Pese a que no se parece en nada a aquellas grandes concentraciones de personas, por lo general jóvenes, bebiendo en plazas y calles, el popularmente conocido como botellón parece seguir vivo. Lo hace, eso sí, en un formato bien distinto, en el que los grupos son mucho más reducidos. Y pese a esta transformación en el modus operandi, beber en zonas no autorizadas de la vía pública, fue durante 2023 en el principal motivo de sanción por parte de la Policía Local de Málaga.
Este comportamiento irregular, penalizado en las ordenanzas municipales, motivó, según los datos que semanalmente traslada el Ayuntamiento, la incoación de más de un millar de procedimientos sancionadores.
Cabe precisar que la información estadística que sirve de fuente toma como punto de partida las intervenciones que los agentes desarrollan, principalmente, en el entorno del casco histórico. No obstante, hay otros emplazamientos más localizados en la periferia donde habitualmente tienen lugar este tipo de concentraciones.
No fue hasta abril del año pasado cuando los comunicados municipales permitieron localizar geográficamente los puntos en los que se produjeron las actuaciones policiales por concentraciones en zonas no autorizadas para el consumo de bebidas. El análisis de esa información permite confirmar que es el entorno del Centro el que más acciones ha concentrado.
Atendiendo a esta información, cinco son los emplazamientos con mayor número de multas: Campos Elíseos, con 58; Mundo Nuevo, con 46; calle Agua, con 45; el entorno de la Plaza de la Merced, con 25, y la calle Isaac Peral, con 19.
Aunque la cifra de multas puede ser considerada elevada, la realidad es que está muy lejos de los parámetros de hace años, cuando el botellón estaba mucho más presente en la ciudad. A modo de ejemplo, solo en 2011 fueron del orden de 5.000 las penalizaciones activadas por la Policía Local.
Un dato más que relevante, sobre todo si se tiene en cuenta que formalmente el Consistorio prohibió el botellón a mediados del año 2009. Y en 2021, la estadística municipal fue incluso superior. Durante ese ejercicio se contabilizaron más de 6.000 denuncias.
El contraste de sanciones entre 2021 y 2023 puede tener respuesta en el plan impulsado por el Ayuntamiento de Málaga desde mayo de 2022, con un refuerzo evidente de las medidas en las zonas de ocio. Ese endurecimiento en la actuación policial se produjo poco después de que un juzgado condenase al Consistorio por su "inacción" a la hora de controlar el ruido en la Plaza Mitjana.
Datos desde mayo de 2022
Desde ese momento, hasta ahora son más de 9.400 las multas impuestas por los agentes, más de 2.500 de ellas a establecimientos hosteleros y unas 6.800 a personas por vulnerar las diferentes ordenanzas municipales.
Dentro de estos incumplimientos destacan las intervenciones contra aquellos que realizan sus necesidades fisiológicas en la vía pública. Desde finales de mayo de 2022 hasta ahora se cuentan más de 1.900 expedientes sancionadores por este motivo, de los cuales 829 corresponden a 2023. También alcanza el millar de multas las impuestas a personas por cantar o gritar en la calle.
EL ESPAÑOL de Málaga ha consultado a los vecinos del Centro histórico sobre la situación actual y acerca del efecto que el plan policial tiene sobre la zona. El presidente del colectivo, Carlos Carrera, se muestra ciertamente escéptico. Aunque admite que el botellón tradicional fue erradicado, constata la existencia de un problema de convivencia con todas las personas que beben en la calle.
"Y hay otra cosa que podemos llamar botellón, que es en muchas calles peatonales, que antes no lo eran, se han autorizado terrazas a bares de copas, lo que permite que haya gente bebiendo y montando un escándalo tremendo", expresa, añadiendo: "A veces, entre los vecinos, opinamos que han legalizado el botellón".
Carrera es claro a la hora de identificar el principal problema para los residentes del casco antiguo: "el ruido generado por las actividades de ocio nocturno, sobre todo por los bares con música y las discotecas". "No conozco a nadie que viva encima de una discoteca o al lado que diga que puede dormir". pone como ejemplo.
El presidente de la asociación critica que el Ayuntamiento no haya sabido o no haya querido "erradicar" este asunto, apuntando que a las discotecas "no les han tocado un minuto el horario de cierre". Y ello a pesar de que es un uso "catalogado como incompatible en un espacio residencial desde 1997". "Todos los vecinos de Málaga están protegidos ante la posibilidad de que les pongan una discoteca debajo de su dormitorio, menos los del Centro", denuncia.