No fue en 2022, tampoco será en 2023, pero, si se cumplen las previsiones, será en 2024 cuando grupos reducidos de apenas 10-15 personas y por tiempos de 30 minutos tengan la oportunidad de adentrarse, con solo bajar unos peldaños de escaleras, en la Málaga romana.
Este es al menos el deseo del Ayuntamiento, que ha vuelto a salir al mercado en el intento de encontrar una empresa que ejecute los trabajos de adecuación necesarios en el sótano del Museo Thyssen para hacer visitables los ricos restos arqueológicos desenterrados.
Un viejo anhelo que se ha topado durante años con las dificultades técnicas propias de una zona altamente afectada por la humedad y las filtraciones de agua. No ha sido hasta que se ha podido poner coto a estos problemas cuando el Consistorio ha estado en condiciones de activar una operación de un elevado valor cultural y patrimonial.
Es la segunda ocasión en la que se licitan las actuaciones, toda vez que el primer intento quedó en aguas de borrajas por la ausencia de empresas interesadas. Ahora se retoma la iniciativa reajustando los precios de obra, esperando que con ello sea posible su desbloqueo.
A la espera de que llegue ese momento (las empresas tienen hasta el 27 de noviembre para presentar sus ofertas), resulta más que relevante conocer lo que verdaderamente podrán contemplar los futuros visitantes. Los grupos, reducidos al extremo en aforo y tiempo de permanencia, siguiendo las recomendaciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), para asegurar las mejores condiciones de conservación, caminarán sobre pasarelas de madera instaladas sobre los hallazgos.
La puesta en valor de estos restos es una deuda pendiente que se alarga en el tiempo desde la misma inauguración del Thyssen, en los primeros meses de 2011. Todos ellos son fruto de tres intervenciones arqueológicas, iniciadas en octubre de 2005 y finalizadas en diciembre de 2010.
Estos trabajos han permitido abrir la puerta a acceder a restos de época romana "en un estado de conservación aceptable y en una superficie relativamente extensa". Los mismos permiten discernir aspectos relativos a la configuración arquitectónica, diferenciando zonas residenciales y áreas de producción pertenecientes a un mismo complejo.
"Desde un punto de vista cronológico se han obtenido resultados inéditos en relación con los orígenes de la ocupación y sus vicisitudes hasta su colapso definitivo en el siglo V d. C.", se detalla en el pliego de condiciones que rige este concurso.
Una de las grandes singularidades de este yacimiento es el Ninfeo de los Peces, una fuente monumental construida a finales del siglo I d. C., que tiene asociados sucesivos programas decorativos, destacando motivos figurativos de peces representados con gran realismo y calidad pictórica. "Es un rasgo que por sí mismo determina la excepcionalidad del hallazgo y realza su interés", destacan.
De acuerdo con los estudios de Arqueosur, el periodo útil de la fuente se prolongó a lo largo de casi 300 años, tiempo suficiente para que su estructura evolucionase al compás de las vicisitudes arquitectónicas del sitio, siendo objeto de una reforma que no afectaría a los rasgos esenciales de la fuente.
La primera característica a considerar es la de una construcción de aspecto macizo y extremadamente sólido, erigida sobre un potente basamento de calicanto. Su imagen frontal corresponde a una construcción escalonada: dos gradas revestidas de mármol en el diseño primigenio, un único peldaño revestido de opus signinum tras la reforma.
Más allá de su función primordial, el ninfeo "encierra connotaciones que tienen que ver con la devoción y la necesidad de promoción social del propietario". "Así se entendería el carácter monumental de la construcción, a la vez que el interés por exhibir un rico programa pictórico, compuesto en origen por motivos figurativos y paneles alternos de color granate y turquesa, perfilados con líneas negras y blancas, posibles trampantojos arquitectónicos apenas reconocibles", se valora.
Etapas del asentamiento
En la memoria se incide en que los expertos han podido determinar cuatro fases en la evolución de la ocupación de este espacio, "que remontan la primera ocupación estable al contexto del cambio de era, a la vez que han permitido seguir sus vicisitudes hasta el Medievo".
- Fase I [hasta el último cuarto del siglo I d. C.]: Las transformaciones arquitectónicas a partir de finales de la primera centuria supusieron la destrucción o el enmascaramiento de las edificaciones preexistentes, reduciendo la perspectiva de los niveles de ocupación más antiguos a algunos hitos aislados.
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Fase II [finales del siglo I d.C.-inicios del siglo III d. C.]: La evolución de la zona para el siglo II deja entrever una remodelación profunda de los espacios construidos, inaugurando trazas que se van a mantener vigentes durante casi dos siglos y medio. Se diferencian espacios domésticos, instalaciones pertenecientes a una almadraba y zonas de paso. El final de esta fase queda marcado por el abandono de la almadraba.
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Fase III [inicios del siglo III d.C.-mediados del siglo IV d. C.]: Pese al colapso de la almadraba, los espacios domésticos siguen funcionando. Aunque se mantiene el esquema espacial de la fase anterior, hay adaptaciones. El estado de conservación de este nivel de ocupación permitió identificar los diferentes espacios. Se mantuvieron en uso hasta bien entrado el siglo IV, momento en el que se produjo el abandono y destrucción de todo el complejo edificado.
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Fase IV [segunda mitad del siglo IV d.C.-primera mitad del siglo V d. C.]: La destrucción del complejo supuso un abandono transitorio del emplazamiento. Durante la segunda mitad del siglo IV se produjo una repentina revitalización de la zona, con la construcción de edificios de nueva planta. En el solar de la antigua almadraba se levantó una construcción de "excelentes cualidades arquitectónicas y aires suntuosos". También se dispusieron nuevas instalaciones destinadas a la producción de conservas de pescado, con sendas baterías de piletas. Durante el breve dominio bizantino, arruinados los edificios tardíos, sus restos acogieron una necrópolis de la que existían antecedentes precisos en la zona.