Zona de la barriada Palma-Palmilla, donde se proyecta una importante rehabilitación energética de los edificios.

Zona de la barriada Palma-Palmilla, donde se proyecta una importante rehabilitación energética de los edificios. Amparo García

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Málaga, ante el reto de convertir a los vecinos de Palma-Palmilla en "protagonistas” de sus edificios

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La imagen deteriorada del distrito Palma-Palmilla ha acabado por extenderse en el tiempo hasta solidificarse como una idea fuerza en la mente de muchos malagueños. Hablar de esta zona de la ciudad suele estar ligado a delincuencia, tiroteos, precariedad… Un estigma del que tratan de desvincularse muchos de sus vecinos, víctimas de ese lado oscuro que marca a fuego sus barrios.

En esa labor de recuperación de Palma-Palmilla juega un papel crucial el Ayuntamiento y la herramienta que, desde 2001, ha puesto en marcha en el intento de convertir a los residentes en protagonistas del barrio, concienciándolos de la necesidad de asumir responsabilidades en la conservación y mantenimiento de los edificios en los que habitan.

Este es uno de los objetivos del servicio técnico de apoyo a la organización, dinamización y seguimiento de comunidades de vecinos que el Consistorio vuelve a licitar. Con un presupuesto de partida de 267.918,08 euros (sin IVA), con un plazo de dos años.

"Es una de las actuaciones de carácter socio-comunitario más consolidada, demandada y significativa para los vecinos y vecinas de estos barrios, existiendo en la actualidad 98 bloques que han reorganizado y formalizado su comunidad vecinal", se destaca en el pliego de condiciones que rige este procedimiento. Las empresas interesadas tienen hasta el 14 de enero para presentar sus ofertas. 

Según destacan los técnicos municipales, la formación de comunidades hace que los inquilinos de esos inmuebles "se conviertan en protagonistas directos en la toma de decisiones para resolver los problemas cotidianos que les afectan", mejorando con ello la calidad de vida individual y colectiva.

La ausencia de esas alianzas vecinales provoca que el abandono y desperfecto de las zonas comunes avance de manera "escalonada e irreversible", ya que nadie se hace responsable de su cuidado, arreglo y mantenimiento. Algo que afecta al desarrollo comunitario del edificio, del barrio y "a la normal convivencia entre sus vecinos". 

En este contexto, hay puntos concretos de los barrios que necesitan un apoyo dinamizador de carácter externo que actúe como organizador, socializador, mediador e impulsor de los cometidos y de las responsabilidades que las personas que pertenecen a dichas comunidades. 

Antecedentes

La trascendencia de esta herramienta es aún mayor en un entorno como el de Palma-Palmilla, nacida en los años 60 y 70 del siglo XX, como espacio donde se reubicaron familias procedentes de barrios históricos como La Trinidad o El Perchel, afectados por un plan urbanístico; y familias de barriadas afectadas por el chabolismo y la pobreza.

El tiempo transcurrido desde la construcción de los bloques y el deterioro que la convivencia ha ocasionado que las relaciones vecinales, en un número considerable de sus comunidades, estén, algunas abandonadas y muchas deterioradas, al producirse disputas y rencillas internas que no son solucionadas, provocando un distanciamiento.

El distrito está formado por los siguientes barrios: 26 de Febrero, 503 Viviendas, 720 Viviendas, Arroyo de los Ángeles, Las Erizas, La Palma, La Palmilla, La Roca, La Rosaleda, Las Virreinas, Martiricos, Parque Las Virreinas, Virreina y Virreina Alta, tomando su nombre de los barrios de La Palma y La Palmilla.