Sebastián Sánchez I. M. Ruiz

¡Quién lo iba a imaginar! Cuando el transporte público es barato, la gente responde de manera masiva. Así queda demostrado tras analizar los diez meses transcurridos desde que a principios del pasado mes de septiembre comenzaran a aplicarse importantes bonificaciones en el precio que paga el usuario por moverse en los autobuses de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT) o los trenes del suburbano.

La iniciativa partió del Gobierno el pasado verano como herramienta para "aliviar el bolsillo de los ciudadanos" en plena escalada inflacionista. El Ejecutivo central se ha comprometido en todos estos meses a bonificar con un 30% el transporte en aquellos lugares donde las entidades autonómicas y locales financiaran el 20% restante para mantener un descuento de al menos el 50%. Y eso es justamente lo que han hecho el Ayuntamiento de la capital y la Junta de Andalucía, que se han implicado de lleno

La última prórroga de la iniciativa, aplicada desde el 1 de septiembre pasado, caduca este viernes, 30 de junio, pero hace tan solo unos días el Ejecutivo central mostró su predisposición para darle continuidad, a expensas de nuevo de las demás administraciones. En Málaga, el Consistorio ha dado un paso hacia delante y ha confirmado que la rebaja en los precios ordinarios de los autobuses urbanos continuará hasta el 31 de diciembre

Uno de los argumentos más firmes para hacerlo ha podido ser el impacto mayúsculo en la demanda de viajeros de la empresa municipal. Tras un periodo ciertamente complicado, en los que se seguía arrastrando el mazazo que la pandemia de la Covid tuvo sobre el conjunto de medios de transporte masivos, la EMT empezó a repuntar en sus balances mensuales con el impulso de esta medida.

Desde el 1 de septiembre pasado hasta este mes de junio, estos últimos datos estimados, los autobuses urbanos malagueños han transportado del orden de 36,8 millones de viajeros, casi siete millones más que en el mismo intervalo de tiempo entre 2021 y 2022.

Este pasado mes de mayo, por ejemplo, subieron a los autobuses urbanos 3.951.604 pasajeros, 808.604 más que en el mismo mes del año pasado. En enero, el aumento de viajeros respecto 2022 rozó el millón de personas (967.000).

Este incremento no se antoja casual teniendo en cuenta la posibilidad que se ha ofrecido a los usuarios de comprar la tarjeta transbordo, con 10 viajes, por apenas 4,2 euros (8,4 menos que antes de las bonificaciones). La mensual, que permite viajes ilimitados, ha pasado a costar 19,95 euros, 14 euros menos que con las tarifas normales, y la tarjeta joven, 13,5 euros frente a los 27 euros del periodo previo. 

De hecho, ni siquiera la ampliación de la cobertura del trazado del metro, que desde finales de marzo llega hasta el mismísimo centro de la capital, ha hecho mella en la evolución creciente de los datos, que mes a mes no han hecho más que acumular cifras récord

De hecho, en el caso de suburbano ocurre algo muy parecido. Y, como en el caso de la EMT, la rebaja del coste del billete ha tenido una incidencia más que positiva en su elección como un medio alternativo de transporte público. 

Atendiendo a los números oficiales ya conocidos (queda pendiente el mes de junio), entre septiembre de 2022 (cuando se aplicaron las primeras bonificaciones) y el pasado marzo (mes en que llegó el metro al Centro), usaron los trenes 4.882.000 pasajeros, 889.000 más que en el mismo periodo del año anterior. 

Los tres meses siguientes (abril, mayo y junio), ya con el suburbano llegando hasta la Alameda Principal, la cifra de pasajeros va a rozar los cuatro millones, lo que equivale a unos 2,2 millones más que en el mismo periodo de 2022: a los 1.298.000 pasajeros de abril y los 1,4 millones de mayo, se puede sumar una estimación próxima a 1,2 millones (a razón de 41.000 diarios) en este mes de junio.

En este caso, el coste de un viaje con la tarjeta monedero pasó de los 82 a los 57 céntimos, un precio que se vio nuevamente reducido un 10% desde el 1 de abril, apenas unos días después de que se inaugurase la llegada del ferrocarril urbano al centro. Actualmente, el trayecto en el suburbano cuesta 33 céntimos y así seguirá siendo también hasta finales de año, según confirmó este viernes el presidente de la Junta, Juanma Moreno, mostrado su apuesta por favorecer "la movilidad sostenible".

¿Es una buena medida?

La idea de bonificar el transporte público, o incluso en algunos casos hacerlo gratuito, tiene sus matices según el objetivo con el que se implemente. En el caso de España, la principal finalidad fue aliviar los incrementos de los precios que los ciudadanos estaban sobrellevando bajo el contexto de la guerra de Ucrania. Según los expertos, la medida sí puede ayudar a paliar los estragos de la inflación, aunque siembre que estén sujetas a criterios de renta para que el esfuerzo se dirija realmente a los bolsillos de quienes más lo necesitan y no a toda la población por igual. 

Si el fin es, por contra, que los ciudadanos dejen los coches en casa y opten por el transporte público, ejemplo como los de Luxemburgo o Tallín dan cuenta de que será improbable que dé resultados. En ambos casos, estudios posteriores a la aplicación de la medida constataron que, pese a que el transporte público ganó usuarios, el uso del automóvil no disminuyó, principalmente, porque los usuarios de mayor renta y con mayor tiempo disponible prefirieron seguir usando sus vehículos.

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