Por eso los corazones, de los amigos cañones, son corazones de oro, oro por el que te digo, que los mejores amigos, son los mayores tesoros…
Y tu corazón, amigo, es del oro que bruñen para las puertas del cielo, donde sólo los elegidos pueden estar por habernos regalado la sonrisa y la amistad sincera cada día que compartimos. Cuánto nos vamos a acordar de ti Javi…, las lágrimas brotan y los recuerdos atraviesan el alma en cada palabra que escribo. Sabíamos que esto llegaría, pero, no quisimos darnos cuenta. Tú así lo quisiste, irte con entereza, sin aspavientos ni dando pena. Sin hacer de tu ocaso un drama, un río de lamentos, ni curiosos que te agobiaban la espera. Sólo querías descansar después de haber sufrido la enfermedad, esa que a todos acecha y a la que te has tenido que enfrentar, rodeado de tu familia que lo ha dado todo por amor. Un monumento no sería bastante para colmar los esfuerzos de todos ellos, pero una sonrisa tuya les daría fuerzas para seguir en mil batallas más agarrando tu mano.
Ayer, mientras tu cuerpo quedaba y tu alma era acogida en la gloria de Jesús de Viñeros, infinidad de amigos fueron a darte un adiós. Para muchos fue algo repentino, no sabían de la gravedad que conocía tu familia y algunos amigos. Fuimos celosos de la información hasta el final por tu expreso deseo. Con esta noticia de tu partida, las muestras de cariño sincero fueron llenando las redes sociales, porque tú, eres especial Javi. Nos has sacado una sonrisa a todos cuando peor hemos estado, tu espontaneidad era la clave de engancharnos a tu persona. Ese don que Dios te dio para hacernos la vida mejor a todos los que te conocimos y disfrutamos de tu amistad.
Con las fuerzas justas has estado, hasta el último momento, al pie del cañón durante el año, para no perder la oportunidad de hacer lo que te gustaba. En los carnavales, con tu murga los Mu´ariscos, mientras Alberto te vigilaba en el escenario para que pudieras actuar en tu gran pasión, esa fiesta que me enseñaste a respetar y a escuchar. Con amigos que te quieren con locura y que siempre te llevarán en su corazón. Con el teatro, junto a tus compañeros de Eventos con Historia, con un papel representado recientemente y otro que estabas preparando. Tus compañeros ayer se rompieron al recordar cada ensayo y tus travesuras con risas y pena, siendo el amor a ti, de nuevo, el puente que nos une a todos. Porque los murguistas, los actores, los músicos, tus niños de San Lorenzo, de la Esperanza de cornetas y hasta de Sorbas, junto con tus hermanos del Prendimiento y de Viñeros, ayer, tuvimos un nexo común, tu amor. El amor de Dios que a todos nos une y se encarna en personas como tú. Si alguien ha conseguido unir a gente tan diferente, ese eres tú Javi. El aplauso al final de tus días, que surgió en los últimos instantes de tu presencia, sólo lo arrancan quien de verdad deja un recuerdo imborrable, un ejemplo de persona, una sonrisa y un corazón de los que doy gracias por haber tenido en mi vida. No hemos sido amigos de toda la vida y estoy roto, si en pocos años has calado así en nosotros, ¿cómo podrá sentirse quien te ha tenido desde siempre?
Descansa en paz, amigo, seguiré tus consejos, porque sé que me vigilas desde el cielo. Mi capataz, seguirá avanzando el Maestro a tu voz en los corazones de los correonistas. Mi albacea, haremos lo que nos pediste, estar y ayudar, vestiremos al Señor de Viñeros con tu recuerdo siempre presente. Sólo espero que tengas para nosotros, ese Gran Perdón que llevas grabado a fuego en el alma, por si alguna vez no estuvimos a la altura, si no tuvimos el acierto o las palabras adecuadas para seguir remando a tu lado ante la adversidad de la enfermedad. Te quiero hermano, te queremos mucho… “No vea loko, que putada…”