El 27 de octubre de 2003 es una de esas fechas que forma ya parte de la historia de Málaga. Ese fue el día en que abrió sus puertas el Museo Picasso Málaga, proyecto largamente anhelado y esperado, que no sólo permitió el reencuentro de la ciudad natal con la obra del genial artista, sino que además fue el primer gran hito cultural en la capital de la Costa del Sol.
La dimensión de tan significativo acontecimiento va ligada al valor de la joya arquitectónica del Palacio de Buenavista, que abraza desde hace ya más de 20 años las creaciones del artista universal. Un edificio que es ejemplo de la arquitectura andaluza del siglo XVI, en el que se mezclan elementos renacentistas y mudéjares.
Tomando como referencia la información existente sobre el edificio, se conoce que el palacio fue erigido por Diego de Cazalla, pagador de los ejércitos y las armadas reales, que participó en la conquista de la ciudad en 1487. Se da la circunstancia de que su ejecución se realizó sobre los restos de un antiguo palacio nazarí. Del mismo se conserva la torre situada al este del patio principal.
Fue residencia familiar hasta finales del siglo XIX, pasando después a ser casa de vecinos, centro de enseñanza, fábrica de muebles, taller de carpintería y centro hospitalario. Fue declarado Monumento Nacional en 1939.
En 1946 sus propietarios lo cedieron al Estado en calidad de arrendamiento para la instalación del Museo Provincial de Bellas Artes, que se inauguró en 1961 y que mantuvo su uso hasta 1997, cuando fue adquirido por la Junta de Andalucía para ser sede del futuro Museo Picasso Málaga.
Se precisa en la web del propio museo que este palacio reunía todas las condiciones, al encontrarse emplazado en el mismo Centro histórico de Málaga y ser "antiguo y laico", condición que, al parecer, había puesto el propio Picasso.
Las dimensiones originales del Palacio de Bellavista eran reducidas para albergar un museo moderno, lo que obligó a afrontar una ampliación en la parte posterior. Ello motivó la compra de hasta quince casas del entorno, abriendo, así, el proceso de adaptación de varias construcciones adyacentes y la edificación de otras de nueva planta alrededor de la plaza de la Higuera.
La rehabilitación y expansión del complejo museístico fue diseñada por Richard Gluckman (Gluckman Mayner Architects), con Isabel Cámara y Rafael Martín Delgado (Cámara Martín Delgado Arquitectos), así como por la empresa de ingeniería ARUP. El paisajismo fue obra de María Medina.
La Málaga fenicia y romana
El tesoro que supone el Museo Picasso Málaga se completa con lo que duerme bajo el Palacio de Buenavista. A pocos metros bajo tierra de donde los visitantes se deleitan con las colecciones permanente y temporales se localizan importantes restos de época fenicia y romana, así como estancias del antiguo palacio renacentista.
Todos ellos adecuados para ser visitados como parte del recorrido por el museo. Las piezas expuestas permiten medir la dimensión de una de las ciudades más antiguas de Occidente, con cerca de 3.000 años de ocupación continuada.
Malaka, ciudad fundada por los fenicios hacia el siglo VIII a. C., se emplazó en la ladera baja del monte de la Alcazaba. Desde el principio, la población desarrolló una intensa actividad basada en la explotación metalúrgica junto con la producción de púrpura y salazones.
A partir del siglo VI a. C. estuvo bajo dominio púnico, hasta que fue conquistada por los romanos tras la Segunda Guerra Púnica (finales del siglo III a. C.) y su nombre se convirtió en Malaca. Integrada dentro de una de las provincias de Roma, mantuvo sus privilegios como ciudad federada.
El gran desarrollo de las industrias pesqueras hizo que consolidara su carácter comercial. Con la desmembración del Imperio Romano, los visigodos dominaron estos territorios. El periodo se caracteriza por la decadencia de la ciudad, salvo el intervalo de ocupación Bizantina en el que jugó un papel primordial probablemente como capital imperial.
En 711 cayó en poder de los árabes, pasando a depender del emirato cordobés. Desde el siglo X, vuelve a destacar entre las poblaciones del sur de la Península al convertirse en el principal puerto del reino nazarí de Granada, por el cual se expedían sus productos más destacados. En 1487, Málaga es conquistada por los Reyes Católicos.
En el subsuelo se puede visitar un yacimiento arqueológico, donde cabe destacar los siguientes restos:
- Construcciones de finales del siglo VII–principios del siglo VI a. C. que corresponden a parte de una vivienda fenicia.
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Muralla fenicia construida a principios del siglo VI a. C. que protegía la ciudad en su lado Norte, donde probablemente se localizaba una de las puertas de entrada.
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Torre fenicia perteneciente a la segunda línea de muralla que fue construida a finales del siglo VI a. C.
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Habitaciones internas de una de las torres fenicias pertenecientes a la segunda línea de la muralla construida a finales del siglo VI a. C. y que estaría situada junto a una de las puertas de la ciudad.
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Ánfora greco-itálica de finales del siglo III–principios del siglo II a. C.
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Restos de piletas pertenecientes a una factoría romana de salazones de pescado que estuvo en actividad desde el siglo III al V d. C. En ella se elaboraban productos derivados de la pesca, como el famoso garum, que se exportaban a Roma.
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Calle empedrada del siglo XVI destinada a la entrada de carruajes al Palacio de los Condes de Buenavista.
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Restos del suelo original del siglo XVI del sótano del Palacio de los Condes de Buenavista, con tinajas embutidas destinadas al almacenamiento de víveres.