Cada noche de fuegos es especial en Málaga. Cada familia malagueña vive el arranque de la feria de una manera diferente. Hay quien pasa la jornada completa en la playa, con un buen arsenal de comida y buena compañía para ver los espectáculos desde el agua; otros abogan por reservar mesa en un buen chiringuito para ver el espectáculo pirotécnico y los drones como postre en el paseo marítimo; y otros, sobre todo los más mayores, prefieren quedarse en casa viéndolos por la televisión junto al aire acondicionado.
Todas las opciones son respetables y tienen un punto en común: raro es el malagueño que no mira al cielo, de una forma u otra, en la medianoche de cada primer viernes de feria. Es como un reinicio. En Nochevieja baja el carillón en la Puerta del Sol, y en agosto, los fuegos artificiales te recuerdan que ya ha llovido desde aquella feria en la que solo eras un dieciochoañero que cada noche llegaba al Real sin previsión de volver antes del amanecer.
La noche de este viernes, miles de malagueños --aunque menos que en los años anteriores-- se acomodaban en la playa de la Misericordia minutos antes de que el reloj marcara las doce menos diez, cuando estaba previsto que los drones entraran en acción.
Sobre la arena, ganaban por goleada los grupos de jóvenes que, como si fuera San Juan, permanecían sentados en sus toallas y acompañados de alguna que otra botella de alcohol, decían, "para ir preparando el hígado para la semana de feria". En el paseo marítimo, eran mayoría las familias esperando con ilusión el "momentazo" de los drones. Esa ilusión se materializaba en los ojos brillantes de varias parejas jóvenes que atendían a sus bebés, deseosos de ver cuáles iban a ser las reacciones de estos cuando el cielo se tiñera de colores para anunciar que comenzaba la primera feria de sus vidas.
También se animaron a bajar a la playa varias parejas de enamorados, aunque las malas lenguas digan que la feria separa más que une. Abrazos por la espalda, besos y manos entrelazadas quitaron protagonismo a los fuegos artificiales. Para que lo entiendan, hubo quien estuvo más pendiente a la persona que tenían al lado que a la terminal de cruceros del puerto, desde donde partieron los drones y desde donde se lanzaron los fuegos.
Los drones levantan pasiones
Unos minutos después de las doce menos diez, la empresa Umiles Entertainment - Drone Light Show lo volvía a hacer. Se metieron a toda Málaga en el bolsillo con sus bonitos dibujos en el cielo. Realizaron dos espectáculos simultáneos, con 140 drones cada uno, a fin de que fueran visibles al este y al oeste, desde La Malagueta hasta La Misericordia.
Los drones formaron una decena de imágenes en tres dimensiones que dejaron sin palabras, sobre todo, a los más pequeños de la casa. "¿Qué están haciendo ahora, abu?", preguntaba con nerviosismo una niña a su abuelo cada vez que los drones se recolocaban. En uno de los muros del paseo marítimo, mientras tanto, dos pequeños emprendedores de no más de diez años trataban de vender pulseras fabricadas con gomitas en una noche donde sabían que tenían mucho público. Ver los fuegos o los drones no era una de sus prioridades, había otras más importantes.
Si bien el año pasado las formas que creaban los drones tenían relación con la naturaleza, este año han sido protagonistas los motivos feriantes, como un perrito caliente, una noria, un patito o un cohete, aunque también ha aparecido la silueta de la chistera de un mago, algo que el público no acabó de entender.
También los clásicos anuncios de El Corte Inglés y San Miguel, que un año más han conseguido comentarios sarcásticos por parte del público malagueño. Precisamente esta edición no se han leído ambos nombres con claridad, lo que ha generado guasa entre los asistentes. "Este año el de la cerveza no ha pagado suficiente, sabemos que es San Miguel porque siempre es así, ¿pero ahí que pone?", comentaba un hombre al resto de su familia.
El clásico, la pirotecnia
Y tras una cuenta atrás iniciada por los propios drones, turno para los fuegos artificiales. Los hubo para todos los gustos. Más discretos, de color anaranjado; amarillos, en forma de biznaga; pero también de colorines e incluso con la bandera de Málaga. También en forma de corazón.
Durante el show piromusical sí que aparecieron entre las miles de cabezas otros tantos miles de móviles que grababan stories, tiktoks y otras variantes para presumir con amigos y familiares a través de Internet. Resulta curioso, pero la mayoría de adolescentes se estaban grabando a ellos mismos viendo los fuegos más que al propio espectáculo pirotécnico. Sin duda, un signo más de la brecha generacional, pues los mayores de 50 sí que grababan enfocando al puerto.
Aunque desde la Misericordia no se escuchaba absolutamente nada, este año la selección musical del Ayuntamiento para los fuegos artificiales fue la siguiente: Yo soy aquel, de Raphael; Como yo te amo, de Gloria Trevi, Nena, de Miguel Bosé con Paulina Rubio; Rey del Glam, de las Nancys Rubias; Ni tú ni nadie, de Fangoria; Tierra, de Chayanne; Las 12, de Ana Mena y Belinda; y I like it, de Enrique Iglesias. Sin duda, una selección mucho más latina que la del pasado año, cuando las elegidas fueron divas internacionales como Dua Lipa, Katy Perry, Taylor Swift y Beyoncé.
Para los veinte minutos del espectáculo, que corrió a cargo de Pirotecnia Zaragozana, fueron necesarias 6.245 unidades de disparos y 500 kilos de pólvora. Aunque algunos aseguraron que se les hizo algo largo, el castillo de pirotecnia acabó logrando un aplauso multitudinario tras la traca final. Durante esta, algunos malagueños cayeron en que estaban a punto de echarse a la mochila una feria más reconociendo que ya han "perdido la cuenta" de cuantas llevan a sus espaldas.
Después de aquel gran aplauso, vuelta a casa y a dormir pronto, que hay que coger con fuerza los ocho días de feria que están por delante. Hay que dar la bienvenida a los traguitos de Cartojal, al revoloteo en el estómago que causa el Saltamontes después de cenar, o al espectacular sabor de una patata asada a partir de las seis de la mañana tras una noche de juerga con amigos.
Malagueños, malagueñas. Estamos de feria. Cuidémosla mucho y a disfrutar.
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