El valor estratégico que tiene el Metro de Málaga y su esperada prolongación hasta el Centro urbano obligan no sólo a subrayar su peso futuro en la movilidad de la ciudad, sino también a analizar su impacto político en un escenario temporal marcado por las elecciones municipales del 28 de mayo.
La cercanía de esta cita con las urnas, a poco más de tres meses vista, exige acelerar el proceso final de comprobaciones y tramitación administrativa en el que se encuentra inmerso el proyecto de terminación de la infraestructura ferroviaria.
Tanto es así que hay una fecha clave en el horizonte inmediato, el 4 de abril, que, a falta de confirmación oficial, puede al menos ayudar a imaginar cuándo los trenes alcanzarán la estación de la Alameda Principal.
Tomando como referencia el calendario electoral ya aprobado y dado que la votación para la elección de los concejales y alcaldes está ya fijada para el domingo 28 de mayo, la convocatoria oficial de las elecciones tiene que ser recogida en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el 4 de abril.
¿Y por qué es relevante este día? Porque según la legislación que rige este tipo de procesos, desde el mismo momento en que se abre el periodo electoral, "queda prohibido realizar cualquier acto que esté financiado directa o indirectamente por los poderes públicos y que contenga alusiones a las realizaciones o logros obtenidos o que utilice imágenes o expresiones coincidentes o similares a las utilizadas en sus propias campañas por alguna de las entidades políticas concurrentes a las elecciones".
Al tiempo, se precisa que en este mismo intervalo de tiempo "queda prohibido realizar cualquier acto de inauguración de obras o servicios públicos o proyectos de estos, cualquiera que sea la denominación utilizada, sin perjuicio de que dichas obras o servicios puedan entrar en funcionamiento en dicho período".
¿Implica esto necesariamente que la explotación comercial hasta el Centro de Málaga tendrá lugar antes de ese día? No. Pero sin duda la inauguración del tramo final del suburbano (apenas 1 kilómetro entre El Perchel y la Alameda) es aliciente más que suficiente para acomodar los plazos a este calendario. Ello siempre que técnicamente sea posible.
Y parece que lo será. En buena medida porque en los últimos meses se han avanzado varios de los pasos administrativos necesarios para proceder a la puesta en carga de esta parte del trazado. De hecho, a día de hoy todo está pendiente de las comprobaciones y validaciones que tiene que hacer la concesionaria Metro de Málaga, responsable al fin y al cabo de la explotación comercial del suburbano.
Hacerlo antes del 4 de abril tendría un doble efecto: el político, por cuanto los actuales responsables de la Junta de Andalucía, administración responsable de esta obra, podrían ponerse la medalla de haber culminado la pieza central del Metro (las estimaciones de demanda indican que llegando al Centro se duplicará la cifra de pasajeros); y el operacional, ya que podría estar operando antes de Semana Santa, que este año se inicia el domingo 2 de abril y acaba el 9 de ese mes.
Hoja de ruta iniciada hace 8 años
A la espera de que se vayan perfilando los detalles que restan por completar en la hoja de ruta de Metro al Centro, sirva recordar que la cuenta atrás para esta parte de la infraestructura quedó activada hace casi ocho años.
Hay que remontarse a marzo de 2015 para encontrar el momento en que la Consejería de Fomento formalizó el contrato con la unión temporal (UTE) integrada por Acciona y Sando para la construcción de los pocos menos de 300 metros del tramo Guadalmedina-Atarazanas.
Un tajo que se alargó en el tiempo varios años debido a los numerosos sobresaltos y modificados con los que se topó la intervención. Especial mención para la aparición de los restos del antiguo fuerte de San Lorenzo desenterrados bajo el lateral norte de la Alameda.
La ejecución del Metro se encontró físicamente con los muros este y oeste de la estructura defensiva. Debido a su catalogación como Bien de Interés Cultural (BIC), ambos elementos tuvieron que ser respetados, obligando a modificar la traza del túnel por el que en apenas semanas llegarán los trenes
Algo menor fue la demora en el tramo previo: Renfe-Guadalmedina. En su caso, la Junta pudo reactivar la obra en julio de 2018, adjudicando la terminación de la infraestructura a la alianza de Acciona y Sando.
La particularidad de esta parte de la obra es que ya había sido iniciada muchos antes. Sin embargo, quedó parada durante varios ejercicios debido, primero, al desacuerdo económico existente entre la Junta y la adjudicataria original, Grupo Ortiz, y, después, por el tedioso procedimiento que la Administración regional tuvo que seguir para rescindir finalmente el contrato con la firma.