Casi catorce meses y medio después de que el Ayuntamiento de Málaga sacase al mercado sus tres torres en los suelos de Repsol, la subasta queda vista para sentencia. O lo estará este viernes, cuando está previsto que la mesa de contratación vuelva a reunirse para emitir valoración sobre los criterios evaluables automáticamente (premios y oferta económica) y hacer su propuesta de adjudicación.
Con ello se pondrá punto final al procedimiento que desde mediados de enero del año pasado ha seguido la Gerencia de Urbanismo para vender los aprovechamientos de los que dispone en la parcela de los antiguos depósitos de Repsol.
El devenir de los acontecimientos y la renuncia de cuatro de los cinco licitadores que inicialmente ofertaron por estos terrenos hace que el fallo definitivo está claro. Estos son Acciona, Stoneweg, Single Home y Exxacon.
Urbania es la única de las empresas que se ha mantenido en el concurso pese a la naturaleza litigiosa de los suelos, toda vez que se mantiene viva la demanda presentada meses atrás por el colectivo Bosque Urbano.
Frente a la pretensión del Consistorio de favorecer el desarrollo de tres torres de hasta 32 plantas, de usos comerciales y oficinas y un parque de unos 65.000 metros cuadrados, el movimiento social y ciudadano defiende que todo el sector sea destinado a zona verde.
La semana pasada la mesa de contratación ya dio a conocer los detalles económicos de la única propuesta en vigor. Urbania, según los datos desvelados en ese momento, está dispuesta a pagar 66,4 millones de euros por los aprovechamientos urbanísticos. La cifra crece en unos 10 millones respecto al precio de salida contemplado.
El proyecto del promotor privado, que prevé tres parcelas destinadas a residencia libre (lotes 1, 2 y 5) y otras dos para uso terciario y de aparcamiento (lotes 3 y 4), recibió la validación técnica por parte de la mesa de contratación.
El anteproyecto de Urbania destaca por contar con firmas de arquitectura de primer nivel y por plantear la extensión del futuro bosque urbano hacia las torres, integrando los elementos vegetales en la edificación.
El estudio danés BIG, Bjarke Ingels Group, es el responsable de la torre residencial de la parcela P2, sobre la que se podrán levantar 32 plantas de altura. La misma se basa en un concepto de villas dispuestas en vertical. Para ello, el diseño amplía la huella del edificio en las plantas superiores, en las que se configuran terrazas a doble altura con una frondosa vegetación.
Toyo Ito, premio Pritzker en el año 2013, ha estado a cargo del proyecto de la parcela P6 (28 plantas) junto al estudio B720, despacho liderado por Fermín Vázquez. Las parcelas P3, P4 y P5 han sido desarrolladas por el despacho madrileño Morph, con el arquitecto César Frías a la cabeza. La torre residencial (P3) con 30 plantas de altura, imita a la ceiba, un árbol que se ensancha y se retuerce de manera orgánica, generando una atractiva forma curva.
La edificación comercial y de uso terciario (Parcelas P4 y P5), que genera un zócalo de cuatro plantas, se ha bautizado con el nombre de Hedera, la especie botánica conocida popularmente como hiedra, y completa el planteamiento vegetal del complejo bajo los mismos principios.