No por convertirse en habitual, deja de ser llamativo que un organismo directamente vinculado al Ayuntamiento de Málaga ponga en tela de juicio su gestión y dé un palo mayúsculo a la política urbanística de la ciudad. Y esto es justo lo que vuelve a hacer el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU) en la última actualización de la Agenda Urbana, que recoge los indicadores de 2022.

El documento de introducción de este amplio trabajo, en el que trata de medirse la situación real de la capital de la Costa del Sol en variables urbanísticas, medioambientales, demográficas y económicas, entre otras, usa buena parte de su contenido para establecer una especie de contrapunto a los mensajes claramente triunfalistas que en los últimos años se lanzan respecto a la ciudad.

Entre las aportaciones más destacadas de la que se anuncia como una de las últimas participaciones del director del OMAU, Pedro Marín Cots, está relacionada con el "escaso debate ciudadano" al que han sido sometidos en los últimos tiempos proyectos como la Torre del Puerto, el Plan Málaga Litoral, el desarrollo de los suelos de Repsol e, incluso, la apuesta por una Expo Internacional.

"Frente a esta forma de trabajo que, con sus deficiencias, había perdurado 40 años, en los últimos años se ha ido dejando de lado este sistema de proceder, de manera que las nuevas propuestas de ciudad no tienen una ubicación prevista en ningún tipo de planeamiento, y además se muestran como decisiones políticas con escaso debate ciudadano", se dice textualmente en el volumen.

Infografía del proyecto de reurbanización de la Plaza de la Marina.

Todo ello, a juicio del responsable del OMAU, muestra "una imagen de vuelta a los años 70 donde las prioridades de grupos económicos prevalecían sobre la forma urbana como reflejo de un planeamiento inexistente, y hoy en día frecuentemente superado".

En esta misma línea, se sostiene en la introducción de la Agenda 21 que la "fragilidad" del planeamiento queda constatada "en las nuevas actuaciones que los grupos económicos, que no las necesidades ciudadanas, promueven", así como en la nueva legislación urbanística de Andalucía.

Para el OMAU, la LISTA supone un "cambio radical" en la tradición urbanística española de los últimos 160 años, en la que se abre la puerta a que los suelos rústicos son "susceptibles de ser urbanizados por necesidades de interés económico, turístico o industrial, lo que se asemeja a una especie de urbanismo a la carta". 

La recurrente denuncia que viene protagonizando en Observatorio de Medio Ambiente Urbano respecto de la deriva del Centro histórico y su conversión en “parque temático”, se extiende ahora al resto de la ciudad.

"Frente a la ciudad que algunos caracterizan como una mezcla de Catar y un simulacro de Silicon Valley (...) datos escalofriantes de los porcentajes de población que viven en riesgo de pobreza y exclusión social"

Informe del OMAU

A su juicio, la promoción que hace el propio Ayuntamiento de Málaga como una ciudad para invertir colabora a que los agentes inmobiliarios generen unas "expectativas crecientes de rentabilidad de sus operaciones comerciales, en las que el ciudadano medio no solo está ausente, sino que a menudo es objeto de gentrificación". 

Para asentar esta idea, aporta un dato ilustrativo: entre 2015 y 2020, Málaga "perdió 36.687 personas, hombres y mujeres entre 25 y 40 años, y sus hijos entre 0 y 10 años que se trasladaron de Málaga a la corona metropolitana o a otras ciudades españolas". 

"Frente a la ciudad que algunos caracterizan como una mezcla de Catar y un simulacro de Silicon Valley nos encontramos con recientes datos escalofriantes del INE de los porcentajes de población que viven en riesgo de pobreza y exclusión social, que en Málaga está al alza el 23% de la población; la pobreza infantil supone el 40% y los niveles de renta familiar disponible continúan siendo los más bajos de España", apostilla a modo de fotografía en blanco y negro.

Muchas Málagas

En este análisis, el OMAU huye de establecer un patrón general sobre la ciudad, partiendo de la necesidad de "trocearla y analizar cada una de sus partes". "Málaga va bien, Málaga va mal, Málaga está limpia, Málaga está mejor, Málaga está peor. Pero Málaga, como cualquier otra ciudad, es algo muy heterogéneo. ¿Qué Málaga va bien? ¿La de Pinares de San Antón o la de Asperones?", plantea.

Muestra de esa variedad, los indicadores confirman que en materia de renta, "el 100% de las secciones censales del distrito Teatinos mejoraron del 2019 al 2020, pero en el distrito Centro solo lo hicieron el 52%".

Algunas de las construcciones de Los Asperones.

En materia de población, en Palma-Palmilla el 5,9% de sus vecinos procede de países árabes y solo el 0,4% de países europeos; mientras, en Teatinos el 96% son españoles y solo el 0,5% procede de países árabes. 

Cots pone la mirada en el fenómeno de la población extranjera. Las estadísticas permiten concluir que las zonas donde la población extranjera principal es europea "tienen un 40% más renta que los barrios donde la población extranjera principal es latinoamericana y más del doble de renta que los barrios donde la población extranjera principal procede de países árabes". 

Las diferencias son igualmente apreciables cuando el foco se localiza en los espacios verdes. Si en El Limonar hay 65 metros cuadrados por habitante, en La Trinidad son 3,63; en La Palmilla, 2,83 metros, y en Pinares de San Antón, 768,49 metros. 

En este contexto, el director del OMAU lanza la pregunta: "¿Creen que todos responderán igual a la pregunta de si en Málaga se vive muy bien?" Y responde: "No es lo mismo, ni parecido, El Limonar que la Trinidad o que la Palmilla. Pero El Limonar en Málaga, La Trinidad es Málaga, La Merced es Málaga y La Palmilla también es Málaga. La ciudad es el compendio de partes tan heterogéneas que ninguna de ellas se puede considerar que representa fielmente al total".

A su juicio, la mayor lacra de la ciudad es la desigualdad. Primero, porque hay zonas en Málaga "tremendamente desfavorecidas"; segundo, porque los problemas de estas zonas desfavorecidas "en demasiados casos son ignorados o menospreciados por el efecto que produce identificarlas con las zonas más florecientes de la ciudad". 

"El problema de identificar a toda Málaga con El Limonar es que en El Limonar no hay pobreza, ni problemas de paro, ni faltan zonas verdes, ni infraestructuras, ni ayuda en muchos aspectos en los que sin embargo están muy necesitados en otras zonas", sentencia. 

Es por ello por lo que cree que considerar Málaga como una cosa única, supone "un peligro enorme para sus (muchas) zonas más desfavorecidas: todas esas maravillas que se cuentan ahora de Málaga, en su ciudad realmente nunca sucedieron". 

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