La Navidad es un regalo, incluso en un hospital pediátrico

La Navidad es un regalo, incluso en un hospital pediátrico

La tribuna

La Navidad es un regalo, incluso en un hospital pediátrico

17 enero, 2023 05:00

Son las 21:00 horas del 24 de diciembre de 1995. Yo llevaba desde muy temprano en la mañana trabajando en la Planta de Pediatría de mi hospital. Antes de marcharme a casa a celebrar la Navidad con los míos, me quería despedir de una compañera médica de familia que acababa de ser mamá, pero que tuvo que ingresar a su hijo, de apenas un mes y medio, con un cuadro de enfermedad respiratoria muy importante apenas 48 horas antes.

El cuadro se inició unos 10 días antes con lo que parecía un típico catarro leve de la vía aérea superior: rinorrea (mocos) claros y muy escasa tos. Poco a poco fue avanzando hasta que fue necesario el ingreso en la planta de lactantes del hospital. Presentaba un proceso muy severo de tos, acompañado de episodios en los que el niño dejaba de respirar (apneas) y se ponía cianótico (morado).

La tos era especial, como en salvas paroxísticas, que llegaba a imposibilitarle la respiración. Pocas horas después se confirmaba que era un cuadro de tosferina en su forma más maligna, que es la que afecta a los lactantes más pequeños y la que más mortalidad origina.

Mi compañera y amiga se quedó ingresada con una enorme inquietud y ansiedad y una profunda preocupación por lo que pudiera ocurrir. Esa Nochebuena era muy diferente para esa familia. Era la primera que pasaba con su hijo recién nacido y estarían rodeados de personas ajenas, que, pese a ello, se desvivirían por ayudarlos y reconfortarlos y por conseguir que cuando dieran las 8 de la mañana del día 25 de diciembre él bebe estuviera un poco mejor.

Como siempre la evitación y la prevención son el factor protector número uno. Evitando el tabaco hemos ayudado a alejar los problemas respiratorios de los más pequeños, fomentando la lactancia materna también hemos colaborado de una forma importante en la salud en nuestros "lactantitos". 

Pero lo primordial es evitar entrar en contacto con ellos cuando estemos enfermos, incluso si lo único que tenemos es un poco de mucosidad nasal. Podremos tener contacto con los bebes recién nacidos, pero la evitación del contacto será total si tenemos cualquier síntoma de enfermedad, por leve que este sea.

La ciencia y el trabajo de muchos sanitarios y científicos pudo determinar años después que el mejor medio de evitar esta forma de enfermedad en la infancia era vacunar a la madre, para que cuando el niño naciera ya no estuviera indefenso frente a esta infección.

Como suele ocurrir, su inclusión en el calendario vacunal estuvo precedida del fallecimiento de varios lactantes y de una enorme controversia sobre si la decisión de vacunar a todas las embarazadas era correcta o no. Incluso, se adaptaron las dosis de este tipo de vacunas en los niños más mayores, disminuyéndoles su administración, para que hubiera suficientes dosis para las futuras mamas. Finalmente, se administró en todos los embarazos a partir del año 2015.

Pero hasta entonces, todo este camino de enfermedad se vio jalonado por un personal que con enorme cariño era capaz de volcarse al cien por cien en el cuidado de estos bebés y en la atención de su familia, cualquier día del año.

Incluso los de Navidad. Fechas en las que también eran importantes los adornos, colgados por toda la planta de pediatría, aunque lo impagable era el afecto y el amor que ponían todos los profesionales. Todo se solucionó al final de varias semanas y cuando la Navidad había terminado, la alegría fue desbordante, porque el bebé ya estaba totalmente sano y recuperado. 

Hubo que esperar años desde el episodio del bebé de mi compañera para que la ciencia diese el paso adelante y se consiguiese prevenir y evitar situaciones semejantes, vacunando a las embarazadas.

Pero lo que nunca se perderá en la asistencia médica es el contacto directo y personal con el niño enfermo y con su familia. Es enormemente trascendente y será lo que finalmente conseguirá que toda la atención, por otro lado, altamente especializada, se convierta en una transmisión de humanidad y de cariño.

Manuel Baca es responsable del grupo pediátrico Uncibay y jefe de Pediatría del Hospital Quirón Málaga.

Imagen de la muestra.

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