El Cerro del Villar es una joya arqueológica del mundo fenicio sin parangón en la provincia de Málaga y uno entre muy pocos de toda la península. Y pese a su potencial, fue ignorado durante décadas, muestra del desinterés con el que en un tiempo no muy lejano tanto las administraciones como la sociedad misma entendió su relación con la arqueología.
Casi 20 años después de las últimas excavaciones sobre el terreno, esta misma extensión de suelo, situada en la margen derecha del río Guadalhorce, que en el siglo VIII a. C. fue una isla de unas 9 hectáreas de superficie, recupera el protagonismo perdido, siendo ejemplo del reencuentro de Málaga con su pasado oculto.
Superada la etapa de los trabajos de campo dirigidos por la profesora Eugenia Aubet entre 1987 y 2003, una ambiciosa campaña impulsada por la Universidad de Málaga ha permitido a un equipo multidisciplinar de unos 40 especialistas estudiar en extensión durante cuatro semanas un nuevo sector del yacimiento.
Al frente del dispositivo, José Suárez, quien valora que la labor realizada ha permitido corroborar las hipótesis de partida que se pusieron sobre la mesa antes de arrancar las tareas. "Hemos descubierto estructuras en buen estado de conservación y bastante accesibles; restos de muros fenicios construidos con piedra, mampostería y barro que definen habitaciones de distintos edificios y los hemos podido localizar a partir de 30 centímetros de profundidad", subraya.
La referencia no es baladí, más aún si se trata, como es el caso, "de niveles de época fenicia arcaica; eso es difícil en otros asentamientos mediterráneos coetáneos, porque en la mayoría de los sitios han tenido ocupaciones posteriores".
Salvo un pequeño punto de los terrenos, en los que fue localizado una pileta romana, todo Cerro del Villar es terreno esencialmente fenicio. "Tras los fenicios fue una zona que se destinó a la agricultura y se abandonó; eso es lo nos permite acceder a niveles fenicios muy antiguos como en pocos sitios".
Sirva de comparativa que los restos fenicios descubiertos durante la construcción del Museo Picasso fueron localizados a unos 5 metros de profundidad. "Tememos en Cádiz restos importantes fenicios o Alicante, pero incluso en esos casos se puede dar el hecho de que haya superposiciones y que lo más antiguo sea difícil de acceso", reflexiona.
Y es justamente esta cercanía a la superficie lo que hace del cerro "un yacimiento con una potencialidad excepcional para poder conocer cómo se organizaba un asentamiento fenicio arcaico". "Eso nos permite ver cómo se organizan las casas, si hay edificios públicos, si hay espacios productivos como talleres", insiste.
"Es un yacimiento con una potencialidad excepcional para poder conocer cómo se organizaba un asentamiento fenicio arcaico; ver cómo se organizan las casas, si hay edificios públicos..."
Los datos confirman que era una ciudad fenicia en toda regla, que pudo dar cabida a más de un millar de personas. "Hablamos de un asentamiento de muchas hectáreas, que estaban densamente ocupadas; había familias de comerciantes, pero también artesanos y población indígena que se incorpora", describe, poniendo el acento en que se han topado con estructuras y restos arqueológicos "por todas partes".
"Empezamos a entender el urbanismo, cómo van aterrazando las casas conforme se acercan al límite o zona de aguas de la isla; vemos cómo se adaptaron con calles en distintas alturas y que el asentamiento, en un momento determinado, tuvo una cerca, quizás para protegerlos de los eventos que sufrieron y hemos encontrado material arqueológico que nos permite ajustar la cronología, entre los siglos VIII y VI a. C". Entre ellos, piezas de cerámica fenicia, griega y etrusca del siglo VI a. C.
Pero más allá de los muros, los arqueológicos han podido perfilar cómo era el día a día de los habitantes del Cerro del Villar, sus actividades cotidianas, "qué tipo de leña usaban, qué tradiciones culinarias tenían o cómo hacían las tortas de pan".
Una de las conclusiones más atractivas es que eran "fenicios muy malagueños". "Pescaban y consumían recursos marinos, que tenían mucho peso en su dieta; hemos encontrado pequeñas pesas de plomo que usaban para las redes en la pesca". "Era una comunidad que depende mucho del mar; eran, en ese sentido, muy malagueños; las capturas reflejan pescados de pequeño tamaño, propio de la Bahía", añade.
Pero por los hallazgos, puede concluirse, también, que esta población disfrutaba de auténticas mariscadas. "Hay un vertido con restos de coquinas, de almejas, de búsanos… Nos parecía muy fresco y hablamos de unos 2.700 años de antigüedad", dice.
"Una escuela de arqueología para la Universidad"
Los interrogantes que se plantearon los investigadores antes del inicio de las labores, por lo que relata Suárez a EL ESPAÑOL de Málaga junto al asentamiento, han obtenido respuesta. El compromiso es que a finales de agosto y septiembre del año que viene se repita la experiencia, confirmando el interés no sólo de las Administraciones públicas, sino incluso de agentes privados, por financiar estos trabajos.
El deseo del director de la campaña, en cualquier caso, es que lejos de lo que sucedió en un pasado reciente, las excavaciones en el Cerro del Villar tengan una continuidad. "Nos gustaría que a partir del año que viene podamos ampliar los medios y la zona de excavación", demanda, apuntando que de no ser así, el estudio de las alrededor de 5 hectáreas con condiciones de ser analizadas requeriría de décadas.
En su vertiente más académica, el director del proyecto se muestra convencido de que el paso dado este año puede ser la semilla de la que nazca un proyecto de investigación de gran potencial.
"Si el objetivo es conocer la naturaleza de un yacimiento fenicio en extensión hay trabajo para generaciones de arqueólogos; es interesante porque puede ser como nuestra escuela de arqueología para la Universidad de Málaga, el lugar donde se formen muchas generaciones con tecnología puntera, contactando con equipos internacionales para que surja una escuela de investigadores", expresa.
Lo que resulta ciertamente remota es la posibilidad de hacer visitable este yacimiento, descubierto a mediados de los años 60 del pasado siglo y que fue objeto de una primera intervención en los años 70. Para eso, según reconoce Suárez, no hay calendario ni una hoja de ruta clara. Es más, cualquier avance en esta dirección requeriría de un plan especial y de una tramitación específica.
¿El origen de Málaga?
Desde hace décadas se maneja la hipótesis de que el origen de Málaga como urbe tiene en el Cerro del Villar su punto de origen. Una tesis que comparte Suárez, quien, no obstante, admite que los restos más antiguos existentes se localizan en el entorno de la calla Alcazabilla.
Sobre ello, precisa: "Lo que nos indican las cronologías es que Cerro del Villar ya estaba funcionando en ese entonces". Se da la circunstancia, incluso, que según los estudios hubo una fase anterior a la de la desembocadura del Guadalhorce, en el paraje conocido como La Rebanadilla.
"Allí hubo un asentamiento que se interpretó como un santuario fenicio que funcionó desde la segunda mitad del siglo IX; es de lo más antiguo de la Península, pero quedó cubierto por la segunda pista del aeropuerto", rememora.
Tras ese primer emplazamiento, llegó Cerro del Villar, con edificios, configurando un proyecto urbano, "bien diseñado", con manzanas y calles amplias. ¿Qué ocurrió para que los fenicios decidieron abandonar este espacio? "Pensamos que debido a algún evento catastrófico, que pudo estar relacionado con inundaciones del río o del mar, apostaron por consolidarse en la parte de la ciudad que ahora conocemos".