Sierra Blanca Estates es sinónimo de lujo. Aunque hay otras empresas dedicadas al residencial de alto nivel, su nombre viene siendo referencia del sector desde hace años, adquiriendo una relevancia internacional aún mayor tras los acuerdos alcanzados con el estudio de moda Karl Lagerfeld para el diseño de cinco villas en la Milla de Oro o con otra reputada firma de diseño, Fendi.
Hace apenas unas semanas, la compañía dirigida por Pedro Rodríguez y sus hijos, Carlos y Luis, ha cerrado la venta de una vivienda por 15 millones de euros. La simple mención de la cifra permite definir la selecta y reducida clientela a la que se dirige. Hoy por hoy tiene en marcha inversiones por más de 500 millones de euros.
Pero el icono en el que se ha convertido Sierra Blanca tras cuatro décadas de historia tiene un punto de partida, un origen, y un camino recorrido en el que, como recuerda Pedro, fueron muchas las ocasiones en las que fue llamado "loco".
EL ESPAÑOL de Málaga se sienta a la misma mesa con Pedro y con Carlos, su hijo y actual director general. Dos testimonios, dos generaciones, con un nexo en común: "La búsqueda del lujo verdadero". "Crear algo nuevo es muy fácil, el reto es crear algo que perdure en el tiempo y eso es lo que intentamos", cuenta Carlos, que defiende la necesidad de que la empresa, en pleno siglo XXI, siga "la línea tan espectacular que ha tenido".
Pedro fue un visionario. Vio lo que nadie por aquel entonces vio o se atrevió a poner en marcha. El veterano empresario recuerda sus inicios en el turismo vacacional. Fue en Estados Unidos donde puso en marcha su primera compañía. Era el año 1973. "En poco menos de una década nos convertimos en el primer productor de turismo de EE. UU. a España", apunta.
"Crear algo nuevo es muy fácil, el reto es crear algo que perdure en el tiempo y eso es lo que intentamos"
Fue la semilla de lo que finalmente se convirtió en Sierra Blanca. Fue clave el acuerdo de adhesión de España a la Unión Europea. La experiencia conocida en EE. UU., donde trabajadores de las zonas frías aceptaban sacrificar salario a cambio de establecerse en zonas más cálidas como Florida, le enseñó el camino.
"No había que ser un genio para darse cuenta de que si España firmaba el tratado de la UE nuestro sur, Marbella y Málaga, la Costa del Sol, se tenían que convertir en el destino turístico más deseable para nuestros hermanos europeos", enfatiza ahora. Y eso es justo lo que ha acabado ocurriendo.
Con este precedente, Pedro Rodríguez empezó su periplo por el real estate. Lo hizo inicialmente en Sotogrande, en 1985. Pero las condiciones climatológicas le acabaron convenciendo para vender y poner sus ojos en la zona de Sierra Blanca, en Marbella.
"Desde el primer día la filosofía era la de construir no una urbanización más, sino la mejor", insiste, remarcando que la calidad del producto de la promotora "ha ayudado a consolidar el prestigio de Marbella". Una apuesta "por bajar la densidad y subir la calidad", como demuestra que de una planificación inicial que incluía 2.000 viviendas "no se habrán hecho ni 500".
"Muchos pensaban que estábamos locos", rememora con ironía. Los primeros pasos se dieron sin financiación. "Estaba tan convencido de que empecé a ofrecer a los clientes la construcción de villas y daba el reembolso completo si no la querían al final; afortunadamente nadie nos lo pidió. Ahora hay un par de casas que nosotros vendimos en casi 3-4 millones que están en cinco y seis veces más", valora.
Ese carácter pionero es el que la familia Rodríguez quiere seguir dando a sus proyectos. "Mi padre ha hablado de la urbanización Marbella Sierra Blanca, de la apuesta por la baja densidad, fue la primera en hacerlo. Y hemos seguido siéndolo con promociones asociadas con marcas de lujo", añade Carlos.
"Es algo que se ve en otras capitales mundiales, pero somos los primeros en Marbella, de España y posiblemente en Europa. Seguimos siendo pioneros 30 años después. Y lo somos en Málaga al hacer el primer proyecto de lujo verdadero", declara, añadiendo: "Buscamos la excelencia; hay que pensar que la palabra lujo se ha prostituido mucho".
Una marca diferenciadora que queda plasmada en EPIC Marbella, en las Villas de Lagerfeld y en la torre de 21 plantas que ya construye en Málaga capital. "Nosotros hemos influido en que esas torres tengan ese alcance, estábamos convencidos de que si participábamos en el proyecto era para ir a lo que no existía, a lo mejor", comenta Pedro.
El empresario destaca la "velocidad" del desarrollo económico y social en el que se encuentra la capital de la Costa del Sol y llama la atención sobre un detalle: "Tiene unas perspectivas que la sociedad de Málaga no entiende, no ve".
"El promotor del turismo residencial de lujo tiene la necesidad de crear algo distinto y mejor; si consigues crear un proyecto de máxima categoría, ese proyecto crea la demanda nacional e internacional"
"El promotor del turismo residencial de lujo tiene la necesidad de crear algo distinto y mejor, de innovar", defiende Pedro, quien abunda en la apuesta de Sierra Blanca por hacerlo "en ciudades que tienen presente y mejor futuro". "Si consigues crear un proyecto de máxima categoría, ese proyecto crea la demanda nacional e internacional y eso repercute en los precios". añade.
Para los responsables de la promotora marbellí, es clave en este proceso apostar por proyectos que "estén en condiciones de competir con éxito no sólo en su entorno más próximo, sino en las más diversas ciudades del mundo".
En un momento de la conversación, que se alarga más de una hora, surge la Covid y el impacto que la crisis sanitaria ha tenido sobre el sector. "Fue un shock para todos, pero muy pronto se empezó a ver la existencia de una demanda superior a lo que podíamos esperar", reconoce Pedro, quien relaciona este hecho con que muchos trabajadores nacionales e internacionales han tomado la decisión de "vivir mejor, en un clima espléndido sin esperar a tener 60 o 70 años".
"Se ha acentuado la tendencia y se ve que los inversores del turismo residencial son más jóvenes y con más dinero; eso es interesante, porque es gente que trae una cantidad de experiencia espectacular", expone.
Las observaciones de su padre son completadas por Carlos, quien recuerda que en los primeros meses de la pandemia la presencia de consultas en la web de la compañía era nula. A partir de ese momento, los números empezaron a variar. "Las personas iban preguntando, mostrando su interés por tener su casa en Marbella; hasta llegar a algo que en ese momento era sorprendente, que era comprar casas de varios millones de euros online. Eso nunca había ocurrido".
Sierra Blanca es un actor más de una industria, la residencial, que se ha demostrado clave en la economía española. El fundador de la compañía no duda en subrayar que en buena medida la actividad que hoy por hoy existe en Marbella se debe a la presencia de extranjeros que han encontrado en la ciudad su lugar de residencia.
"Antes los restaurantes cerraban, no había negocio; estos dos inviernos, están llenos, las tiendas funcionan. Al principio de la pandemia le pregunté a un empresario de la restauración por quiénes eran sus clientes. Me dijo que eran turistas residenciales. Son ellos los que hacen que esos negocios funcionen", afirma, concluyendo: "En los últimos 30-40 años el turismo residencial ha sido el verdadero motor económico de nuestra región".