El puerto de Málaga se encuentra inmerso en la que puede ser catalogada como la segunda mayor transformación en sus más de 2.000 años de historia. Una operación de expansión y regeneración de usos que va a permitir ejecutar sobre el terreno inversiones por un valor cercano a los 400 millones de euros.
Desde que los fenicios encontraron en la bahía de la capital de la Costa del Sol el abrigo necesario para sus escalas, allá por el siglo VIII a. C., son escasos los episodios de crecimiento como el que actualmente vive el recinto portuario.
Los datos manejados por la Autoridad Portuaria son concluyentes y ponen de relieve el empaque de las infraestructuras previstas en el horizonte del año 2027. De la suma global estimada por los responsables máximos de la institución, con Carlos Rubio a la cabeza, 75 millones tendrán que ser sufragados por medios públicos; la parte restante corresponde a los numerosos proyectos de iniciativa privada que ya empiezan a tomar forma.
De todas las piezas que componen la culminación de la metamorfosis urbanística en la que está instalado el puerto desde hace décadas (estación de cruceros, dique de Levante, el centro comercial Muelle Uno, el Palmeral de las Sorpresas), la de mayor valor económico es la Torre hotelera por el grupo catarí Al Alfia.
Los últimos datos manejados años atrás por parte de los promotores, que siguen a la espera de que se complete el extenso camino administrativo, situaban la inversión en unos 200 millones de euros.
Un dinero con el que levantar un establecimiento de 5 estrellas, con 116 metros de altura y capacidad para 350 habitaciones. Será complementado por un gran centro de convenciones con capacidad para al menos un millar de personas.
De mucho menor coste económico, pero de indudable impacto para la industria náutica de la capital de la Costa del Sol, están el puerto deportivo de San Andrés, que va a ser próximamente adjudicado al consorcio Marina San (integrado por Al Alfia, Igy Marinas y Ocean Capital Partners), y la marina de megayates, inaugurada meses atrás.
La inversión prevista para la ejecución de la primera de las infraestructuras, que dispondrá de medio millar de atraques para barcos de una eslora inferior a los 50 metros, ronda los 45 millones de euros. El calendario que se maneja apunta a que su puesta en explotaría sería posible a finales de 2024 o principios de 2025. En el caso de los megayates, el coste de la obra ha rondado los 12 millones.
Complejo de oficinas en Muelle Heredia
Especial repercusión para la ciudad tiene el antiguo y ambicioso proyecto de construcción de un complejo de oficinas con 27.000 metros cuadrados de techo a lo largo de Muelle Heredia, una intervención que se viene demorando desde hace varias décadas y que transformará por completo esa fachada de la ciudad.
A la espera de una actualización en las cifras, su materialización no requerirá menos de 50 millones de euros. Tras una larga espera, la activación del concurso mediante el que adjudicar la concesión demanial de los suelos parece algo más cercana después de que se haya alcanzado un acuerdo con la Agencia Tributaria para la construcción de una nueva sede. Es un paso indispensable para que puedan ser demolidas las actuales instalaciones que el organismo estatal tiene en Muelle Heredia.
Estas son, grosso modo, las grandes operaciones privadas dibujadas en el escenario del puerto. En la parte pública, sin certeza alguna sobre el momento en que habrá posibilidad de avanzar en el Auditorio, el plan de negocios del Puerto ya recoge un importante proyecto que permitirá ampliar en unas 10 hectáreas la superficie de la que dispone el puerto para el depósito de mercancías.
Con este objetivo, las previsiones para los próximos ejercicios recogen una importante inversión económica para la construcción de un nuevo muelle polivalente. Los avances previstos en su plan de inversiones buscan "garantizar la conexión de sus muelles con los principales centros logísticos y de consumo ubicados en Madrid, Zaragoza Plaza y otros mercados europeos del Ramal Central del Corredor Mediterráneo".