El significativo paso adelante dado por el Ayuntamiento de Málaga a finales del año pasado, activando la contratación de una asistencia técnica para la elaboración de una ordenanza bioclimática para la edificación y los espacios públicos y zonas verdes urbanas se queda en agua de borrajas. Al menos, de momento.

Y ello después de que la mesa de contratación haya declarado desierta la licitación municipal. De acuerdo con el contenido del acta, firmado el pasado 19 de mayo, se toma la determinación pese a la existencia de un licitador: la Fundación General de la Universidad Politécnica de Madrid.

Atendiendo a los argumentos empleados por la mesa, se considera que la entidad "no ha acreditado la constitución de la garantía definitiva" en el plazo de 10 días hábiles establecido. 

El objetivo que se había marcado el Ayuntamiento con esta iniciativa, promovida por el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU), era el de disponer de un documento pionero, que tomase como punto de partida la caracterización medioambiental de la ciudad, así como sus recursos naturales (sol, vegetación, lluvia, viento) y las islas de calor. Con esta ordenanza se pretendía responder a una de las exigencias recogidas en el Plan del Clima de la capital de la Costa del Sol, bautizado con el nombre de ALICIA.

Una planificación que se ordena en torno a cuatro ejes, uno de los cuales es el modelo urbano y la movilidad. Y ahí es clave la apuesta por la edificación sostenible, de manera que se promueva una arquitectura bioclimática que aproveche los recursos naturales (sol, vegetación, lluvia, vientos) y reduzca el impacto ambiental.

Una primera acción que viene a sumarse a otra mediante la que aplicar criterios bioclimáticos y de calidad ambiental (confort térmico, ruido, contaminación, etc.) en el diseño del espacio público.

Para alcanzar la meta pretendida, el adjudicatario debía estudiar la Isla Urbana de Calor de Málaga, monitorizando y tomando datos climáticos para el registro de temperaturas, viento y humedad según las diferentes zonas urbanas durante un año completo, elaborar mapas de las islas de calor.

A este primer encargo, se sumaba el correspondiente a la propia ordenanza bioclimática y ambiental de la edificación, para lo que se le pedía que analizase la normativa, directrices y guías de la Unión Europea, del Gobierno de España, de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento; tendrá que evaluar las ordenanzas de la edificación del PGOU de Málaga en estos aspectos.

Otro detalle contemplado en el pliego de condiciones que rige este contrato es que tenía que estudiar e incorporar criterios bioclimáticos mínimos a las edificaciones de uso residencial, productivo, comercial y de equipamiento para minimizar el impacto del cambio climático.

¿Con qué objetivos? Ahorro de energía mediante el aumento de la eficiencia energética en la construcción de los edificios y su uso; reducir el consumo hídrico y mejorar el aprovechamiento del agua; reducir el consumo de recursos naturales durante el proceso de edificación. 

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