La Junta de Andalucía afronta el paso final para licitar el primero de los tres tramos en los va a dividir la construcción del tramo del Metro de Málaga soterrado hasta el Hospital Civil. Tras ponerse sobre la mesa la voluntad de activar la contratación de este tajo inicial dentro de este mes de enero, con un presupuesto de 56,6 millones, la Consejería de Fomento acaba de cumplir con el "último requisito previo" al procedimiento.

Antes de abrir de par en par las puertas para acometer bajo tierra la construcción de los 1,8 kilómetros que separan la estación Guadalmedina, situada junto a El Corte Inglés, de la parcela sobre la que se proyecta el futuro tercer hospital, la Junta tiene que cerrar la etapa anterior, marcada por la propuesta de ejecutar este mismo ramal en superficie.

Y eso es justo lo que ha hecho la Administración regional al publicar en su plataforma de contratación una resolución mediante la que se acuerda "no adjudicar" la obra del tramo Guadalmedina-Civil conforme al planteamiento del año 2018, cuando se dibujaba a ras de calle.

Se da la circunstancia de que esa infraestructura, con un precio de unos 49 millones de euros (incluido el IVA), llegó a ser licitada y contó con ofertas por parte de trece uniones temporales de empresas.

En concreto por: UTE Eiffage/OHL, UTE Azvi/Ferrovial, UTE FCC/Ogensa, UTE Acciona/Conacon, UTE Naxfor/Vías y Construcciones, UTE Copcisa/Elecnor/Rover, UTE Aldesa/Coalvi, UTE Comsa/Heliopol/Martin Casillas, UTE Guamar/Constructora San José, UTE Dragados/Maygar/Otero, UTE Copasa/ Geocisa/Tecsa, UTE Sacyr/Verosa y UTE OPR/Torrescamara.

Para sustentar la decisión de suspender este procedimiento de contratación, la Junta reafirma la idea de que el trazado ferroviario estará relacionado con la dotación en ese entorno de nuevas dotaciones hospitalarias, llegando a señalar la posibilidad de implantar un acceso directo desde el vestíbulo de la estación término hasta la parcela donde se levante el nuevo hospital. 

Informe con todas las razones a favor de soterrar

Para avanzar en esta línea de actuación, Fomento llegó a suscribir en abril de 2020 un contrato con la consultora Alomon para redactar un informe justificando "dejar sin efecto la licitación" de la obra de prolongación del Metro en superficie. En el mismo, se concluye que la decisión "más adecuada" es la de construir la línea soterrada. 

¿Y por qué? Según el informe, la "experiencia previa" conocida en el Metro de Málaga permite concluir "que en los casos de ámbitos urbanos consolidados se ha optado por la construcción del tramo soterrado". Se reconoce que en el trazado Teatinos-Universidad la solución en superficie era adecuada porque las dimensiones del viario, la tipología de trama urbana y la escasa densidad de población lo permiten.

La consultora mira más allá de la capital de la Costa del Sol y analiza lo ocurrido en ciudades como Sevilla, Barcelona, Alicante, Bilbao, Valencia, Zaragoza, Atenas, Toulouse, Rouen, Brescia y Rennes. "En ellas puede verse que, en los tramos por entornos urbanos consolidados, predominan los trazados soterrados y que, en las ciudades donde se optó inicialmente por soluciones en superficie, se está corrigiendo el criterio con posterioridad", añade.

Otras razones expuestas son que genera menor afectación en las actividades del complejo hospitalario y a la accesibilidad universal del viario, al tiempo que provoca un menor efecto barrera, en especial en el tramo en transición en la calle Hilera, "donde se produciría una brecha infranqueable de 140 metros de longitud".

Desde un punto de vista técnico, se defiende que la solución soterrada permite vencer dos problemas de la solución en superficie: la coincidencia de la subida de la rampa desde el tramo soterrado hasta el tramo en superficie en la calle Hilera con la curva cerrada de la calle Santa Elena y la pendiente detectada en la calle Eugenio Gross con Camino de Suárez. 

"Esto permite reducir la energía de tracción necesaria y reduce el desgaste de los carriles, lo que se traduce en un menor coste de mantenimiento de vía", se afirma. A ello se suma la regularidad de trazado y su reserva completa de infraestructura, mejorando la velocidad comercial. 

También se pone en valor su menor afectación sobre el número de plazas de aparcamiento, generando, incluso, "la oportunidad de incrementar el número de plazas de aparcamiento subterráneas en el primer nivel subterráneo", y menor ruido e impacto visual.

Otra de las razones de peso es el menor impacto sobre el tráfico rodado y el transporte público. "Esto es particularmente importante en las calles Eugenio Gross y Blas de Lezo por su importancia como eje vertebrador de las relaciones Norte-Sur", se precisa.

 

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