícil
EL ESPAÑOL de Málaga ha podido contactar con Elena Aluz, hermana del desaparecido, prácticamente un año después de que se le perdiera la pista a Carlos, como su familia lo llama. Reconoce que ha sido un año "complicadillo" y que la que más sufre es la madre. "Me da mucha pena, mi hermano vivía con ella. Un hijo es un hijo, tenga la edad que tenga. Y yo ahí voy. Es mi hermano mayor, somos una familia muy unida y es muy triste", explica Aluz.
Según relata, la familia ha mandado dos cartas al alcalde con el objetivo de reunirse con él para tratar el caso, pero aseguran que no han recibido contestación ninguna. "Lo llevamos como podemos", dice.
La última vez que habló con la Policía Nacional fue antes de Navidad. Los agentes le comentaron que este tipo de casos no se cierran. Aluz se muestra crítica con el protocolo de búsqueda de las primeras horas. "Tuvimos que esperar para empezar a buscarlo cuando las primeras horas son complicadas y decisivas siendo él un enfermo mental", relata.
El paso del tiempo les hace perder la esperanza, pero la incertidumbre deja un rayito de luz que les hace pensar que puede llegar el día en el que localicen una pista sobre su paradero. "Por su edad y enfermedad siempre se pone una en lo peor, pero siempre hay una esperanza", dice.
Así, declara que tiene un grupo de Whatsapp con más familiares de desaparecidos. En él se apoyan unos a los otros. "Mediáticamente salen a la luz determinados casos, pero otros no. El caso de mi hermano no llamó la atención ni interesó", zanja.