La llegada a Málaga de Google y Vodafone, entre otras grandes multinacionales, ha abierto en canal el debate sobre la necesidad que tiene el sector tecnológico asentado en la capital de la Costa del Sol de programadores, informáticos… De hecho, todos los expertos en la materia concluyen que la oferta disponible de trabajadores es escasa en comparación con una demanda creciente.
Pues algo semejante está ocurriendo con uno de los nuevos atractivos del puerto de Málaga y de la propia ciudad: la marina de megayates. Tras su arranque oficial hace poco más de un año, estas instalaciones, capaces de acoger barcos de hasta 180 metros de eslora, se encuentran inmersas en un paulatino crecimiento, con la previsión de alcanzar su "velocidad de crucero" en 2025.
Los parámetros económicos que rodean estas instalaciones confirman que se trata de un motor mayúsculo, que no sólo eleva el atractivo de la ciudad para un turismo de alto poder adquisitivo, sino que además se convierte en un generador evidente de trabajo especializado.
El escollo con el que se encuentra es que la creciente demanda de personal no encuentra una respuesta suficiente en el entorno geográfico más directo. Ante esta dificultad, las empresas explotadoras de la marina, con Ocean Capital Partners e Igy Marina al frente, se ven obligadas a acudir a empresas de Algeciras, Alicante, Baleares, Barcelona o A Coruña, entre otras, para garantizar los mejores servicios a sus clientes.
Sin embargo, los concesionarios trabajan ya en explotar al máximo el peso de la marina para atraer a algunas de estas firmas especializadas, con el objetivo de que creen centro de trabajo directamente en la capital de la Costal del Sol. "De lo que se trata es de que vengan a Málaga y creen una especie de núcleo industrial para dar servicio a nuestros clientes", afirma Ignacio del Río, director de activos de OCP y gerente de IGY Málaga Marina.
Dadas las limitaciones evidentes de suelo en el propio recinto portuario, una de las opciones pasa por aprovechar las oportunidades que haya en alguna de las áreas empresariales de la capital.
"Un barco de unos 100 metros puede tener una superficie de 1.500 metros cuadrados; no deja de ser un edificio que tiene unas calidades de madera, vidrio, aluminio y que necesita ebanistas, carpinteros, buzos, tapiceros, servicios de grúas y carretillas elevadoras, ingenieros y mecánicos...", recalca.
Del Río pone el acento en la trascendencia de este planteamiento. "La gente viene a la marina por el destino, pero hay que tener en cuenta que si una vez están aquí no se les da los servicios que necesitan, se irán. Lo que queremos es tener un porfolio de servicios lo más amplio posible", insiste.
"El servicio se va a prestar, pero creemos que por una economía de coste tiene sentido que si esta marina genera un negocio recurrente, las empresas abran centros de trabajo aquí", reitera.
Una marina de invierno
Con la mirada puesta en completar la transición en la que se encuentra la marina en 2025, Del Río pone el acento en destacar la condición "invernal" de las instalaciones. "No somos una marina de verano; somos una marina de invierno", afirma, recordando que la temporada alta se activa a partir de septiembre, mientras que la baja se corresponde con los meses de junio, julio y agosto.
Y ello se debe, en buena medida, a que Málaga tiene aún que recorrer un camino en el circuito de los grandes yates. "Málaga no es por el momento un destino como Ibiza, Cerdeña o Mónaco, aunque pensamos que puede llegar a serlo; esos barcos, en verano, están en las zonas de más lujo o de moda", precisa.
Pese a ello, la confianza de Igy Marinas y Ocean Capital Partners en el éxito de Málaga es plena. "Es una apuesta acertada; esos barcos, cuando acaba el período de lujo, buscan una zona de invernada y ahí somos una marina ideal, en una ciudad que ofrece todo lo que necesita un armador", defiende.
Los estudios confirman el impacto económico que un gran yate tiene para el destino en el que atraca, con unos 7 millones de euros anuales. De esta suma, entre el 12 y el 15% repercuten directamente sobre la ciudad; otros 20-25% queda ligado a los gastos de mantenimiento.
La fotografía actual de la marina, emplazada entre los muelles 1 y 2 del puerto de Málaga, confirma su crecimiento. "Lo que nos dicen desde Igy es que lo hace más rápido que otras similares; hay que tener en cuenta que no es lo mismo coger una marina que ya funciona a hacerla de cero, porque ponerla en el mapa lleva más tiempo", recuerda.