Siguiendo la máxima de "a rey muerto, rey puesto", el vacío dejado a finales del pasado mes de junio por el cierre definitivo de Calzados Hinojosa será cubierto en no mucho tiempo por otro establecimiento de moda o un bar.
La operación de arrendamiento del local, situado frente a la iglesia de la calle San Juan, es promovida por la inmobiliaria Kinos. Según fuentes conocedoras de la actuación, el interés de las empresas por este inmueble es elevado, si bien por el momento no se ha cerrado contrato alguno ni está decidido el uso futuro del mismo. Sí hay conversaciones abiertas con varios interesados.
Calzados Hinojosa echó definitivamente la persiana el pasado 28 de junio tras 103 años de funcionamiento. Ese fue el día en que se puso fin a una cuenta atrás que había sido activada poco más o menos un mes antes, cuando los propietarios de la tienda anunciaron la drástica decisión.
Esto provocó un aluvión de clientes deseosos de retirar el último stock de calzados. La gran mayoría de las personas que entraron esa jornada llegaban a sabiendas de que sería la última vez. Paloma, que acudió junto a sus tres hijos pequeños, recordaba que solía ir con su abuela a comprar. "Da cierta nostalgia ver cómo va a desaparecer", admitía.
La aventura de Calzados Hinojosa la inició José Hinojosa Ruiz, el padre de los dos hermanos que hasta hace unos meses han estado explotando el negocio. Lo hizo tras desembarcar en la capital de la Costa del Sol desde Alhama de Granada, para ser aprendiz en una zapatería que tres años más tarde acabaría regentando, no ha dado más de sí.