La ambiciosa apuesta de Málaga por generar una Zona de Bajas Emisiones con hasta 4,3 kilómetros cuadrados de superficie y en la que limitar el acceso al tráfico rodado más contaminante inicia su particular cuenta atrás. Muestra del impacto de la iniciativa es que dentro de este espacio se incluyen la Alameda Principal o el Paseo del Parque, entre otros puntos.
Tras anunciarse a principios del pasado mes de octubre la adjudicación del proyecto a la unión de empresas integrada por Tecnologías Viales Aplicadas Teva, S. L. y Tevaseñal, S. A., ahora se ha dado el siguiente paso con la formalización del contrato.
La rúbrica del acuerdo definitivo marca el punto de partida de un calendario fijado inicialmente en 12 meses, de manera que, si se cumplen con las previsiones, la ZBE de la capital de la Costa del Sol deberá estar operativa y en funcionamiento a finales del año que viene.
Y ello no es baladí, por cuanto se trata del plazo máximo autorizado para cumplir con las exigencias fijadas por la Unión Europea, que financia del orden del 80% del coste de la operación a través de los denominados Next Generation.
De acuerdo con los detalles recogidos en la documentación oficial, la iniciativa malagueña fija en 3.134.311,56 euros el coste final, incluido el IVA, lo que supone una rebaja significativa de 1,9 millones respecto al valor de licitación.
La hoja de ruta trazada por el Consistorio no tiene precedentes en la ciudad, que desde hace años cuenta con un Centro histórico acotado al paso de vehículos. De hecho, sólo pueden transitar por la almendra los vehículos autorizados de residentes y comerciantes, así como los servicios municipales y motocicletas.
El proyecto que ahora afronta su desarrollo incluye como elementos con los que filtrar adecuadamente el paso de vehículos un total de 104 cámaras a colocar en 53 puntos de control (17 de ellos de entrada, 19 de salida y 17 dobles, que permiten tanto la entrada como la salida) en un área de 437 hectáreas (4,3 kilómetros cuadrados).
¿Qué se conseguirá con ello? Según los datos que forman parte de los estudios preliminares elaborados por el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU), del orden del 35% de los vehículos que transitan por la zona Envolvente tienen etiqueta B (turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculados desde enero de 2001 y diésel a partir de 2006), mientras otro 29% tiene la C (turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculados a partir de enero de 2006 y diésel a partir de 2014).
Con la propuesta, se podrá reducir este tráfico a corto plazo, hasta rebajar el porcentaje de la etiqueta B hasta un 27,5%, mismo porcentaje para la C. Por el contrario, se incrementará la presencia de la etiqueta 0 (100% eléctricos, de pila de hidrógeno o híbridos enchufables con una autonomía eléctrica superior a 40 km) desde el 0,09% actual a un 12%, o la Eco, de un 1,3% actual a un 23%.
Los datos municipales concluyen que por el espacio geográfico delimitado transitan a diario del orden de 203.000 vehículos, con un recorrido medio de 3 kilómetros, emitiendo diariamente 95 toneladas de CO2 (28.520 toneladas de CO2 al año); 702 kg de CO (211 toneladas de CO al año); 144 kg de NOx (43 toneladas de NOx al año), y 15 kg de micropartículas (4 toneladas de PM al año).
Con la Zona de Bajas Emisiones, a cinco años vista serán unos 183.150 los vehículos que pasen por la zona, dato que caerá a 172.975 en 10 años, y a 162.800 en quince años. Y ello traerá consigo una reducción de los efectos contaminantes.