El proyecto de las torres de Málaga en los antiguos suelos de Repsol parece estar gafado. O tocado por la malaventura. Algo que en un mercado tan competitivo como el inmobiliario es casi sinónimo de desastre. Y aunque aún no puede aplicarse este término a esta gran operación de venta de activos, es evidente que la misma está herida de consideración.
El último pronunciamiento de los servicios jurídicos de la Gerencia de Urbanismo (que data del 18 de julio, aunque no se ha conocido públicamente hasta ahora), deja "en suspenso con carácter temporal" cualquier acto material de transformación urbanística de las parcelas hasta que "exista pronunciamiento judicial firme" en el contencioso judicial que desde hace algo más de un año viene protagonizando el colectivo Bosque Urbano.
¿Y cuándo podría existir ese pronunciamiento? Aunque sin certeza plena respecto a la resolución final del Juzgado de lo contencioso-administrativo número 4 de Málaga, varias fuentes expertas consultadas por EL ESPAÑOL de Málaga no descartan que "en un escenario optimista" la espera se alargue no menos de 3 años.
Y ello genera un escenario completamente nuevo no sólo para el Ayuntamiento, que aspiraba a ingresar del orden de 55 millones de euros (IVA no incluido) por la enajenación de estos aprovechamientos, sino también para la única promotora dispuesta a comprarlos: Urbania.
De la lectura del expediente queda en evidencia la insistencia municipal en que la promotora interesada ha de aceptar la compra de los terrenos asumiendo el riesgo de un posible fallo judicial contrario a sus intereses, sin que ello le dé derechos a reclamar compensación alguna al Consistorio.
Un matiz que Urbania aceptó y asumió, frente a la decisión del resto de operadores que renunciaron a seguir en la puja por los activos. Fue el caso de Acciona y Stoneweg, que también ofertaron por la totalidad del suelo.
Muestra de la incertidumbre que pesa sobre Urbania, especialmente relevante dada la necesidad de disponer de financiación externa, es que en uno de los escritos recogidos en el acta de la mesa de contratación, de principios de junio, la firma advierte de la posibilidad incluso de iniciar "acciones de responsabilidad civil/enriquecimiento injusto/responsabilidad patrimonial de la administración que le correspondan".
Y como consecuencia de todo ello, no sólo corre peligro el acuerdo público-privado que permitiría materializar tres grandes edificios de 28, 30 y 32 plantas de altura, sino también el ingreso en las arcas municipales de una gran suma económica. Muestra de ello es que las cuentas del Consistorio para 2023 ya prevén la disposición de casi 11 millones como resultado de esta venta de activos.
Impulso de la venta
La posibilidad de contar o no materialmente con este dinero depende de que Urbania (que guarda silencio por el momento), avance en el camino emprendido hace ya año y medio. Porque fue a finales de 2021 cuando el Consejo de Urbanismo dio luz verde al procedimiento para la venta de parte de los antiguos terrenos de Repsol.
Desde ese momento, hasta ahora, la iniciativa se ha visto agitada de manera continua. Y lo que parecía iba a ser una operación exitosa para los intereses municipales, liberando un terreno baldío desde hace décadas, sobre la que generar una nueva centralidad urbana, se ha transformado en toda una odisea.
La razón hay que encontrarla en el recurso judicial que una plataforma ciudadana y social, Bosque Urbano, interpuso contra la venta de los aprovechamientos municipales. Su posición es contraria a la construcción de estos terrenos, defendiendo que la totalidad del sector, con unos 177.000 metros cuadrados, sea destinada a parque.
Una posición que choca con el guion actual del Ayuntamiento, así como con el que se dibujó en el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) en vigor desde el año 2011 y en el que ya se contemplaban cuatro grandes torres de viviendas y usos terciarios.
Pese a que inicialmente el juzgado encargado del caso rechazó las medidas cautelares pedidas por Bosque Urbano, consistentes en la paralización de la venta, la realidad es que el litigio está consiguiendo el objetivo de lastrar la enajenación. Y, quién sabe, si dar al traste con ella.
Desde el colectivo se mantienen firmes en su posición actual. "Ya hace tiempo que entendimos que al equipo de gobierno, o mejor dicho, al alcalde, no se le puede convencer de que la mejor opción para esa parcela, en plena crisis climática y con la necesidad de zonas verdes que tienen esos dos distritos, era hacer una gran zona arbolada
El Ayuntamiento sí ha aclarado que el condicionante fijado por la Asesoría Jurídica no afecta a la parcela de la que es propietario la Sareb, que puede alcanzar las 35 plantas de altura y que tendrá capacidad para 402 viviendas libres, ni a las fincas en las que se planifican sendas promociones de VPO con 212 y 188 unidades, respectivamente.
Detalles del proyecto en juego
A la espera de nuevos acontecimientos, es relevante saber en qué consiste el proyecto de Urbania para esta parcela. Sobre ella dibuja tres edificios en altura diseñados por tres prestigiosos equipos de arquitectura y con capacidad para 528 viviendas de renta libre, así como para unos 20.000 metros cuadrados para oficinas.
El bloque de más envergadura, de 32 plantas, lleva la firma en el anteproyecto del estudio danés BIG, Bjarke Ingels Group. El modelo se basa en un concepto de villas dispuestas en vertical. Para ello, el diseño amplía la huella del edificio en las plantas superiores, en las que se configuran terrazas a doble altura con una frondosa vegetación.
Toyo Ito, premio Pritzker en el año 2013, considerado uno de los arquitectos más influyentes del mundo, ha estado a cargo del proyecto de la parcela P6 (28 plantas) junto al estudio B720, despacho liderado por Fermín Vázquez. En el trabajo se apuesta por distinguir tres volúmenes cúbicos que se expanden de forma regular en altura y son recorridos por grietas de vegetación con un ecosistema propio.
Por su parte, Morph se encarga del diseño de las parcelas P3, P4 y P5. La torre residencial (P3) con 30 plantas de altura, imita a la ceiba, un árbol que se ensancha y se retuerce de manera orgánica, generando una atractiva forma curva. La edificación comercial (Parcelas P4 y P5), que genera un zócalo de cuatro plantas, se ha bautizado con el nombre de Hedera, la especie botánica conocida popularmente como hiedra, y completa el planteamiento vegetal del complejo bajo los mismos principios.