La nueva milla de oro residencial, hotelera y de oficinas que toma forma en la parte final del litoral oeste de Málaga sigue a la espera de verse completada con la que está llamada a ser una de las grandes operaciones inmobiliarias de la ciudad: La Térmica.
Seis años después de que el desarrollo sobre este suelo industrial fuese reactivado por el fondo de inversión Ginkgo, que se hizo con la mitad de los derechos edificables del sector (la otra mitad está en manos del Ayuntamiento), el proyecto sigue pendiente de quedar definitivamente desbloqueado.
Los avances realizados en los últimos meses entre los promotores privados, con Ginkgo y Espacio, y la Gerencia de Urbanismo, hacen que este largo camino esté casi finalizado. Pero aún restan los últimos tramos para completar el proceso.
Y ello es clave para poder liberar un plan que, de acuerdo con las estimaciones, podrá generar más de un millar de empleos directos durante la fase de construcción de cada una de las piezas que componen la parcela, a los que agregar otros 600 puestos de trabajo una vez terminado.
Este parámetro da una muestra del impacto de una intervención que va a requerir una inversión superior a los 150 millones de euros. A la espera de que se concluya la tramitación aún en marcha, que permitirá validar el proyecto de urbanización y el de reparcelación, el deseo de los promotores es poder poner en marcha la maquinaria sobre el terreno a lo largo del mes de mayo. Será en ese momento cuando, si se cumplen las previsiones, podrán acometerse las labores de descontaminación y de demolición.
Y desde ese momento, unos seis años de obras durante los que se completará la urbanización del terreno, con casi 116.000 metros cuadrados, y la edificación de las casi 200 viviendas que los socios privados quieren materializar (muchas menos que las permitidas en el planeamiento); los desarrollos comerciales y de oficinas, así como del hotel, y las 273 viviendas de protección oficial que hay dibujadas.
Una muestra del tiempo que lleva acumulada la tramitación de este expediente es que el proyecto de urbanización fue aprobado inicialmente en enero de 2021, sin que, tres años después, haya sido aún ratificado de manera definitiva. Desde la Gerencia de Urbanismo confirman que el expediente está pendiente de la subsanación de "un aspecto eléctrico", que una vez sea superado permitirá llevar el asunto a aprobación final por parte de la Junta de Gobierno Local.
Bien es cierto que en este lapso de tiempo, la operación se ha topado con el rechazo continuo por parte de la Dirección General de Costas, que forzó a la rebaja de las alturas de los edificios proyectados (que ya tuvieron que ser recortados debido a la huella del aeropuerto de la Costa del Sol).
El reparo del organismo estatal fue finalmente levantado en marzo del año pasado. Y ello permitió continuar con el procedimiento urbanístico. Hay que recordar que aunque son seis años los que pasan desde la llegada de Ginkgo, lo cierto es que el proyecto de La Térmica hunde sus raíces mucho antes.
La semilla fue puesta hace ahora casi 16 años, después de que el Ayuntamiento de Málaga y la Bolonia Real Estate, en aquel entonces en manos mayoritariamente de Endesa, firmaron un convenio urbanístico mediante el que se daba forma a la transformación de los terrenos de la antigua central térmica.
Frente al uso industrial pasado, el acuerdo abría la puerta de par en par para que la entidad privada pudiese desarrollar más de 800 viviendas (incluidas VPO), así como hotel y espacio para oficinas. A cambio de reclasificar el terreno para permitir el uso residencial, las arcas municipales iban a ingresar 58 millones de euros.
El gran negocio municipal
La realidad es que de este dinero no vio un solo euro. Ante la incapacidad del socio privado de hacer frente a sus obligaciones, las dos partes alcanzaron un nuevo acuerdo por el que el Ayuntamiento recibía en compensación casi la mitad de los aprovechamientos urbanísticos del sector. Una fórmula que se ha mantenido en el tiempo y que, llegado el momento, permitirá al Consistorio hacer caja con su venta.
De hecho, uno de los últimos acuerdos alcanzados entre Nueva Marina Real Estate y Urbanismo afecta al proyecto de reparcelación, que incluye el reparto de fincas del sector entre las dos partes. Conforme al pacto existente, el negocio que hace el Ayuntamiento es más que destacado.
No sólo porque no va a tener que pagar nada de los alrededor de 34 millones de euros en los que se estima la urbanización de todo el suelo, sino porque además va a obtener todo el desarrollo hotelero, que permite un techo de 11.550 metros (a materializar en un edificio de planta baja más 14 alturas), valorado en 11,5 millones de euros (a razón de 1.000 euros el metro). A esto hay que agregar los 4.975.627 euros en los que se tasa el comercial de este mismo terreno (4.737 metros de techo, a 1.050 euros el metro).
Asimismo, la parcela de oficinas, con un techo de 12.564,8 metros (a materializar en un bloque de planta baja más 9 alturas), se queda en manos municipales. El valor asignado es de 10.679.000 euros. Una cuantía a la que hay que sumar los 2.579.850 euros en los que se estima el valor de mercado de los 2.457 metros de techo comercial que hay en esta misma pieza de suelo. Los beneficios se completan con el pago de casi 21 millones de euros por parte de NUMA a cambio de la parte del residencial libre que inicialmente se le asignaba al Consistorio.