Hoy voy a hablar de gastronomía en Málaga. Debo ser muy valiente. Comida y urbanismo, dos temas que apasionan a los malagueños en las redes sociales.
En primer lugar, aquí hay mucha oferta. No sólo en el centro, sino en los muchos barrios de esta ciudad. Lugares como Victoria, Reding, Perchel, Huelin, Pacífico, Pedregalejo y muchos otros ofrecen una gran variedad de cafés, bares y restaurantes. Si podemos, deberíamos apoyar también estos negocios.
Llevamos poco más de un año viviendo en el Centro Histórico y siempre hay muchos cambios. Los viejos locales gastronómicos cierran, los antiguos se actualizan, se abren nuevos bares y restaurantes, algunos de estos nuevos vuelven a cerrar. La competencia es feroz. Una de las consecuencias de la evolución de la gastronomía en la ciudad es la posibilidad de elegir, su elección. Variedad y calidad para todos los bolsillos.
Desde los restaurantes locales tradicionales y con solera, que siguen teniendo un papel central en la gastronomía de la ciudad, hasta las nuevas y modernas propuestas de platos andaluces, pasando por la cocina internacional y las opciones vegetarianas y veganas, la oferta es infinita. La ciudad ofrece comida para todos los gustos y todos los bolsillos. Todavía se puede tomar un menú del día en el centro de la ciudad por menos de 10 euros.
A mí me encanta un mitad doble y un pitufo mixto en La Malagueña, otros prefieren su café de Starbucks o un bol de yogur saludable para desayunar. La gente quiere elegir y Málaga lo ofrece.
La reciente trayectoria culinaria de Málaga se personifica en los logros del chef malagueño Dani Carnero, que ha abierto tres destacados restaurantes en el centro de la ciudad. La Cosmopolita, La Cosmo y Kaleja, por los que él y su equipo han sido premiados con una Michelin esta semana. Lugares como estos ponen a Málaga en el mapa para un público más exigente, ya sea local o visitante.
La vida en la ciudad ha cambiado nuestros hábitos alimenticios, aunque nuestros vecinos sigan sonriéndonos por cenar en casa a las 19.30 de la tarde.
La otra noche, durante una visita a La Pechá, me acordé de nuestras costumbres en los pubs de Inglaterra: una pinta de cerveza y patatas fritas. Esto ha sido sustituido por vermú y una mijilla de ensaladilla. Descubrir nuevos bares y restaurantes y conocer el lado culinario de esta zona, enriquece considerablemente nuestra vida en esta ciudad.
Existe el mito de que muchos de los nuevos restaurantes de la ciudad son caros y sólo están dirigidos a los turistas. Esto es bastante supuesto y quizás un poco irrespetuoso con la gente de esta ciudad. Compruebe estos locales, que son frecuentados en su mayoría por locales; que quieren algo diferente, que quieren una opción y aprovechar al máximo el cambiante panorama de la gastronomía de la ciudad.
No olvidemos que los alquileres han subido considerablemente en los últimos años, al igual que los precios de los alimentos, la energía y los gastos de personal. Los propietarios de estos locales también merecen obtener beneficios por el riesgo que asumen y el duro trabajo que invierten en su negocio.
Hay muchos locales excepcionales en la ciudad y muchos de ellos llevan muchos años aquí. La calidad y el servicio siempre ganan. No todos son muy buenos, pero no me corresponde hablar de ellos.
Aprovecha la oferta que tiene tu ciudad, busca las gangas y los lugares para las ocasiones especiales, prueba algo nuevo. Te sorprenderá lo mucho que tiene Málaga para ofrecer.