Más de medio centenar de profesionales pertenecientes a una decena de servicios del Hospital Materno Infantil de Málaga han participado en la intervención intraútero Exit. Se trata de un caso real llevado a cabo en los quirófanos de Ginecología y Obstetricia del centro sanitario que ha obligado a coordinar a numerosos profesionales de todas las categorías sanitarias para llevar a buen término una operación intraútero de un feto con sospecha de obstrucción de la vía aérea pulmonar.
El caso, pionero en la provincia, ha supuesto la planificación minuciosa de numerosos servicios del centro sanitario. La peculiaridad del mismo residía en la necesaria coordinación de diferentes servicios ante la incertidumbre de diagnóstico del feto, de 36 semanas, puesto que los estudios de imagen fetal sugerían una obstrucción traqueal, patología que tras el nacimiento podría conducir a la muerte.
Dado que el Hospital Materno Infantil es centro de referencia en la provincia para embarazos de alto riesgo y partos complejos, desde la Unidad de Medicina fetal se hizo una valoración y seguimiento del embarazo. Una vez hubo alcanzado una edad de gestación suficiente para la madurez del feto, los profesionales abordaron una cesárea programada con la planificación in situ de asistencia al recién nacido.
Durante quince días, profesionales de las áreas de Neonatología, Anestesia obstétrica y pediátrica, UCIP, otorrinolaringología pediátrica, neumología pediátrica, cirugía cardiovascular, radiología, cirugía pediátrica, enfermería y la Unidad de Formación, bajo la coordinación del servicio de Ginecología y Obstetricia (coordinado de forma técnica por Isidoro Narbona), trabajaron de forma conjunta para panificar el nacimiento con la previsión de hasta cuatro escenarios diferentes.
Los profesionales de Ginecología y Obstetricia planificaron la cesárea. "Tanto la cesárea como el feto presentaban riesgo. Todo lo que sabíamos era que necesitaría un abordaje inmediato antes incluso del clampaje del cordón umbilical, para que el bebé se oxigenara a través del cordón manteniendo la función placentaria, puesto que la sospecha de estenosis de la tráquea no sabíamos si podría impedir que el bebé respirara por sí mismo", explica el jefe de servicio Jesús Jiménez.
Los anestesistas que atendieron a la gestante tuvieron un papel trascendental puesto que era necesario asegurar una correcta perfusión uterina. Así, el anestesista David Méndez cuenta que para ello se utilizaron fármacos vasoactivos.
"Además, era necesaria una relajación uterina que evitara un desprendimiento placentario de forma que el recién nacido pudiera ser intervenido utilizando la circulación sanguínea de la placenta para conseguir una adecuada perfusión sanguínea y oxigenación de la sangre. También era necesario utilizar fármacos que atravesaran la barrera placentaria para anestesiar al recién nacido de cara a los procedimientos que se iban a realizar", agrega.
Una vez el feto fuese colocado sobre la madre, antes del clampaje del cordón, los neonatólogos debían intervenir intubando al feto tras asegurar con un ecógrafo de quirófano el correcto ritmo cardiaco fetal.
Si la intubación no fuera posible, la sección de Neumopediatría realizaría una broncoscopia flexible, por abordaje nasal, para visualizar y diagnosticar la posible anomalía congénita de la vía aérea así como para realizar intubación guiada con broncoscopio. Si no fuera posible, el servicio de Otorrinolaringología intentaría una traqueostomía para permeabilizar la vía aérea.
El siguiente equipo preparado era el de cirugía cardiovascular y la enfermería perfusionista. Si el uso de ECMO -oxigenación extracorpórea- quedaba descartado, el siguiente equipo que tenía previsto intervenir, como última opción, era el de cirugía pediátrica.
Al igual que estos últimos, la enfermería de quirófano de pediatría había previsto una planificación en previsión de complicaciones en varias secuencias en caso de la imposibilidad de intubación del recién nacido.
A pesar de la planificación y coordinación de los equipos, no fue necesario que éstos interviniesen. El feto nació tal y como estaba previsto mediante cesárea y los neonatólogos realizaron una ecografía de corazón con el recién nacido aún sobre su madre y conectado a ella por el cordón umbilical. Tras comprobar que el ritmo cardiaco era el correcto, los neonatólogos Reyes Roldán y José David Martínez procedieron a la intubación.
Palabras de la madre
Cinco días después y tras las pruebas pertinentes a cargo de Neonatología y por Neumopediatría -se le realizó una fibrobroncoscopia una vez extubado para confirmar que no existía tal obstrucción-, el menor recibió el alta hospitalaria junto a su madre.
Ésta asegura que conocía todos los posibles escenarios. "Semanas anteriores había estado en negación, no quería tocar la ropa de mi bebé. Tampoco preparar la maleta del hospital, algo que las futuras mamás hacen con tanta ilusión, a mí me aterraba", confiesa.
La madre cuenta que dos semanas antes su ginecólogo le dijo que iban a desplegar todos los medios para asegurarse que el bebé y ella salieran del quirófano con vida. "Jamás me había imaginado que cuando me hablaron de desplegar medios, tantos profesionales se iban a volcar en mi caso".
"El cariño y el calor humano que me han transmitido desde la primera cita ha sido crucial en muchos momentos, jamás habrá palabras suficientes para agradecer a todo el equipo médico y enfermeras y especialistas que han hecho posible que mi hijo y yo estemos juntos", ha declarado.