El camino recorrido por el Ayuntamiento de Málaga para iniciar la construcción del futuro Neoalbéniz llega a su fin. A la espera de que sea formalizado, la Gerencia de Urbanismo ha propuesto adjudicar los trabajos de ejecución de este edificio, llamado a marcar la gestión cultural de la capital de la Costa del Sol en los próximos años, a la unión de empresas integrada por Actüa y Sardella.
De acuerdo con el acta emitida por la mesa de contratación, reunida el pasado martes 10 de octubre, la oferta presentada por ambas constructoras es la más ventajosa y la mejor valorada de todas las presentadas en el concurso público. Tomando como referencia los datos oficiales, esta alianza se compromete a ejecutar el inmueble por 2.722.770,29 euros, siendo el plazo de 14 meses.
El proyecto acumula ya varios años de espera, después de haberse tramitado, incluso, un estudio de detalle para ordenar la parcela sobre la que se levantará el equipamiento, demoler algunas construcciones existentes en la misma y realizar excavaciones arqueológicas.
El edificio va a disponer de cuatro plantas, con una superficie construida de 1.554 metros cuadrados. El uso propuesto para el equipamiento es una "elongación" del propio Albéniz y la creación de dos salas de imagen con capacidad para más de 200 personas. Al tiempo, se plantea también una zona de promoción empresarial, "estratégico en la sostenibilidad del proyecto", así como la sede de la Málaga Film Office como oficina prescriptora del sector audiovisual malagueño ante las empresas productoras.
La intervención programada prevé la reurbanización del entorno para dar acceso y continuidad a los recorridos. Y ello incluye la puesta en valor de las trazas de la Muralla y la Barbacana, haciendo visibles los restos encontrados a través de un suelo técnico de vidrio. Ello hará posible contemplarlos en el patio de ingreso del edificio, así como en el vestíbulo y parte de la sala de cine.
Es uno de los grandes atractivos del proyecto. Las soluciones obligan al recálculo de la cimentación y de la estructura del edificio, eliminando y desplazando pilotes para no afectar a las Torres de la Muralla encontradas. También se reduce el ámbito de la losa de cimentación para poder dejar visible los restos arqueológicos a través del vidrio. Esto hace que el futuro edificio vaya a contar con una estructura compleja volada en toda la medianera para poder poner en valor y respetar el patrimonio cultural.
En el exterior del edificio se sigue circundando el espacio donde se encuentra la Muralla ampliándolo hasta la parte emergente que se ha restaurado, acotando el ámbito mediante una barandilla para que sea visible al aire libre. Con ello, se propone una conexión visual entre el exterior e interior del edificio mediante una celosía a nivel de planta baja, poniéndose en valor los hallazgos arqueológicos.
Riqueza arqueológica
"Desde el punto de vista arqueológico, el edificio se inserta entre dos tramos de muralla descubiertos y documentados recientemente", se subraya, precisándose que uno de ellos es el que parte de una de las torres de la Alcazaba. Asimismo, se destaca que los restos de la muralla y la barbacana documentados en calle Alcazabilla, cuyos trazados se han significado mediante una diferenciación cromática en el firme de la propia calle.
El diseño arquitectónico busca la rehabilitación paisajística y urbana de la ladera de la Alcazaba, creando una fachada a lo que hoy son traseras, "dignificando el espacio y recuperándolo para el uso ciudadano".
"El objetivo principal es el de mejorar la imagen del principal patrimonio monumental de la ciudad de Málaga (Teatro Romano-Alcazaba), recomponiendo la imagen urbana a la salida del túnel de la Alcazaba, actualmente ocupada por dos naves y una medianera, impropias del lugar", exponen los responsables de la propuesta.
Para ello, se opta por un volumen de carácter tectónico, con predominio del macizo sobre el hueco, enfatizando mediante dos planos inclinados que se proyectan, con la diagonal marcada en la fachada norte, hacia la Alcazaba.