Tras décadas como aspirante a organizar un evento de dimensión mundial, Málaga se juega este miércoles en París ser la elegida para organizar la Exposición Internacional del año 2027. Un reto mayúsculo en el que pugna con las ciudades representantes de Estados Unidos, Bloomington (estado de Minnesota); Tailandia, con Phuket: Serbia, con Belgrado, y Argentina, con San Carlos de Bariloche.
A lo largo de este miércoles, los integrantes de la Asamblea de la Bureau International des Expositions votarán de manera continuada en un proceso de eliminación. Porque parece improbable que en la primera de las votaciones una de las aspirantes logre una mayoría de dos tercios.
En ese supuesto, ya habría ganadora. De no ser así, quedará eliminada la aspirante con menos apoyos, repitiéndose el proceso hasta que haya una candidatura que aglutine ese respaldo o hasta que queden dos únicos candidatos. En este caso, será elegido el que obtenga la mayoría simple de los votos.
La potencial designación de Málaga como ciudad organizadora se concibe como un antes y un después en el futuro de una urbe que pretende aprovechar el evento para afrontar una ambiciosa transformación urbanística.
Porque más allá de los tres meses de duración del acontecimiento, que se espera pueda atraer la visita de 3,1 millones de personas (con 7,5 millones visitas), el plan diseñado por las Administraciones públicas relacionadas con el reto recoge actuaciones valoradas en más de 2.100 millones de euros.
Este es, objetivamente, el Premio Gordo que dejaría la Expo en Málaga, básicamente porque abriría la puerta a proyectos de una dimensión tal que difícilmente podrán ser acometidos en solitario con los presupuestos municipales.
La necesidad de actuar sobre el río Guadalmedina, aprovechando su traza urbana para ganar zonas de esparcimiento ciudadano (200 millones); la ampliación del Palacio de Ferias (110 millones); la histórica reclamación del Auditorio de la Música (96,7 millones), y el Plan Litoral (300 millones), mediante el que transformar por completo el Centro Histórico y coser definitivamente la barrera con el puerto. Cuatro piezas valoradas en algo más de 1.000 millones de euros.
Proceso y elección
Los 179 países representados en la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE) votarán de forma secreta por una de las candidaturas. La previsión que maneja el Ayuntamiento es que el anuncio formal de la ganadora sea conocido sobre las 14:30 horas de este miércoles.
Ese será el momento definitivo de una cuenta atrás que, en el caso de la capital de la Costa del Sol, se viene alargando desde hace muchos años. Aunque fue en 2019 cuando el recién reelegido alcalde, Francisco de la Torre, confirmó oficialmente la aspiración de la ciudad a organizar este evento internacional y hacerlo con la sostenibilidad y el futuro de las ciudades como eje del debate, mucho antes el veterano regidor ya amagó con dar el paso.
Sin embargo, ha sido en los últimos cuatro años cuando Málaga ha puesto el acelerador para posicionar su propuesta, bajo el título La era urbana: hacia la ciudad sostenible, entre las favoritas. La ciudad pretende convertirse en el escenario de reflexión sobre la necesidad de encontrar el punto de confluencia entre el desarrollo urbano y la habitabilidad y, para ello, busca ser el ejemplo al que las demás urbes miren para encontrar soluciones basadas en la innovación que ayuden a afrontar los retos que todas comparte: desde la movilidad a la energía.
La consecución de este propósito, en caso de obtener el favor mayoritario de los países, vendrá a ser una especie de broche de oro al exitoso proceso de modernización en el que está instalado Málaga desde hace varias décadas.
La conocida apuesta por la cultura, con la apertura de numerosos museos como el Thyssen, el Pompidou, el Picasso o el Ruso, se ha dado la mano más recientemente con el empuje tecnológico de la urbe, convertida en lugar de atracción y asentamiento multinacionales como Google o base de trabajo de grandes compañías como Vodafone o Santander.
La Exposición Universal de Málaga tendría lugar entre el 5 de junio y el 5 de septiembre de 2027 en los suelos del sector Buenavista, una extensión pensada desde hace décadas para albergar un gran parque empresarial. Sin embargo, la realidad es que transcurrido el tiempo la parcela sigue siendo un erial.
Propiedad del Gobierno central, que tiene la obligación también de levantar más de 1.300 viviendas de protección oficial en este emplazamiento, los suelos reservados para todo el conjunto alcanzan los 800.000 metros cuadrados, dando cabeza no solo a la zona de los pabellones (250.000 metros cuadrados), sino a otros espacios abiertos para eventos, plazas multiuso o el auditorio.
Aunque las esperanzas de Málaga están en obtener la Expo, De la Torre viene advirtiendo desde hace meses que la ciudad mantendrá su apuesta por aprovechar estos suelos para generar un importante desarrollo logístico, empresarial y docente.