El túnel del Metro de Málaga en su tramo final al Centro urbano esconde una sorpresa que quizás no muchos vecinos de la capital. Una especie de secreto que, llegado el momento, puede ser esencial en el futuro de la movilidad de la capital de la Costa del Sol.
A diferencia de lo sucedido con el resto de la extensa infraestructura soterrado del suburbano malagueño, en la pieza que discurre por el lateral norte de la Alameda Principal los técnicos de la Junta de Andalucía tuvieron la precaución de adecuar su ejecución para que el día de mañana, si así se decide, pueda construir bajo el paso soterrado del ferrocarril urbano un segundo túnel para el paso de los trenes de Cercanías en dirección a la Plaza de la Marina.
Una operación que se antoja compleja, por cuando por más que son varios los escenarios temporales en los que la ciudad, por medio del Ayuntamiento, llegó a reclamar formalmente al Ministerio de Fomento la prolongación del trazado del Cercanías desde la calle Cuarteles hasta La Marina, como paso previo a continuar hacia el Este, la realidad es que nunca ha obtenido la respuesta deseada.
Pese a la ignorancia estatal en este asunto, el empeño del alcalde, Francisco de la Torre, acabó por doblar en el año 2010 la negativa inicial de la Administración regional, en aquel entonces gobernada por el PSOE, para que la infraestructura del Metro no impidiese en un futuro la extensión del Cercanías.
De no haberse actuado como finalmente se hizo, la opción de que los trenes que actualmente unen Málaga con Fuengirola y Álora pudiesen continuar recorrido hacia Rincón de la Victoria a través de Málaga capital hubiese quedado anulada. ¿Volver a abrir la Alameda para meter el túnel del Cercanías? Un imposible.
La solución final quedó plasmada en una especie de acuerdo entre el Consistorio y la Junta en 2010. En aquel entonces el trazado del Metro no finalizaba en la Alameda, como ahora, sino que continuaba hasta el entorno de la plaza de toros.
El documento técnico fue elaborado por la consultora Typsa, fijando la solución mediante la que poder ejecutar ese segundo túnel sin tener que poner de nuevo patas arriba el Centro de Málaga. La misma pasaba por aumentar el grosor de los muros pantalla que dan forma al paso soterrado y por aumentar la profundidad de las mismas hasta unos 35 metros. Este añadido en el proyecto inicial del suburbano, haciendo más largas y profundas las pantallas, fue cuantificado en su momento en unos 11 millones de euros.
Un añadido económico que nunca se sabe si será o no explotado, pero que cobra especial importancia en un hipotético escenario futuro en el que el esquema de movilidad de la ciudad retome la idea de que el tren de Cercanías llegue hasta el centro neurálgico de Málaga, abriendo la puerta de par en par a su continuación en dirección a la zona Este.
Bien es cierto que ha pasado mucho tiempo desde la última ocasión en la que De la Torre puso sobre la mesa esta propuesta. Ahora, su prioridad en lo tocante a la movilidad se focaliza en el Plan Málaga Litoral, cuya materialización obligará a asumir una inversión superior a los 400 millones de euros.