El alquiler del antiguo Café Central de Málaga y su transformación en una taberna estilo irlandés, por más que la empresa del nuevo negocio es sueca, es una de las grandes operaciones comerciales y hosteleras de la capital de la Costa del Sol. El valor simbólico del tradicional establecimiento, que cerró sus puertas hace poco menos de un año, eleva si cabe el impacto de la operación ya formalizada.
Pese al secretismo con el que todas las partes han mantenido las negociaciones, empiezan a conocerse algunos detalles del proyecto hostelero que va a promover el nuevo inquilino, la mercantil Kopparberg, que ya cuenta con un establecimiento semejante en Puerto Banús (Marbella).
"Quieren que sea su buque insignia en España; están convencidos del potencial de Málaga", aseguran fuentes cercanas a la operación. El calendario que se maneja actualmente, todo condicionado al desarrollo de las necesarias actuaciones de adecuación del antiguo bar, es que el pub-restaurante John Scott's abra sus puertas en el primer trimestre del año que viene. Por delante, según los primeros datos, cuatro o cinco meses de obras.
Según las fuentes, el propietario de la empresa arrendataria se había marcado el objetivo de estar presente en Málaga, "por su proyección internacional". "Quieren que sea su establecimiento bandera", insisten.
El alquiler (se desconoce por cuántos años) afecta únicamente a la parte del edificio de la Plaza de la Constitución que albergó el Café Central. Sobre el diseño futuro, las fuentes resaltan la minuciosidad con la que se están estudiando todos los detalles.
En la web del negocio de Puerto Banús se indica que ese era el sexto abierto y el primero de España. Los otros se localizan en Suecia. "Todos los John Scott's son conocidos por su buena comida, cerveza y sidra; puedes comer John Scott's Burger, Fish & Chips, ensalada César y otros platos populares de John Scott's", exponen, al tiempo que informan de que los clientes podrán encontrar la cerveza más vendida en Suecia, entre otras.
Otra manera de pedir el café
El Café Central se hizo particularmente conocido por inventar unos peculiares nombres para pedir los cafés en la ciudad. El entonces responsable del negocio, Rafael Prado, echó la persiana a principios del pasado mes de enero tras no alcanzar un acuerdo con la propiedad, su propia familia, para prolongar el alquiler.
Los primeros vestigios que se tienen de la existencia del local datan de 1920 gracias a la publicidad de una revista turística de la época. Sin embargo, no fue hasta 1954 cuando el empresario Pepe Prado adquirió tres céntricos establecimientos de cafetería cercanos entre sí y los fusionó, permaneciendo únicamente el que estaba entre los tres.